Blase Cupich: “Ahora la Iglesia tiene claro que la gente debe ser escuchada”
7:00 p m| 30 oct 15 (LA NACIÓN/AMERICA/BV).- A la hora de trazar balances sobre la Asamblea del Sínodo que acaba de cerrarse, Blase Cupich, arzobispo de Chicago, Estados Unidos, no tiene dudas: nadie ganó ni perdió, como algunos interpretaron, sino que para él, como ocurrió con el Concilio Vaticano II, se abrió un nuevo capítulo para la Iglesia Católica, así lo declaró en una entrevista para el diario La Nación. Elegido por Francisco al frente de la tercera diócesis más grande en Estados Unidos y en línea con esa Iglesia pobre para los pobres, Cupich, de 65 años, admitió que en ciertos temas hubo divisiones, pero destacó el consenso final entre la gran mayoría de los obispos. Agregamos también algunas preguntas de una entrevista que le hizo America Magazine, que sirven de complemento a lo publicado por el diario argentino.
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¿Qué le pareció el documento final?
Creo que es interesante que dos tercios de los obispos, una gran mayoría, aprobaron el documento. Esto no pasó nunca, ni siquiera en documentos de Iglesia. Entonces, todo el documento, entregado al Santo Padre, representa el consenso de los obispos del mundo. Y creo que esto no debe ser olvidado, sino tenido en cuenta.
¿Cómo explica que para algunos el sínodo fue una victoria del Papa porque el parágrafo 85 (el de la integración de los divorciados vueltos a casar) alcanzó los dos tercios sólo por un voto, pero para otros, los conservadores, fue una derrota porque no se menciona la palabra “comunión”? ¿Es un reflejo de la polarización que hubo entre los obispos?
Creo que sí, hubo una polarización en algunos momentos de la discusión, pero interpreto la votación no como que alguien ganó o perdió, sino que los obispos tomaron la responsabilidad de expresar lo que pensaban y querían que el Santo Padre supiera esto.
¿Qué opina de ese párrafo?
Creo que ese párrafo, que tuvo dos tercios más un voto, tiene un significado fuerte. Porque fue un voto que dijo que los obispos quieren que haya un camino para los divorciados vueltos a casar que sufren de su situación. Los obispos dijeron que hace falta un cuidado especial para ellos, que hace falta un camino para integrarlos en la Iglesia y que deben participar más profundamente en la liturgia de la Iglesia. Para mí fue una declaración muy fuerte y una fuerte indicación del Papa.
Pero la división sigue siendo fuerte: un tercio de los obispos votó en contra.
Sí, es verdad, pero a lo largo de los años aprendí que es muy difícil decir por qué la gente vota en contra de algo. Pudo haber votos en contra quizá porque no se fue lo suficientemente lejos, porque querían que la palabra “comunión” estuviera allí. O pudo haber votos en contra porque no quieren ninguna apertura.
¿Quedó decepcionado con la cuestión de la homosexualidad, ya que el documento se limitó a reafirmar cosas ya dichas?
Creo que el comité de redacción interpretó el sentir de la asamblea y escribió algo que sentía que la mayoría iba a poder votar… Los principios en ese párrafo de todos modos son fuertes: tenemos que respetar a las personas y tenemos que asegurarnos de que no haya discriminación, y segundo, tenemos que pensar que hay familias que están sufriendo con esta realidad y tenemos que apoyarlas. Creo que eso fue muy importante. Por otro lado, nunca va a haber una propuesta para que la Iglesia respalde matrimonios homosexuales, esto no pasará nunca.
¿Pudo sentir la oposición de un bloque conservador al Papa?
Mire, yo fui sacerdote 40 años con gente que estaba de un lado o del otro. Por eso no me sorprende que haya gente que tenga sentimientos fuertes sobre una posición u otra. Durante el pontificado de Juan Pablo II yo tenía sacerdotes en mi diócesis que se oponían a la forma en que el papa hacía las cosas y supongo que también algunos obispos. Nunca hay un ciento por ciento de respaldo a ningún papa, creo que no es realista pensar que las cosas sean así.
Mucha gente comparó este sínodo con el Concilio Vaticano II. ¿Cree que significará también un nuevo capítulo para la Iglesia?
Sí, creo que se abre un nuevo capítulo, es un momento decisivo. Creo que vivimos un momento de gracia para la Iglesia Católica, el mismo que sentí que vivíamos durante el Concilio Vaticano II, cuando yo estudiaba. Ahora tenemos una Iglesia que tiene claro que la voz de la gente debe ser escuchada, el Papa lo dijo claramente en su discurso sobre el 50° aniversario de la institución del sínodo, cuando habló la Iglesia no sólo como “la que enseña”, sino también como “la que aprende” y escucha. El Concilio Vaticano II nos dio un sentir de eso y ahora estamos recapturando eso. Y creo que es muy importante. Creo que el Santo Padre con el sínodo y la sinodalidad nos llama a ser una Iglesia adulta, en la que necesitamos escucharnos los unos a los otros para discernir la voz de Cristo hoy, en el mundo en que vivimos.
Cupich: “En la Asamblea sinodal, Francisco nos enseñó a todos cómo caminar juntos”
Esta es la primera vez que ha participado en un sínodo, ¿cuál es su impresión ahora que ha terminado?
En primer lugar, llegué sabiendo que era mi primer sínodo, así que quería tomar con calma mi participación, quise priorizar el observar cómo el Papa guía el Sínodo. Dijo dos cosas: escuchar atentamente con humildad, pero también hablar con denuedo. Así que me tomé mi tiempo para disciplinarme de esa manera y creo que el proceso que se describe funcionó bien. Yo no tengo la capacidad de comparar con lo que pasó antes, pero conversando con los obispos que han participado antes me comentaron de una gran mejora. Y puedo ver por qué se considera una mejora, hemos tenido una completa flexibilidad de apertura para poder decir lo que pensamos en los pequeños grupos y en la asamblea general, y esta es la forma en los adultos deben trabajar.
¿Cómo viste el papel del Papa en el sínodo?
El Papa dio el marco al principio que era muy útil, y luego dio un paso atrás y para que nosotros llenemos ese marco. Estuvo presente en todas las asambleas generales, y oyó lo que decía la gente. Su tranquilidad y serenidad ayudó a que los obispos aborden del mismo modo el sínodo, sin distracciones. No estaba distraído y nosotros tampoco.
Esos tres párrafos controvertidos fueron aprobados en la asamblea plenaria y ahora van a las manos del Papa como la posición del sínodo sobre estos asuntos.
Así es, y creo que es muy importante también tener en cuenta que es un documento dirigido al Santo Padre. Como dijo el Papa, no somos un órgano parlamentario en el que emitimos un texto legislativo. Esto no es un texto legislativo; no estamos promulgando leyes aquí. Lo que sí pidió fue nuestra opinión sobre elementos muy importantes, hablar de ellos y hacer recomendaciones acerca de nuestras preocupaciones, y eso es lo que hemos enviado al Papa también, en el propio documento, una solicitud formal en nombre de los obispos que el Santo Padre emitir un documento.
¿Cómo resumiría el contenido de esos tres párrafos?
Bueno, creo que la palabra clave aquí es “discernimiento”, y lo que hace es capturar el discurso Papa sobre una iglesia que no solo es “ecclesia docens”, sino también “discens”, que no solo somos una Iglesia de enseñanza sino una Iglesia que discierne. Creo que estos párrafos dicen claramente que la vida de cada persona es un caso distinto, que tenemos que descubrir donde está trabajando el Espíritu de Dios y acercarnos a estas personas para que podamos acompañarlas y reconciliarlas en esta peregrinación común que tenemos. Creo que esa es la clave aquí.
Y creo que es importante explorar más profundamente las enseñanzas de la Iglesia con respecto a la conciencia. Me gustaría recomendar a la gente que lean el Catecismo de la Iglesia Católica, pero también les recomendaría el documento sobre derecho natural que fue emitido en el 2009 por la Comisión Teológica Internacional y que fue aprobado por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Llevé eso a discusión porque sentí que ofrecía una síntesis importante sobre la enseñanza tradicional estándar acerca de la conciencia, y de cómo se toman las decisiones morales. Está muy claro. Esta es la teología moral que me enseñaron hace 40 años en la Universidad Gregoriana. Es la teología estándar que está anclada en la tradición de la Iglesia y especialmente por Santo Tomás de Aquino. La gente parece haber olvidado eso, y tenemos que buscar una oportunidad para elevar esa sensibilidad nuevamente en nuestras propias conciencias.
Así que la Iglesia que enseña también tiene que aprender.
Tenemos que aprender. Tenemos que escuchar dónde está la gente. Tenemos que escuchar dónde está trabajando el Espíritu en las vidas de las personas. Ahora la cuestión es más exigente para los líderes, ya que es mucho más fácil sentarse en un pedestal y enseñar y entregar información. Recuerdo que en la Gregoriana, cuando iba a la escuela, los profesores tenían la forma de enseñar en que daban una conferencia magistral, ahí leían su “dispensae” (notas) y sólo se necesitaba memorizarlo. Bueno como profesor sé que no es la mejor manera de enseñar, sobre todo cuando se está enseñando a los adultos. Se necesita tener interacción con la gente y como profesor sé por experiencia que aprendí más de lo que enseñé.
¿Podría explicar qué es la Iglesia sinodal?
Yo diría que la iglesia sinodal es como las palabras mismas. Se trata de “ir juntos por el camino”, y habrán personas que han ido por ese camino antes, que saben que otros han estado ahí antes, y por eso tratan de ser guías. Al mismo tiempo, hay personas que están en el camino, que son nuevos en el camino, y tal vez ven algo en el camino que no se vió la primera vez, y que es bueno señalar. Esa es la forma en que los peregrinos avanzan. Y creo que lo que realmente es importante para mantenerse en movimiento es seguir hablando entre todos con gran respeto, pero asegurándose de que nadie se siente como si fuera a ser abandonado por el camino. Vamos a asegurarnos de que nadie, aún si toman un desvío, se quede atrás. Queremos estar seguros de que si toman un desvío y se pierden, nos detenemos por un momento y volvemos por ellos.
Fuentes:
Diario La Nación / America Magazine