Preparando el Sínodo 2015 desde tres perspectivas
8:00 p m| 2 oct 15 (VIDA NUEVA/BV).- Este domingo, con la celebración de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, iniciará la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 4 al 25 de octubre, y tratará el tema: “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo”. Esta convocatoria se inspira en la tarea confiada por el Papa Francisco a la Iglesia universal de “madurar, con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar” y en continuidad con lo expresado en la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de 2014. Recopilamos tres opiniones distintas, con la idea de abrir el panorama sobre las temáticas que pueden (o deben) protagonizar el debate sinodal.
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¿A quién excluiría hoy Jesús de la comunión eucarística?
Reflexión de José Antonio Pagola ante el Sínodo de la Familia
Las tradiciones evangélicas subrayan una y otra vez que la actuación de Jesús está siempre inspirada, motivada e impulsada por la misericordia hacia todo ser humano. Es la misericordia lo que explica y define su manera de ser y de actuar. El verbo que emplean de ordinario los evangelistas (splanchnizomai) sugiere que el sufrimiento de las gentes conmueve sus entrañas, penetra hasta el fondo de su ser y se convierte en su principio de acción. Lo importante es captar que esta misericordia no es un sentimiento más, sino la reacción básica de Jesús que dirige y configura toda su actuación. No viene motivada por interés alguno. Es amor gratuito que brota en Jesús desde el misterio insondable de Dios. Desde esta misericordia se entiende toda su acción salvadora.
Los evangelios destacan de manera especial la dedicación de Jesús a curar la vida enferma de las gentes erradicando o aliviando su sufrimiento. Nada ni nadie podrá detener su libertad para actuar con misericordia, ni siquiera la ley sagrada del descanso sabático: “El precepto del sábado ha sido instituido para el ser humano y no el ser humano para el sábado” (Marcos 2, 27).
“No necesitan de médico los sanos,
sino los que están mal;
no he venido a llamar a justos, sino a pecadores”
Escándalo
Además, los evangelios destacan la actuación escandalosa de Jesús ofreciendo el perdón de Dios de manera gratuita a los “pecadores”. Nada ni nadie podrá detener su libertad de actuar con ellos desde la misericordia insondable de Dios. Ni el rechazo ni los insultos. Jesús explicará así su actuación: “No necesitan de médico los sanos, sino los que están mal; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marcos 2, 17).
Lo que resultaba especialmente escandaloso era su costumbre de sentarse a la mesa con pecadores y gentes que, por diversas razones, los sectores más observantes consideraban excluidos de la Alianza y, por tanto, apartados de la convivencia (banquetes, bodas, sábado…). Jesús se acerca a comer con ellos, no como un maestro de la ley, preocupado de examinar su vida moral, sino como profeta de la misericordia que les ofrece su amistad y comunión.
El significado profundo de estas comidas con pecadores consiste en que Jesús crea comunidad con ellos ante Dios. Comparte el mismo pan y el mismo vino; pronuncia con ellos la “bendición a Dios” y celebra anticipadamente el banquete final que el Padre está ya preparando para sus hijos e hijas. Su gesto de misericordia les anuncia la Buena Noticia de Dios: “Esta discriminación que estáis sufriendo no refleja el misterio último de Dios. También para vosotros el Padre es misericordia y perdón”.
“Ya no hay justos con derechos y pecadores sin derechos.
A todos se les ofrece la misericordia.
Solo quedan excluidos los que no la acogen”
Una mesa abierta para todos
La mesa de Jesús es una mesa abierta para todos. No es la “mesa santa” de los fariseos, ni la “mesa pura” de los miembros de la comunidad de Qumrán. Es la mesa acogedora de Dios. Con su actuación misericordiosa, Jesús no justifica la corrupción de los publicanos ni la vida de las prostitutas. Sencillamente, rompe el círculo diabólico de la discriminación y abre un espacio nuevo donde todos son acogidos e invitados al encuentro con el Padre de la misericordia.
Jesús pone a todos, justos y pecadores, ante el misterio insondable del perdón de Dios. Para él, ya no hay justos con derechos y pecadores sin derechos. A todos se les ofrece la misericordia. Solo quedan excluidos los que no la acogen.
“La misericordia no es una ley más. Es la gran herencia de Jesús.
¿No ha llegado el momento de revisar la disciplina eclesiástica
y el contenido del Derecho Canónico,
tan ajeno a veces al espíritu de Jesús?”
La gran herencia de Jesús
La Iglesia lleva muchos siglos sin escuchar en toda su radicalidad la llamada de Jesús: “Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6, 36). Jesús no tiene nada mejor que ofrecer a sus seguidores, como motivación e impulso de la misericordia, que a su Padre Bueno: “Reproducid en la tierra la misericordia de vuestro Padre del cielo”. La misericordia no es una ley más. Es la gran herencia de Jesús. Por eso, todo aquello que impide, oscurece o dificulta captar el misterio de Dios como misericordia, perdón o alivio del sufrimiento ha de desaparecer de su Iglesia, pues no encierra la Buena Noticia de Dios proclamada por Jesús.
Sus seguidores hemos de trabajar actualmente para que su Iglesia sea, cada vez más, un espacio sensible y comprometido ante todas las heridas físicas, morales y espirituales de los hombres y mujeres de hoy. ¿No ha llegado el momento de revisar la disciplina eclesiástica y el contenido del Derecho Canónico (sanciones, castigos de los delitos, penas, procesos, tribunales…), tan ajeno a veces al espíritu de Jesús y tan condicionado por doctrinas inspiradas en el derecho romano más que en el Evangelio?
“Es triste observar cómo, después de veinte siglos,
toman fuerza en la Iglesia corrientes de resistencia al Papa.
¿A quién excluiría hoy Jesús de la comunión eucarística?”
Ante el Sínodo de la Familia
En este contexto, no es un hecho de importancia menor la decisión que se tome en el próximo Sínodo sobre el acceso o no a la comunión sacramental de los matrimonios en situación irregular (divorciados vueltos a casar). Será signo de que la Iglesia se decide a seguir a Jesús por los caminos de la misericordia, o que todavía no se siente con fuerzas para liberarse de ataduras que le están impidiendo anunciar con la audacia y radicalidad de Jesús la misericordia de Dios hacia todo ser humano.
Los sectores fariseos, al ver que Jesús admitía a todos a su propia mesa, lo acusaron de “amigo de pecadores”. Jesús nunca se defendió de esta acusación ni la desmintió, pues era cierto que se sentía su amigo.
Es triste observar cómo, después de veinte siglos, toman fuerza en la Iglesia algunas corrientes de resistencia al papa Francisco, en cuyo trasfondo parece que subyace la misma preocupación, pues, en definitiva, le están pidiendo que no caiga en la tentación de ser tan amigo de pecadores. No logro entender su escándalo. ¿A quién excluiría hoy Jesús de la comunión eucarística?
Cuanto más contemplo al profeta de la misericordia y trato de interiorizar su Espíritu, más me reafirmo en la convicción de que solo la misericordia puede hacer a la Iglesia de hoy más humana y más creíble. Francisco, ¡que Dios te bendiga!
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El otro Sínodo
Matrimonios jóvenes, formación, alejados, poligamia… los temas que también se debatirán
Aun eclipsado por la situación de los divorciados vueltos a casar, hay Sínodo más allá de este debate… Y una preparación concienzuda en los episcopados de cara a la asamblea romana, analizando los retos que afronta la familia en sus respectivas realidades. Es el caso de Juan José Aguirre, arzobispo de Bangassou (República Centroafricana), que explica a Vida Nueva cómo, “en toda África, hay costumbres arraigadas que impiden la vivencia del matrimonio católico y bloquean el acceso a los sacramentos del Matrimonio, la Confesión y la Eucaristía. Una de ellas, en todo el Subsahara, es la dote. El novio de una chica y su familia deben pagar, por lo cual el periodo de noviazgo se eterniza y a veces ni se acaba”.
Otro problema, relacionado con este, es el de poligamia: “La familia de un muchacho, antes de convertirse al cristianismo (o después), ‘le compra’ con la dote a una mujer, normalmente pensando en nuevos hijos para fortalecer la etnia y en nuevos lazos entre familias. Este hombre, más tarde, puede traer a su entorno familiar a la mujer que realmente ama. Incluso años después, y si su posición económica se lo permite, puede traer, por ejemplo, como tercera esposa a la viuda de su hermano; para que ella y sus sobrinos no se queden en la calle, pero en un gesto de misericordia que acentúa la poligamia. Podrá ser un buen creyente, pero las puertas de varios sacramentos estarán cerradas por años, a veces hasta su muerte. También estarán cerradas para su primera esposa, que no tiene culpa de nada”. La situación es tal que, como narra Aguirre, “en la misa de la catedral de Bangassou, siempre a rebosar, un tercio de los participantes no pueden comulgar y no lo hacen”.
Salir al encuentro
En Portugal, Joaquim Mendes, obispo auxiliar de Lisboa y vocal de la Comisión Episcopal de Familia, relata a esta revista cómo el Episcopado ha discernido sobre muchas cuestiones: “Nos preocupan el crecimiento de las uniones libres, propiciando siempre la búsqueda de un diálogo amable y abrirnos a estas parejas. También trabajamos en la preparación de los futuros esposos al matrimonio, examinando las propuestas y adaptándolas a la situación de los cónyuges, enfocado a un camino catecumenal”.
En este sentido, para seguir el día a día de los novios, los obispos portugueses impulsan equipos con otros con experiencia. Respecto a las parejas que viven en otras “situaciones irregulares”, tratan de acercarlas a la comunidad: “Les invitamos a reunirse con nosotros y les damos la bienvenida con calidez, ayudándoles a afrontar las nuevas situaciones que se encuentran y ofreciéndonos a participar en la educación cristiana de los niños”.
El compromiso por la concreción lo refleja perfectamente la Conferencia Episcopal Francesa, que, con el fin de ahondar en los muchos vértices que atañen a las familias hoy, ha editado un libro en el que plantea 16 de las preguntas de la Relatio Synodi a 26 prestigiosos teólogos del país galo. La obra, titulada Sínodo sobre la vocación y misión de la familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo. 26 teólogos responden, incluye cuestiones como estas: “¿Una relación homosexual se puede vivir en la estabilidad y la fidelidad para ser un camino a la santidad? Aborto y anticoncepción: ¿un juicio ético equivalente? La fe, ¿una condición para el matrimonio sacramental?”. Como explica en la web del Episcopado Jean-Luc Brunin, obispo de Le Havre y presidente del Consejo Episcopal de la Familia, promotor de la iniciativa, lo más destacable del trabajo es “la diversidad de las respuestas” recopiladas, lo que “refleja la pluralidad y la libertad que caracteriza a la teología de las personas seleccionadas”, para las que su actividad “no se reduce a una simple repetición del Magisterio”.
Algo similar ha hecho la Conferencia Episcopal Alemana, que ha elaborado un dossier de más de 100 páginas en el que incluyen documentos fruto de sus reuniones preparatorias, un resumen de las respuestas de las familias a los cuestionarios enviados desde Roma (este y el año pasado) y aportaciones de teólogos sobre cuestiones de especial relevancia. Así, además del mucho espacio que se dedica a los “caminos teológicamente responsables y pastoralmente adecuados para el acompañamiento pastoral de divorciados y vueltos a casar”, se analizan otras realidades, como “la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles”, “la pastoral para las personas que viven en matrimonio civil o en convivencia”, “las uniones de personas del mismo sexo”, “la educación de los hijos en situaciones matrimoniales irregulares”, “la apertura de los cónyuges a la vida”, “el desafío de la disminución de la natalidad”, “la relación que existe entre familia y persona”, “las familias monoparentales” o “la guía de los novios en la preparación al matrimonio y el acompañamiento a las parejas al inicio de la vida matrimonial”. Un batallón de temas ciertamente significativo.
Un caso paradigmático, por su condición de religión minoritaria, es el del catolicismo en Japón. Allí, sus obispos han hecho público un informe en el que resumen los principales datos recabados de los cuestionarios remitidos a sus fieles para preparar el Sínodo. Como explican, la postura social en asuntos clave como el divorcio, la anticoncepción o el aborto “se da por sentada en Japón”, viéndose “obstaculizados”, por sus “escasos recursos”, los esfuerzos de las comunidades eclesiales “para compartir el punto de vista católico”. Dicho esto, tampoco tienen inconveniente en recoger puntos significativos que interpelan a la autocrítica y que no les dejan indiferentes: “A menudo, cuando los líderes de la Iglesia no pueden presentar razones convincentes sobre lo que dicen, lo llaman ley natural y exigen obediencia. Esto ha traído que el concepto de ley natural quede en el descrédito”. Porque, “si es natural, ¿por qué la gente necesita ser enseñada?”. De este modo, advierten, “aunque en Occidente la ley natural puede parecer natural, en Japón se percibe como abstracta”.
Adaptarse a la sociedad
Así, los pastores nipones perciben cómo determinadas cosas están empezando a cambiar, siendo aceptadas sin mayores problemas por una mayoría creciente de católicos. Es el caso de la homosexualidad. Sin llegar a la situación que ya se da “en algunos países occidentales”, sí “puede llegar a ser un problema, pues la sociedad japonesa en general es cada vez más tolerante con la homosexualidad”. Otro tema que afecta singularmente a la Iglesia es “el matrimonio entre personas no bautizadas y no creyentes mediante ritos de la Iglesia”. Algo que “ha sido una parte normal de la actividad de la Iglesia aquí durante muchos años, con la aprobación de la Santa Sede”. Aunque matizan: “Lo habitual es exigir al menos alguna instrucción prematrimonial que se centre en la visión de la Iglesia del matrimonio. Además, no debe haber impedimentos canónicos para el matrimonio, como el divorcio, aunque los pastores, generalmente, tienden hacia la clemencia”.
Otros países, como Brasil, han optado por fomentar la reflexión de sus fieles mediante encuentros y celebraciones. Así, la Semana de la Familia, organizada por la Conferencia Episcopal y que desde 1992 se celebra cada año en todo el país, ha tenido en esta edición (9-15 de agosto) un carácter especial. En los materiales ofrecidos para la reflexión se reclama que “las personas en diversas situaciones familiares”, tales como “los padres y madres solteros, los divorciados que no se casaron de nuevo y los que se casaron nuevamente, los que conviven sin el sacramento del Matrimonio, los viudos y viudas o las personas sin familia”, tengan también “parte activa en la vivencia de esta Semana Nacional de la Familia”.
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Walter Kasper: “El Papa quiere una tradición sin texto, no una ley muerta”
En el edificio del seminario de Buenos Aires, en Villa Devoto, donde días atrás ha estado de visita, el cardenal alemán Walter Kasper recibe a Vida Nueva. En un austero despacho, contiguo a la habitación que ocupa y en el que se destaca una vitrina con un solideo de Francisco, el cardenal se presenta con una amplia sonrisa que no desaparece a lo largo de toda la entrevista. El primer comentario es una referencia al Papa: “Es un don para la Iglesia entera, es del pueblo, de la gente, en todas partes todos están muy contentos”… Y completa la frase riéndose con entusiasmo, irónico: “¡Aunque no sé si todos los cardenales!”.
Es inevitable la pregunta sobre el próximo Sínodo. Su respuesta llega rápida y queda en evidencia que la cuestión le preocupa y a la vez le apasiona: “El tema de la familia es fundamental; sabemos de su crisis hoy por diversas razones y es un importante problema dentro de la Iglesia, porque la condición concreta en la que vive mucha gente no coincide con la doctrina oficial. Incluso los buenos católicos no siempre comprenden esta doctrina. Por esto pienso que es un paso muy importante del Papa comenzar con esto, porque es un tema de la vida inmediata y concreta de las personas”.
Para ilustrar sus palabras, matiza: “Si se habla de la Inmaculada Concepción, o de san José, la gente dice ‘qué bueno’… Pero quizás no son temas que tocan la vida. Pero, si se habla de la sexualidad, la familia o el matrimonio, es otra cosa, es muy importante. Si no logramos reconciliar el cisma entre la vida concreta de las personas y la doctrina, es algo muy malo para la Iglesia.”
De ahí que enfatice, una vez más, en la figura de Francisco: “Este Papa conoce la vida. Sabe de la vida de la gente, no vive en otro mundo, tiene los pies sobre la tierra. Con este Sínodo tengo la impresión de que él quiere una cierta apertura, no una revolución doctrinal; esto no es posible, él es católico. Pero sí sabe que hay que hablar sobre cuestiones como las relacionadas con la encíclica Humanae Vitae; se sabe que no es un problema central, pero es un problema”.
Cuando se le hace notar que sobre estas cuestiones hay opiniones muy diversas, contesta sin rodeos: “El Papa quiere soluciones concretas, una renovada pastoral familiar, esto es lo importante. Pero tenemos problemas, porque hay quienes sostienen no tanto las tradiciones, sino que son tradicionalistas, que es otra cosa. Somos todos de la tradición de la Iglesia, pero la tradición no es una piedra, es algo vivo. Santo Tomás de Aquino, el gran teólogo, dice que ‘el Evangelio está en el corazón de la fe’, por lo que es vivo, se puede también desarrollar”.
En este sentido, “el Papa quiere, pienso yo, una tradición sin texto, no una ley muerta, como nos dice el Evangelio: muchos siguen las tradiciones de los hombres y no la voluntad de Dios. Eso es un legalismo”.
Finalmente, Kasper se refiere a la metodología de trabajo: “Francisco quiere que haya muchas discusiones, que sea un diálogo abierto. El último Sínodo fue muy cerrado, se comenzaba a las nueve de la mañana hasta las 12:30, se debían escuchar intervenciones de cinco minutos cada una, sin poder intervenir y en lenguas distintas. Era imposible profundizar en los temas e intercambiar ideas. Ahora él ha dicho: no digan las cosas que le gustan al Papa, digan cómo están, cómo piensan ustedes, que se genere discusión. El Papa ha insistido en que es bueno que haya debate. Las discusiones ayudan a esclarecer las cosas”.
¿Qué es lo que aporta la experiencia de un Papa latinoamericano a la Iglesia universal? “Ha traído nuevos vientos frescos y esto era una necesidad en la vieja Europa. Ha traído toda su experiencia de Argentina, América Latina y de la Teología de la liberación; ha traído el consuelo del Padre, esto es muy importante. Quiere una Iglesia pobre entre los pobres, un nuevo estilo, un estilo humano normal, un lenguaje que le permite hablar de las cosas más importantes y que cada uno entiende; la gente lo entiende. Este nuevo estilo pontifical era necesario”.
Los números del Sínodo
Hasta el Vaticano viajarán 166 representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo: 44 de países africanos, 45 de América, 25 de Asia, 5 de Oceanía y 47 de Europa, el más numeroso.
Habrá 10 superiores de órdenes religiosas y además el Papa ha nombrado personalmente 45 padres sinodales. Entre los 51 auditores 17 matrimonios y en total 30 mujeres.
También habrá 22 representantes de Iglesias orientales y 14 delegados de Iglesias ortodoxas, luteranas y otras confesiones cristianas. En total, en este Sínodo, entre participantes, colaboradores y demás asistentes habrá unas 400 personas.
Fuentes:
Revista Vida Nueva / Rome Reports / Radio Vaticano
Los artículos y opiniones de este Boletín ayudan mucho a conocer los problemas que afectan a las personas, creyentes y no creyentes, y a la Iglesia. Todos tenemos expectativa por el Sínodo y que la postura de la Iglesia sea más misericordiosa. Bien por el Papa.
Francisco Marcone.