Arz. Víctor Manuel Fernández: ‘Las estructuras caducas se resisten al cambio’

Arz. Víctor Manuel Fernández

4.00 p m| 2 dic 14 (VIDA NUEVA/BV).- El Arzobispo Víctor Manuel Fernández, rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina, se ha ganado el lugar de “el teólogo de confianza de Bergoglio”. Su sencillez pastoral y su gran capacidad intelectual fueron características que el entonces cardenal valoró enormemente mientras fue gran canciller de la UCA. Sin duda, esto ha llevado al ahora Papa Francisco a convocarlo a participar del Sínodo para la Familia, formando parte de la Comisión para el Mensaje. Entrevista de Nicolás Mirabet para la revista Vida Nueva.

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¿Cómo vio al Papa Francisco durante el intenso trabajo del Sínodo?

Lo vi con una inmensa paciencia para escuchar sin intervenir. Si bien el clima del Sínodo en general fue bueno, algunas intervenciones parecían amenazantes, como dando a entender que se estaba corriendo el grave riesgo de caer en un peligroso relativismo. Pero donde hubo cierta violencia fue afuera del Aula, en los pasillos y en la calle. Allí algunos cardenales (muy pocos, no más de cinco) detenían a otros miembros del Sínodo para decirles que tuvieran cuidado con su conciencia, que estaban poniendo en riesgo la unidad de la Iglesia, e incluso que debían pensar frente a Dios lo que iban a votar.

Yo fui testigo de una escena lamentable de falta de respeto hacia un sacerdote, y supe por narración directa que algunos cardenales latinoamericanos fueron abordados para reclamarles que tuvieran mucho cuidado. Sé que no tiene sentido escandalizarse, pero hay que reconocer que esto está lejos del estilo del Papa Francisco y que estas actitudes le provocan un especial rechazo. Él solo se ha referido delicadamente y de modo tangencial a esas actitudes en el breve discurso final, donde también reafirmó su autoridad papal para disipar toda duda.

En sus últimos años como cardenal, tanto él como otros obispos latinoamericanos sufrieron tratos no siempre amables de parte de algunos curiales en Roma, aunque siempre destacaron la bondad y la calidad humana del cardenal Ratzinger y luego del Papa Benedicto XVI. Por eso, digo que ha sido muy paciente, como lo es siempre, porque a un año y medio de su elección no ha optado por rodearse solo de gente que goza con su estilo y con su pensamiento, y aún ha tenido la generosidad de invitar al Sínodo a personas con acentos muy diferentes a los suyos.

¿Qué le impactó más de su persona?

En realidad, eso es todo lo que puedo decir, porque el Papa solo escuchó. Confirmo esto porque yo integré la Comisión que redactó el Mensaje y luego fui incorporado en la Comisión para la Relatio Finalis. Esto me permitió tener un trato directo con las autoridades del Sínodo, que en diversas ocasiones se refirieron a la libertad que les daba el Papa. Algunos de los borradores contenían imprecisiones, pero él prefería que fueran corregidas dentro del mismo proceso participativo del Sínodo.

¿Cuáles son los conceptos teológicos que estuvieron en discusión?

Nunca estuvieron en discusión las convicciones básicas de la Iglesia sobre el matrimonio: indisolubilidad, unidad, apertura a la vida, etc. El Papa lo reafirmó en su discurso final. Pero la Iglesia siempre puede profundizar su doctrina. Si así no fuera, todavía aprobaría la esclavitud o la pena de muerte, recomendaría la monarquía como la forma de gobierno más perfecta o rechazaría que un no católico pudiera salvarse, etc. Cuando se dice que la doctrina es inmutable, hay que decir también que la comprensión que tiene la Iglesia sobre esa doctrina no es igualmente inmutable, sino que crece y madura. De todos modos, la Relatio Finalis ha reafirmado la indisolubilidad del matrimonio casi hasta la exageración, para disipar toda sospecha.

¿Y sobre el tema de los divorciados vueltos a casar?

Aun cuando se habló de la posibilidad de que algunos divorciados vueltos a casar puedan comulgar, siempre se hizo reafirmando la indisolubilidad del vínculo. Lo único que se discute es que la indisolubilidad implique una imposibilidad absoluta de que todos los divorciados vueltos a casar puedan acceder a la Eucaristía. El punto de la Relatio referido a ese tema, de hecho, no asumió algunas argumentaciones que se habían mencionado en el Aula.

¿Qué reflexión le merece la afirmación del cardenal Raymond Burke, que dijo a Vida Nueva que “en el Sínodo estuvo todo manipulado”?

Si es verdad que dijo eso, me da mucha pena. Yo no puedo comparar con otros sínodos, pero escuché a muchos cardenales y obispos y dicen que la libertad para participar con sinceridad ha sido mucho mayor en este. De hecho, cuando el Papa pidió que habláramos sin miedo, por algo lo decía. Entonces, si alguien dice que en este Sínodo estuvo todo manipulado, se entiende precisamente como un intento desesperado de manipular la opinión pública en contra del estilo de libertad y de creatividad que trajo el Papa Francisco, poniéndolo bajo sospecha. Es parte de esa dinámica autorreferencial y autodefensiva de los que no aceptan perder poder y gastan enormes energías en defender el pasado y en poner el presente bajo una sombra de dudas.

Varias veces escuché decir: “Aquí [en el Vaticano] siempre se habló de la misericordia”. No lo dudo, pero sería tonto desconocer que el Papa Francisco ha puesto en la misericordia un acento inédito. ¿A qué se debe esa necesidad de ignorar las novedades que trae el Espíritu a través de Francisco? Es evidente que las estructuras caducas se resisten al cambio. La Iglesia ha acogido lo que aportó Juan Pablo II. También hemos acogido como un don de Dios la riqueza reflexiva de Benedicto XVI.

Entonces, no seamos rígidos y aceptemos lo que Dios quiere traerle a la Iglesia a través del Papa Francisco. De otro modo, en lugar de la fe en el carisma del sucesor de Pedro, y de la fidelidad al Espíritu que actúa en la Iglesia, lo que hay es la defensa violenta de una ideología filosófica. Si el Papa tiene esa ideología, lo adoro; pero si pone otros acentos, se convierte en un latinoamericano ignorante y peligroso que hay que tratar de limitar.

¿Qué es lo más importante que ha dejado esta primera reunión del Sínodo para la Familia?

Lo más importante es que se ha destacado enormemente el lugar que tienen el matrimonio y la familia en el corazón de la Iglesia. Este es un fuerte mensaje para quienes insinuaban que al Papa no le interesaban estos temas. Hay avances reales. Todos salimos con una conciencia mucho más clara y profunda sobre la gran complejidad de las problemáticas matrimoniales y familiares. Eso ayudó a que en los textos no aparecieran expresiones agresivas que en la Iglesia eran muy comunes hasta hace pocos años, que tenían que ver con teorías que no se encarnaban en la realidad concreta de la gente. Por otra parte, quedé insatisfecho. Habría deseado más avances en otros temas que preocupan y que considero más importantes que el de los divorciados.

Aun así, no me negará que es un tema polémico

Es importante que algunos temas delicados y polémicos se hayan planteado con valentía. Si tenemos en cuenta que los párrafos sobre los divorciados vueltos a casar tuvieron un 60% de votos a favor, pocos años atrás eso era impensable, y yo mismo me sorprendí por ese nivel de aprobación. Dado que esos párrafos representan a más de la mitad, el Papa pidió que sigan siendo parte del documento que se discutirá a partir de ahora. Es decir, tengamos claro que no serán retirados, aunque no hayan alcanzado los dos tercios de los votos. No hay que olvidar, por otra parte, que el Mensaje del Sínodo asume que en esta primera etapa se comenzó a reflexionar “sobre el acompañamiento pastoral y sobre el acceso a los sacramentos de los divorciados en nueva unión”. Si bien la minoría más dura pedía que esto no se mencionara en el Mensaje, para cerrar el tema, esa petición no fue escuchada y el 95% de los miembros aprobó el Mensaje.

“El Papa no tiene prisa con las conclusiones”

Víctor Manuel Fernández ya tiene la vista puesta en el Sínodo de 2015: “Debería avanzar mucho más en las motivaciones teológicas y espirituales que alienten a los jóvenes a descubrir la hermosura del matrimonio y la familia”. Para el teólogo argentino, “de un modo o de otro, terminamos encerrados en cuestiones que tienen que ver con la ética sexual”. De ahí que considere que el camino hasta octubre pasa por abrir “un espacio de diálogo con los laicos, pero no solo con los que integran movimientos familiares y estructuras eclesiales”. Pero, ¿cuándo llegarán las conclusiones de Francisco? Para el Papa “el tiempo es superior al espacio, y por eso no tiene prisa”.

Fuente:

Revista Vida Nueva

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