Documento Vaticano sobre ‘Sensus Fidei’: Voz de los fieles debe ser escuchada por Obispos
11.00 p m| 17 jul 14 (NCR/BV).- Mientras los obispos católicos del mundo se preparan para el sínodo sobre temas de la familia, se enfrentan a una pregunta central: ¿Cuánto deben influir las experiencias y opiniones de los laicos católicos en sus conversaciones? La propuesta de la Iglesia para resolver ese dilema se planteó en el Vaticano II con Sensus Fidei (habilidad innata de los fieles para identificar lo que es de la fe).
En el mes de junio la Comisión Teológica Internacional ha publicado un documento -aprobado por la Congregación para la Doctrina de la Fe- que estudia la naturaleza del Sensus Fidei, y su lugar en la vida de la Iglesia. La perspectiva es que este sentido, instinto, conciencia o convicción es inherente a los laicos, así como al clero; y debe ser escuchada. Y cuando se producen desacuerdos, todas las partes deben ser consultadas en la búsqueda de una solución.
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Si se escucha muy de cerca a los laicos, dicen algunos, se corre el riesgo de convertir la enseñanza de la Iglesia en una especie de concurso de popularidad.
No hacer caso de sus experiencias, otros dicen, y se coquetea con la alienación de la fe, tal como es conocido por los católicos en todo el mundo -en particular por los obispos que prefieren no hablar sobre temas a veces polémicos como los divorciados y vueltos a casar, o el uso de anticonceptivos.
La Iglesia trata de resolver ese dilema con el Sensus Fidei, una noción expresada especialmente durante el Concilio Vaticano II, según la que los creyentes católicos tienen una habilidad innata para identificar lo que es de la fe.
O, como el teólogo Bradford Hinze lo percibe: “Los católicos tienen un instinto que por el don del bautismo, y a través de la fe, son capaces de reconocer la verdad cuando es proclamada”.
Proyectándose al sínodo de octubre, una comisión de teólogos del Vaticano lanzó un nuevo documento la semana pasada, que explora los aspectos del Sensus Fidei y cómo los obispos pueden aplicarlo en determinadas circunstancias.
El documento, emitido por la Comisión Teológica Internacional y aprobada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, está atrayendo críticas positivas de teólogos estadounidenses. En entrevistas para el National Catholic Reporter, algunos dicen que incluso fue un poco sorpresivo lo mucho que el documento se inclina hacia instruir a los obispos para escuchar a los fieles.
“Hay muchas cosas valiosas allí que vale la pena discutir”, dijo Hinze, profesor de teología en la Universidad de Fordham y el vicepresidente de la Sociedad Teológica Católica de América. El documento tiene una “actitud de apertura” que es “realmente muy refrescante”, agregó.
Tal vez lo más interesante sobre el documento, Hinze continuó, “es que reconoce que algunos sacerdotes y obispos no podrían haber descubierto exactamente lo que la Iglesia debe enseñar sobre algún tema en particular”.
“Pienso que es bastante sensato que la jerarquía tenga que reconocer que no pueden tener todas las cosas claras y definidas”, dijo Hinze, refiriéndose a un pasaje en el documento que afirma que los católicos pueden “negar asentimiento” a la enseñanza de la Iglesia “si no reconocen en esa enseñanza la voz de Cristo”.
“[Los obispos] pueden no tener toda la razón” con respecto a lo que debe enseñar la Iglesia, dijo Hinze. “Puede ser que estén por el camino correcto en parte, pero también puede ser que no tengan el todo completo bien definido”. El hecho de que el documento reconozca ese hecho es una “muestra de amplitud al pensar que así es como realmente debemos ser en la Iglesia Católica”, dijo.
Richard Gaillardetz, profesor de teología en la universidad de Boston, también mencionó esa declaración del documento, resaltando que “reconoce que el sensus fidei puede llevar a los creyentes a discernir si una enseñanza o práctica en particular está de acuerdo con la auténtica fe apostólica”. Eso, Gaillardetz continuó, “es realmente notable”.
Varios otros investigadores señalaron que el nuevo documento del Vaticano parece tomar un rumbo diferente en esta cuestión, en comparación con una declaración del 2012 sobre la relación entre obispos y teólogos. Esa declaración, publicada por la comisión internacional, dijo que los teólogos deben atenerse a los obispos, como maestros con conocimiento definitivo de la fe.
Sin embargo, el nuevo documento, redactado con más de 12.000 palabras y en proceso desde el 2009, tiene una perspectiva con más matices. En un momento dado, incluso se reconoce que los cristianos no católicos experimentan un “sentido de la fe” que debe ser escuchado también, aunque de una manera diferente a los católicos. Hinze reconoció que eso es algo “realmente importante”.
“Un cierto tipo de sensus fidei puede existir en los cristianos bautizados, que no profesan la fe católica en su totalidad”, es lo que dice el documento, citando el documento Lumen Gentium del Vaticano II. “Por tanto, la Iglesia Católica tiene que estar atento a lo que el Espíritu le puede estar diciendo a través de los creyentes en las iglesias y comunidades eclesiales que no están plenamente en comunión con ella”, continúa el documento. A lo que Hinze comentó: “Eso es muy importante… reconocer que hacemos nuestro trabajo en conversación con otras comuniones, con otras iglesias.”
Pero, el teólogo dijo que ese reconocimiento también lleva a otra pregunta: ¿Puede haber algún tipo de sensus fidei en individuos de religiones no cristianas? Hinze lo expresó así: “Lo que podemos aprender de otras tradiciones de fe… ¿puede ayudarnos a apreciar de manera más profunda ciertos aspectos de nuestra propia tradición?”
Un subgrupo de 10 miembros de la comisión teológica, un grupo internacional de unos 30 eruditos, escribió el documento de la comisión teológica. Los estudiosos sostienen mandatos de cinco años en la Comisión, que se ha reunido desde 1969. Con sede en Roma, el jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la actualidad el cardenal Gerhard Müller, sirve oficialmente como presidente del grupo y debe aprobar sus declaraciones.
A pesar de los aspectos positivos del documento, un teólogo señaló que en realidad no se habla de los temas que probablemente enfrentará el sínodo Vaticano o los que afronta la Iglesia de hoy más ampliamente.
En particular, dijo Francis Schüssler Fiorenza, el documento no reconoce el amplio desacuerdo que los católicos tienen con muchas enseñanzas de la Iglesia, como las que prohíben el divorcio y el nuevo matrimonio o el uso de anticonceptivos. “Prácticamente omite las cuestiones polémicas”, dijo Schüssler Fiorenza, Profesor de Estudios Teológicos Católicos en el Harvard Divinity School.
“¿Aborda los problemas que los obispos van a tener que enfrentar en el sínodo? Esa es la cuestión. No hay un planteamiento que te diga: Sobre la base de este documento, los obispos en el sínodo deben ir de esta manera o de esta otra”. “Están afirmando ambas cosas”, continuó Schüssler Fiorenza. “Pero no están diciendo: ¿Qué se puede hacer con este tema realmente conflictivo?”.
Sin embargo, dijo Hinze, el documento “admite que hay campos de los que estamos hablando, y donde hay controversia… La pregunta es: ¿Cómo podemos proceder de manera magnánima para fomentar el diálogo y el discernimiento colectivo en la Iglesia?”, dijo. Hinze se responde, “es parte de las labores de las estructuras consultivas de la Iglesia -desde consejos parroquiales hasta los sínodos episcopales internacionales”.
Gaillardetz criticó la conclusión del documento, que trata de explicar esas estructuras consultivas. “Hay una muy breve consideración de los medios por los que los fieles pueden ser consultados”, dijo. “Mucho más podría y debería haberse dicho con respecto a las deficiencias de estas estructuras actuales”, continuó Gaillardetz. “Más importante aún, el documento no tiene en cuenta que, cualquier consulta auténtica a los fieles, debe tener cuidado de no limitarla solo a aquellos con los que están de acuerdo -situación que además sí menciona el Papa Francisco en Evangelii Gaudium“.
Pero el documento sí hace un llamado claro a opinar, señalando: “Las estructuras de consulta pueden ser muy beneficiosas para la Iglesia, pero solo si los pastores y laicos son mutuamente respetuosos de los carismas de uno y otro, y si escuchan con cuidado y continuamente las experiencias y preocupaciones de ambas partes”.
“Una escucha humilde en todos los niveles y una consulta adecuada a los interesados, son aspectos integrales de una viva y animada Iglesia”, concluye el documento.
Click aquí para leer el documento “Sensus Fidei en la vida de la Iglesia”
Fuente:
“Vatican considers: How hard do bishops have to listen?” de Joshua J. McElwee. Publicado en el National Catholic Reporter.