Ecumenismo: camino de evangelización
7.00 p m| 21 ene 14 (VIDA NUEVA/BV).- El 18 de enero se inició la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, durante la cual distintas confesiones cristianas reflexionarán sobre la pregunta de San Pablo a los Corintios: ¿Es que Cristo está dividido? Será gracias a los materiales preparados por un grupo ecuménico de Canadá, un país marcado por su riqueza social y cultural y cuyas ciudades se encuentran entre las más multiculturales y multirreligiosas del mundo, algo que favorece la experiencia ecuménica.
En un mensaje publicado para la ocasión, los obispos de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de España inciden en esta cuestión para luego recordar los hitos ecuménicos más importantes del año 2013 –Asamblea del Consejo Mundial de las Iglesias, 50º aniversario del Concilio Vaticano II, el Año de la fe–, al tiempo que se alegran de la visita del Papa Francisco a Tierra Santa y del posible encuentro con el patriarca ortodoxo ruso.
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No se olvidan, como el año pasado, de traer al recuerdo a todos los cristianos que sufren persecución por causa de su fe, especialmente en Oriente Medio, África y Asia. “A la larga lista de países en los que no se respeta el derecho fundamental a la libertad religiosa, varios de mayoría musulmana, como Pakistán, Nigeria o Sudán, se ha unido en este año Siria, donde la guerra civil está causando verdaderos estragos en las comunidades cristianas. También nos preocupa mucho la situación de los cristianos en Irak y Egipto. Estos hechos no nos pueden dejar indiferentes”, concluyen los obispos.
Aunque pudiera parecer que la celebración de esta Semana ha caído en la rutina y apenas se dan pasos hacia adelante en la cuestión ecuménica, no se pueden negar “grandes avances”, según afirma Juan Pablo García Maestro, trinitario y coordinador de los congresos de ecumenismo de las Misioneras de la Unidad de Madrid. “En el ecumenismo se han hecho grandes avances. Y esto lo saben bien los que tanto han luchado para que la unidad de los cristianos sea el tema central de toda la acción evangelizadora de la Iglesia. Esto se lo debemos mucho al evento más importante de la Iglesia en el siglo XX, como lo fue el Concilio Vaticano II”, añade.
En su opinión, cuando Juan XIII pensó en convocar un concilio, tenía tres grandes objetivos: el diálogo con el mundo, la unidad de los cristianos y la opción preferencial, aunque no exclusiva, por los pobres. Solamente a partir de este tercer objetivo, los otros dos adquirirán su verdadero significado.
García Maestro coincide con Pablo Blanco, de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, que también destaca la importancia del Vaticano II. Su diagnóstico es el siguiente: “A nivel de calle, por así decir, cada vez hay más conciencia de la necesidad de la unidad; a nivel oficial, se siguen dando pequeños pasos en la oración, en la cooperación y en el diálogo teológico”.
Estas tres dimensiones del ecumenismo -del corazón, de las manos y de la cabeza, como se suele decir- está ahora impulsado por lo que el Papa Francisco ha llamado el “ecumenismo de la sangre”, es decir, por el testimonio común de confesión de la fe por parte de cristianos de distintas confesiones. “El ecumenismo de los mártires es un grito de unidad. Además, al tener un Papa misionero, podríamos experimentar en estos años interesantes avances ecuménicos. El ecumenismo siempre ha ido de la mano del afán misionero”, explica Blanco.
También coinciden ambos teólogos en que el ecumenismo sigue siendo una tarea pendiente en todo el mundo. En el caso de García Maestro, en el seno de la Orden Trinitaria en España, siempre se tiene muy encuenta esta cuestión, pues “la Trinidad es el misterio de unidad y comunión”. “En este sentido -ahondó-, existe un trabajo común en la pastoral penitenciaria con hermanos de otras confesiones y una solidaridad con los presos, sean de la condición y religión que sea. Otro aspecto es el trabajo en favor de los cristianos que sufren persecución a causa de su fe en otros países”.
Para Pablo Blanco, el ecumenismo es hoy “una necesidad vital, pues cualquiera puede encontrarse con un ortodoxo o un evangélico, y tendríamos que saber con quiénes estamos hablando”. Para cumplirla, en la Universidad de Navarra se han implementado clases de teología ecuménica, a la vez que se ve toda la teología, cada vez más, desde una perspectiva ecuménica, “en el sentido de que debemos explicar qué nos une y qué nos separa de los demás cristianos. Esto es también trabajar en las clases por la unidad”.
Blanco y García Maestro creen que Francisco favorecerá las relaciones entre la Iglesia católica y las demás confesiones cristianas. El primero apunta que el modo de presentarse está acabando con muchos recelos y que, aunque lleva poco tiempo, ya se ha reunido con representantes de distintas confesiones. “Es un buen ícono de la actitud de la Iglesia católica hacia los demás cristianos: sincera y valiente, a la vez que humilde y acogedora. Pero lo más importante es que el Papa es profundamente espiritual. Nada más ser elegido, nos puso a rezar. Este es el gesto más valioso y más valorado en el ecumenismo”, añade Blanco.
García Maestro remite a la reciente exhortación apostólica Evangelii gaudium, donde Francisco afirma que “la credibilidad del anuncio cristiano sería mucho mayor si los cristianos superaran sus divisiones y la Iglesia realizara la plenitud de catolicidad que le es propia en aquellos hijos que, incorporados a ella por el Bautismo, están separados de su plena comunión”.
Y concluye con otra afirmación del Papa: “El empeño por la unidad que facilite la acogida de Jesucristo deja de ser mera diplomacia o cumplimiento forzado, para convertirse en un camino ineludible de la evangelización”.
Fuente:
Revista Vida Nueva