¡Feliz Navidad!
Bajo la tiranía de la alegría II
Hoy es Navidad y quiéranlo o no eso implica regalos. Durante muchos años, aprovechando la dependencia económica, solo los recibí pero tras varios años de pasividad el karma exige que sea yo quien ahora regale.
Pero en todos estos días, mientras paseaba por centros comerciales, tiendas y librerías; a pesar de mi escaso presupuesto; mi amplia lista de beneficiarios y la paranoia por la crisis económica mundial; he sentido la responsabilidad con episodios de obligación de regalar.
Sospecho que muchos otros peruanos han sentido como yo la misma aprehensión que yo al momento de pagar una cuenta, de escoger un regalo o de decidir llevarlo… y; sin embargo, lo hacemos.
¿Qué ocurre entonces? ¿Cómo es que negamos todas las señales de precaución y recato financiero para dejarnos llevar por el afán consumista?
¡La culpa la tienen los niños!
En mi familia hay dos y uno más en proyecto. Rose y Mar me recuerdan que los grandes también pueden ser niños y yo mismo lo intento. Todos esperamos buenos y muchos regalos… yo también. De hecho, en todo el proceso de elegir un regalo (no solo se resume a la compra del mismo) no he podido dejar de pensar en la manera como lo pudieran recibir y, en esas imágenes, quisiera ver un rostro de niño. Por cierto, creo que esa es la esencia de un spot publicitario de una cadena de tiendas comerciales.
Pero en todos estos días, mientras paseaba por centros comerciales, tiendas y librerías; a pesar de mi escaso presupuesto; mi amplia lista de beneficiarios y la paranoia por la crisis económica mundial; he sentido la responsabilidad con episodios de obligación de regalar.
Sospecho que muchos otros peruanos han sentido como yo la misma aprehensión que yo al momento de pagar una cuenta, de escoger un regalo o de decidir llevarlo… y; sin embargo, lo hacemos.
¿Qué ocurre entonces? ¿Cómo es que negamos todas las señales de precaución y recato financiero para dejarnos llevar por el afán consumista?
¡La culpa la tienen los niños!
En mi familia hay dos y uno más en proyecto. Rose y Mar me recuerdan que los grandes también pueden ser niños y yo mismo lo intento. Todos esperamos buenos y muchos regalos… yo también. De hecho, en todo el proceso de elegir un regalo (no solo se resume a la compra del mismo) no he podido dejar de pensar en la manera como lo pudieran recibir y, en esas imágenes, quisiera ver un rostro de niño. Por cierto, creo que esa es la esencia de un spot publicitario de una cadena de tiendas comerciales.