Perdimos ante Chile 4 a 2 y las reacciones en las redes sociales no se hicieron esperar. Entre la decepción y la cólera, los comentarios nuevamente desnudaron lo peor de nosotros precisamente a menos de un mes de un hecho que nos debió enseñar –parece que no fue así- que el fútbol nos puede llevar de lo más sublime a lo más salvaje.
Nos ganaron -un partido de fútbol- en Santiago. Algo que deportivamente podía ocurrir. De hecho las estadísticas, que preferimos no revisar porque nos muestran que salvo ocasiones esporádicas pecamos de triunfalismo, afirmaban que en los últimos encuentros en Santiago nos suele ir mal. Pero lo que ha movido nuevamente es algo más allá del hecho deportivo.
Sí, el arbitraje fue bastante controversial y hasta determinante en el resultado final. Sí, la suerte pareciera jugar en estas ocasiones. Como dice Daniel Peredo así son los palos. A veces juegan para el delantero y otras para el arquero o, si seguimos la lógica de la ocasión, “usos son de la guerra vencer o ser vencidos”.
Así fue como lo tomamos. O al menos así parece dolernos. Como si hubiésemos perdido una guerra, una vuelta a la nefasta historia de la Guerra del Pacífico donde en nuestras aulas se ha repetido una y mil veces que en dicha ocasión Bolivia nos traicionó al retirarse del conflicto. Así, Raúl Orozco nos remite a esa herida del pasado, una suerte de hecho traumático en nuestro inconsciente colectivo. En este contexto alguien debió recordarnos que jugamos por un pasaje al Mundial, no por recuperar Arica y Tarapacá.
La agresión se desplaza del árbitro al pueblo boliviano. En uno de los muros leí
“En la guerra del pacifico pediste ayuda. Eres una nación de maricones que no pudo enfrentar a los chilenos, y cuando sacamos la cara por ti te escondiste. Se refleja en tu gente, en Orozco” Desnudamos los aspectos más salvajes, aquellos que han estado ocultos o que hemos olvidado por una agresiva campaña que se ha centrado en vendernos la imagen del peruano que lo puede todo, una suerte de encanto narcisista que viene después de años de hablarse de nuestros aspectos negativos: la informalidad, la piratería, el caos, el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción y demás. Necesitábamos rescatar nuestra propia imagen pero pareciera que no hemos podido integrar los aspectos más saludables con aquellos más patológicos.
Una de los comentarios que andan por ahí también dicen
MARKARIAN: Y ESTOS SON LOS CONVOCADOS PARA SACARLE LA M… AL ARBITRO BOLIVIANO: ROSARIO PONCE, CHOLO PAYET, NEGRO ANPILIO, LOCO DAVID, MACHITO GOMEZ, ABENCIA MEZA, ABIMAEL GUZMAN, MONTESINOS, FUJIMORI, OLLANTA, NEGRO MAMA, JHONATHAN MAICELO, KINA MALPARTIDA, ANTAURO, CUY MAGICO, NATALIA MALAGA, EL NERO LO TUMBO … TU, YO …NOSOTROS VOSOTROS ELLOS Y TODOS LOS PERUANOS Q ODIAN A ESE ARBITRO D XET!!
Y al respecto es aún más llamativo como es que figuras de reconocida y valorada trayectoria como Kina Malpartida o Jhonathan Maicelo o aquellas que también dan cuenta de aspectos valorados como el empuje del Cuy mágico se mezclen con figuras nefastas como Vladimiro Montesinos, Abimael Gúzman y Alberto Fujimori o que han mostrado lo más agresivo de nuestra sociedad. Una nueva muestra que aún estamos lejos de conseguir ese eterno pendiente: una saludable identidad nacional.
Nos ganaron -un partido de fútbol- en Santiago. Algo que deportivamente podía ocurrir. De hecho las estadísticas, que preferimos no revisar porque nos muestran que salvo ocasiones esporádicas pecamos de triunfalismo, afirmaban que en los últimos encuentros en Santiago nos suele ir mal. Pero lo que ha movido nuevamente es algo más allá del hecho deportivo.
Sí, el arbitraje fue bastante controversial y hasta determinante en el resultado final. Sí, la suerte pareciera jugar en estas ocasiones. Como dice Daniel Peredo así son los palos. A veces juegan para el delantero y otras para el arquero o, si seguimos la lógica de la ocasión, “usos son de la guerra vencer o ser vencidos”.
Así fue como lo tomamos. O al menos así parece dolernos. Como si hubiésemos perdido una guerra, una vuelta a la nefasta historia de la Guerra del Pacífico donde en nuestras aulas se ha repetido una y mil veces que en dicha ocasión Bolivia nos traicionó al retirarse del conflicto. Así, Raúl Orozco nos remite a esa herida del pasado, una suerte de hecho traumático en nuestro inconsciente colectivo. En este contexto alguien debió recordarnos que jugamos por un pasaje al Mundial, no por recuperar Arica y Tarapacá.
La agresión se desplaza del árbitro al pueblo boliviano. En uno de los muros leí
“En la guerra del pacifico pediste ayuda. Eres una nación de maricones que no pudo enfrentar a los chilenos, y cuando sacamos la cara por ti te escondiste. Se refleja en tu gente, en Orozco” Desnudamos los aspectos más salvajes, aquellos que han estado ocultos o que hemos olvidado por una agresiva campaña que se ha centrado en vendernos la imagen del peruano que lo puede todo, una suerte de encanto narcisista que viene después de años de hablarse de nuestros aspectos negativos: la informalidad, la piratería, el caos, el terrorismo, el narcotráfico, la corrupción y demás. Necesitábamos rescatar nuestra propia imagen pero pareciera que no hemos podido integrar los aspectos más saludables con aquellos más patológicos.
Una de los comentarios que andan por ahí también dicen
MARKARIAN: Y ESTOS SON LOS CONVOCADOS PARA SACARLE LA M… AL ARBITRO BOLIVIANO: ROSARIO PONCE, CHOLO PAYET, NEGRO ANPILIO, LOCO DAVID, MACHITO GOMEZ, ABENCIA MEZA, ABIMAEL GUZMAN, MONTESINOS, FUJIMORI, OLLANTA, NEGRO MAMA, JHONATHAN MAICELO, KINA MALPARTIDA, ANTAURO, CUY MAGICO, NATALIA MALAGA, EL NERO LO TUMBO … TU, YO …NOSOTROS VOSOTROS ELLOS Y TODOS LOS PERUANOS Q ODIAN A ESE ARBITRO D XET!!
Y al respecto es aún más llamativo como es que figuras de reconocida y valorada trayectoria como Kina Malpartida o Jhonathan Maicelo o aquellas que también dan cuenta de aspectos valorados como el empuje del Cuy mágico se mezclen con figuras nefastas como Vladimiro Montesinos, Abimael Gúzman y Alberto Fujimori o que han mostrado lo más agresivo de nuestra sociedad. Una nueva muestra que aún estamos lejos de conseguir ese eterno pendiente: una saludable identidad nacional.