Mucho antes de que me volvieran a invitar a escribir en este blog, mucho antes que comenzarán a aparecer las encuestas que lo ubican en un sólido primer lugar, mucho antes de los debates presidenciales; una tarde me topé con Alejandro Toledo.
Andaba ojeando libros en Dasso cuando, ya bastante aburrido, decidí salir a caminar. Casi de inmediato, porque personajes como éste se ven de inmediato, apareció Alejandro Toledo. Detrás iba su séquito. Unas 5 ó 6 personas.
Si tuviese mayor interés en la política hubiese sabido con quienes iba. Al único que pude reconocer fue a Carlos Bruce. Los demás seguirán siendo anónimos.
¡Qué curioso personaje es Toledo! Ni una cámara a la vista pero él caminaba como lo he visto caminar en medio de su campaña política: como si saludase a miles de simpatizantes imaginarios que corean su nombre, que le darán su voto y una nueva oportunidad de gobernar durante 5 años (¡5 años!). Debió sentirse muy pero muy reconfortado cuando un trabajador le pasó la voz. Su mano alzada, su risa de oreja a oreja, su cabeza inclinada y yo imaginándolo decir que esta vez sí vamos a poner al Perú a trabajar y no solo a Luis Toledo (inculpado en un delito de peculado por el uso de vehículos oficiales para actividades personales), o a Pedro Toledo (denunciado por tráfico de influencias a favor de Telecomunicaciones Hemisféricas SAC), o a Margarita Toledo (procesada por el caso de firmas falsas), o a Miguel Toledo (¡acusado de violación!), o a finalmente Fernando Mánrique (a) Filete (denunciado por tráfico de medicinas y ropa donada).
Repito: ¡Que curioso personaje es Toledo! Dice una cosa y luego se retracta. Estuvo a favor de la unión civil homosexual, de la despenalización del consumo de drogas y del aborto terapéutico pero luego, en RPP dijo que jamás había dicho eso. Toledo quizá cree que las palabras se las lleva el viento, que no existen grabadoras, que olvidamos con rapidez (esto último puede ser), que somos tan tontos que no sabemos que lo que los políticos dicen ahora es lo que el asesor le dice que diga y si es necesario desdecirlo así se hace. Hace tiempo que las posturas claras y sólidas quedaron atrás… al menos en él.
Pero Toledo seguirá caminando saludando a todos, bañándose en la embriagante popularidad de los aplausos, de los veranos en Punta Sal y en los vasos de whisky.
¡Qué curioso es Toledo… pero más curioso es el Perú!
Andaba ojeando libros en Dasso cuando, ya bastante aburrido, decidí salir a caminar. Casi de inmediato, porque personajes como éste se ven de inmediato, apareció Alejandro Toledo. Detrás iba su séquito. Unas 5 ó 6 personas.
Si tuviese mayor interés en la política hubiese sabido con quienes iba. Al único que pude reconocer fue a Carlos Bruce. Los demás seguirán siendo anónimos.
¡Qué curioso personaje es Toledo! Ni una cámara a la vista pero él caminaba como lo he visto caminar en medio de su campaña política: como si saludase a miles de simpatizantes imaginarios que corean su nombre, que le darán su voto y una nueva oportunidad de gobernar durante 5 años (¡5 años!). Debió sentirse muy pero muy reconfortado cuando un trabajador le pasó la voz. Su mano alzada, su risa de oreja a oreja, su cabeza inclinada y yo imaginándolo decir que esta vez sí vamos a poner al Perú a trabajar y no solo a Luis Toledo (inculpado en un delito de peculado por el uso de vehículos oficiales para actividades personales), o a Pedro Toledo (denunciado por tráfico de influencias a favor de Telecomunicaciones Hemisféricas SAC), o a Margarita Toledo (procesada por el caso de firmas falsas), o a Miguel Toledo (¡acusado de violación!), o a finalmente Fernando Mánrique (a) Filete (denunciado por tráfico de medicinas y ropa donada).
Repito: ¡Que curioso personaje es Toledo! Dice una cosa y luego se retracta. Estuvo a favor de la unión civil homosexual, de la despenalización del consumo de drogas y del aborto terapéutico pero luego, en RPP dijo que jamás había dicho eso. Toledo quizá cree que las palabras se las lleva el viento, que no existen grabadoras, que olvidamos con rapidez (esto último puede ser), que somos tan tontos que no sabemos que lo que los políticos dicen ahora es lo que el asesor le dice que diga y si es necesario desdecirlo así se hace. Hace tiempo que las posturas claras y sólidas quedaron atrás… al menos en él.
Pero Toledo seguirá caminando saludando a todos, bañándose en la embriagante popularidad de los aplausos, de los veranos en Punta Sal y en los vasos de whisky.
¡Qué curioso es Toledo… pero más curioso es el Perú!