Pero estas elecciones son otra cosa. Desde el oscuro desembarco, ciertamente forzado, de Alex Kouri hasta los dimes y diretes de Lourdes Flores y Susana Villarán; todo parece indicar que nos jugamos no solo a la próxima alcaldesa de Lima sino también la vida misma.
Que digan que Susana pone en riesgo el crecimiento económico y que sea vivenciada como una amenaza a los inversionistas extranjeros, que quieran presentarla como la que legalizará las drogas, la que abrirá la puerta a los radicales y extremistas, la que representa el retorno al terror(ismo) o que digan que Lourdes Flores representa la corrupción, el continuismo, la intolerancia; en fin, que quieran poner estas elecciones como una lucha entre el bien y el mal, entre la izquierda y la derecha, entre el orden y el caos, la corrupción y la transparencia puede ser una señal de que hay mucho más en juego que la sola elección municipal.
Al respecto estoy bastante intrigado y confundido. ¿Es posible que, como lo han comentado algunos analistas, estás elecciones sean en el fondo el partido previo a las presidenciales del próximo año? ¿Es descabellado pensar en la posibilidad de, al ser elegida Susana Villarán e iniciar la auditoria a la anterior gestión, encuentre indicios para destruir la potencial presidencialidad de Castañeda, delfín de Alan García? ¿La victoria de Susana Villarán será el primer round ganado por una izquierda que tiene en sus filas al inefable Ollanta Humala, personaje que ya ha dado muestras de querer subirse al carro de la victoria?
Y en el caso de Lourdes, ¿una victoria pudiera ser utilizada como una manifestación del deseo de continuidad del modelo político? ¿Su apoyo a Castañeda es un apoyo tácito al gobierno aprista? ¿Lourdes como alcaldesa apoyaría a los representantes políticos del Apra y/o de la derecha?
En ambos lados hay mucha inversión y mucho en juego. No me refiero solo a montos de dinero invertidos en campañas publicitarias. No me queda duda que Susana Villarán se está jugando mucho en estas elecciones porque estoy más que seguro que en su proyecto político este es el inicio de una carrera que pudiera llevarla a la presidencia. Que no haya ocurrido antes no significa que no pueda ocurrir más adelante. Con Lourdes igual. Una derrota más quizá quizá signifique el fin de una carrera política que durante mucho tiempo permaneció intachable hasta que quiso dar el salto del Legislativo al Ejecutivo.
Felizmente para matizar el escenario están los demás. ¿Qué sería de estas elecciones sin ellos y ni sus ocurrencias? Quizá demasiado serias y aburridas. Demasiado importante.
Así que estas líneas también van para agradecer a esos esforzados candidatos, quizá tan o más sacrificados que Lourdes y Susana. Hay que tener coraje y una personalidad férrea (o una importante capacidad disociativa) para escuchar que te digan Huevo Duro y seguir sonriendo. Hay que querer ser alcalde para disfrazarse de Hulk y, con esa misma cara, pedir que voten por ti. Hay que poder saber soñar para que, a pesar de ser último o penúltimo, seguir luchando por la alcaldía con un helicóptero de juguete. Pero también hay que ser bien fresco para anunciar una campaña austera, pedir la devolución del FONAVI y llegar al debate en un BMW o hay que estar más allá del bien y del mal para decir que todo se reduce a que esta ciudad está enferma y ser asesorado por quien representa la economía neoliberal.
A los primeros mi voto moral.
A los segundos una patada en el poto.
Ciudadano Cínico