Si existe algún género literario que demande del autor y del lector un mayor cuidado al momento de entrar en contacto con la obra, ése sin lugar a dudas sería la novela histórica.

Porque tal como ocurre en La gesta del marrano, el límite entre la historia y la ficción es incierto y plantea un delicado juego donde todo se transforma. Lejos de ser una debilidad, es quizá su mayor fortaleza.
El inicio es claro y distinto. Plantea dos líneas narrativas que, aunque no parezca, jamás se dejan de lado. Nos cuenta la historia de Francisco Maldonado da Silva, su familia judía y la persecución que viven por parte de la Santa Inquisición durante el Virreynato Español.
Este es el punto de partida porque toda la narrativa se sostiene sobre una profunda investigación histórica que lentamente va dando espacio al surgimiento de lo dramático, de lo literario, hasta (con)fundirse tal como ocurre en el Corán, en la Biblia y en el Talmud.
Al final de la Gesta, el libro no ha perdido claridad ni distinción. Pero algo ha ocurrido. No es más una novela sino que, en algún momento, se trasformó a un relato histórico. Eso sí: no pierde la maestría en la técnica narrativa, no pierde de vista a sus personajes ni llega a ser un tratado de historia.
La referencia al Talmud no es gratuita. Marcos Aguinis organiza su Gesta en 5 libros que le permiten transformar la historia de la familia Maldonado da Silva en la historia del pueblo de Israel.
Otras transformaciones también ocurren y giran en torno a Francisco Maldonado. Quizá la más importante ocurre al final y esboza una interesante discusión en torno a la historia y su relatividad.