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Hace unos días acabé de leer Antropología del cerebro La conciencia y los sistemas simbólicos de Roger Bartra y esta noche estoy reiniciando, El efecto Lucifer El porqué de la maldad de Philp Zimbardo.

Es curioso pero había olvidado este fragmento de Zimbardo:

“Si hubiera escrito este libro poco después de acabar el experimento de la prisión de Stanford, me habría contentado con explicar que las fuerzas situacionales tienen más poder del que pensamos para conformar nuestra conducta en muchos contextos. Sin embargo, habría pasado por alto el poder aún mayor de crear el mal a partir del bien: el poder del Sistema, ese complejo de fuerzas poderosas que crean la Situación.”

Que tiene mucho que ver con lo que propone Bartra. Para hacerla corta, este autor propone que en la discusión sobre donde se ubica la conciencia, esa manida dualidad mente-cerebro no logra dar cuenta de fenómenos como la música, el lenguaje y la cultura. Así que Bartra propone que debe existir algo que esté más allá de lo que hasta ahora se ha planteado. Él sugiere que ese algo es un exocerebro: una suerte de estructura cerebral que se ubica fuera del espacio craneano, que se apoya en una serie de mecanismos que expanden las capacidades mentales tal como lo simbólico dentro de un plano lingüístico, expande la capacidad de razonamiento del hombre; más aun cuando las neuronas no trabajan con símbolos sino con señales.

Bartra sugiere que hay que considerar lo cultural como un factor de vital importancia para comprender la constitución de aquel núcleo de identidad personal, es decir, de aquel aspecto que nos hace ser quienes somos: la conciencia reflexiva. Somos en la medida que reflexionamos sobre nosotros mismos.

Pero ojo que Bartra no señala que la mente crea o se crea desde lo cultural. Solo propone que existe una posibilidad de ampliar nuestra comprensión de la conciencia si se va más allá de lo orgánico.

Al otro lado Zimbardo propone una estrecha relación -que de ninguna manera es causal- entre ambiente y comportamiento. Su frase es clara: existe fuerzas situaciones poderosas que pueden influir en el despliegue de la maldad.

Así visto, ¿cuando entenderemos que en realidad no somos tan perfectos como creemos?

 

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