Advierto que estoy incursionando en una nueva forma de escribir mis opiniones sobre los libros. De pasada voy soltando la mano para lo que será mi próximo proyecto.

Los libros y la vida.

Unos minutos después de las 3 llegó J.

• He terminado de leer “El canalla sentimental” y me ha pasado algo particularmente extraño.
• ¿Qué es lo extraño?
• Pues la verdad que Bayly nunca me llamó la atención… bueno sí, un poco cuando estaba en la universidad. Cuando escribió “No se lo digas a nadie” fue como un pequeño escándalo porque como él era una figura de la tv y casi confesaba su homosexualidad en el libro, pues que generó un poco de morbo.
• Te generó un poco de morbo.
• Ya bueno, me generó un poco de morbo. Además contaba detalles de algunas otras figuras y era muy chistoso intentar descubrir a quien estaba echando. Aunque habría que decir que Bayly tampoco hizo mucho esfuerzo por ocultar de quien hablaba.
• Digamos que usando tus palabras te llamó la atención y morbo a quien echaba, es decir a quien descubría en su sexualidad.
• Sí. Pero no quiero ir a lo sexual ahora. De hecho mi experiencia con el libro es casi asexuada.
• Casi asexuada –dije intentando enfatizar que aun con sus esfuerzos, J no podía escapar de la sexualidad presente hasta en los acercamientos a sus libros.
• Es como Baylys, su canalla sentimental. Es un personaje mayor, casi ingresando en la vejez. Ya no es el Bayly lozano, coquero y locamente sexual de La noche es virgen. En El canalla sentimental, Baylys renuncia a la sexualidad. Apenas se acuesta con su pareja y pareciera contentarse con una vida llena de fantasías. A duras penas toma un trago o nunca jala una línea de coca. Habría que reconocer que Bayly a “madurado” como escritor y como personaje.
• ¿Renunciar a la sexualidad es madurar?

J acusa recibo del golpe. Me mira y se sonríe. Hace exactamente dos semanas soltó una frase que justamente hoy vuelve a mi mente: “Me llevo mejor con los libros que con las personas”.

• Es como leer las crónicas de un general en retiro.
• ¿Retirado de qué?
• Del amor, del sexo. Aunque del amor no. Ama a sus hijas de una manera única. Quiere verlas feliz. A la madre de su hija también. Es tierno leer su amor. Tiene un pasaje lindísimo donde aun cuando cae en la frivolidad, llega a sublimar el amor.
• El amor te enternece, aun cuando lo encuentras en unos libros y aun cuando lo percibes envuelto en la frivolidad.

J está mirando por la ventana. No he captado cuando se le ha borrado la sonrisa.

• Cuando entraste dijiste que algo extraño te había pasado con el libro. ¿Que fue lo extraño?
• Que me he acostumbrado a sus líneas, a su forma de contar las cosas y de pronto ya estaba por acabar. Al cerrar el libro, rápidamente cogí otro y empecé a leerlo. Entonces fue ahí cuando me di cuenta que había empezado a gustarme el estilo de Bayly por lo sencillo; hasta por lo frívolo. Tomé otro libro y fue chocante. La simpleza de Bayly quien casi no describe nada sino que cuenta las cosas que ocurren frente a un autor que se deshace en explicaciones, descripciones detalladas… “La luz de la luna atravesaba las ventanas y dividía su rostro en uno lleno de energía, apenas conformado por un ojo clavado en mí, media nariz que respiraba a un ritmo calmo y la comisura de sus labios que me provocaban besar. Al otro lado, solo la oscuridad”. Algo así.
• Parece que has reemplazado un libro por otro, un autor por otro, sin margen para si quiera tomar un respiro. Para alguien que hace unas semanas dijo que se llevaba mejor con los libros que con las personas creo que eso es bastante.
• Qué estás entendiendo?
• Que quizá debí parar un poco, pensar, despedirme de los libros…
• Sentir lo que tenías que sentir, pensar lo que tenías que pensar.
• Los inicios son inciertos…
• Las despedidas también. Vamos a tener que dejarlo por acá.