Sin ánimos de copiar a Carlos Galdós a mí también me provoca hablar de mis vecinos. En especial de uno de ellos.
Desde que me mudé a mi nuevo edificio he tenido unas 4 ó 5 reuniones de propietarios. Cosa rara para un edificio nuevo en donde se suelen aprovechar estos espacios inicialmente para conocerse y confraternizar. Las peleas suelen venir después.
Pero para este grupo como para mí, parecían haber pocas ganas de conocernos. Nos juntamos la primera vez, nos presentamos, decidimos la junta de propietarios, tomamos algunas decisiones sobre la administración del edificio y no nos volvimos a ver si no hasta unos dos o tres meses después, cuando las circunstancias realmente lo ameritaban.
Y lo último sí lo ameritó.
Desde que me mudé a mi nuevo edificio he tenido unas 4 ó 5 reuniones de propietarios. Cosa rara para un edificio nuevo en donde se suelen aprovechar estos espacios inicialmente para conocerse y confraternizar. Las peleas suelen venir después.
Pero para este grupo como para mí, parecían haber pocas ganas de conocernos. Nos juntamos la primera vez, nos presentamos, decidimos la junta de propietarios, tomamos algunas decisiones sobre la administración del edificio y no nos volvimos a ver si no hasta unos dos o tres meses después, cuando las circunstancias realmente lo ameritaban.
Y lo último sí lo ameritó.