Como cada año, me cuesta volver y no es porque falten motivos, temas o tiempo. En estos días leo varias cosas. Algunos textos sobre educación, el Almuerzo desnudo, una colección de poemas de Borges, algunos libros que pedí prestado de la biblioteca, las noticias, etc.
Tampoco es que no esté pensando en cosas. Me hubiese gustado escribir sobre lo que ha generado el intento de revocatoria de Susana Villarán, mis proyectos para este año, los temas comunes que se me ocurren a diario.
Pero no me es fácil hacerlo. Hasta me resisto. Incluso he llegado a pensar que este puede ser el último año de VeDoble. Quisiera, como siempre, lanzarme a escribir mi eternamente pospuesta novela (durante estos últimos meses por mi tesis).
No encuentro muchos motivos o razones para explicar mi dificultad. Quizá la más sencilla de dar es que ahorita me importa poco escribir porque prefiriría viajar, escuchar música, leer, ir al cine o estar con Ignacio (mi hijo). Pero también debo de confesar que últimamente me he sentido menos animado, fastidiado y hasta impotente. Rezagos de diciembre, me digo.
Haré intentos por escribir desde la próxima semana. Creo que debo empezar haciendo algo más personal, más íntimo.
Por estos días me he recomendado darme una vuelta por el teatro. Ya les contaré que sale de todo esto.