Ignorancia y sin razón

¿Qué lógica hay detrás del canje de Gilad Shalit por 1027 presos palestinos? ¿Qué implicancias para cada bando tiene este hecho? ¿Cuánto acerca este canje a la tan esperada paz?
Me propongo responder esto desde la consabida ignorancia que me endilgarán quienes no estén de acuerdo con lo que digo. Porque pareciera que no hay mejor argumento que apelar a ella en estos casos, donde la única ignorancia parece ser la del sufrimiento del otro lado.
Los hechos, aunque únicos, son vividos y escritas de distinta manera por palestinos e israelíes.

Una vida, muchas vidas
Para unos y para otros el canje de Gilad Shalit deja muchas dudas e inquietudes. No ha sido fácil ni sencillo para uno solo. En Israel la asociación que agrupa a las víctimas de los atentados terroristas levantó su voz de protesta, desde Hamas siempre hubo la intención de liberar a figuras claves tanto por su peso político, militar o simbólico. Quien diga que la vida de Gilad vale la de los 1027 presos palestinos o viceversa cae en el simplismo, en la lógica engañosa de los números. Lo único en que ambos bandos parecieran coincidir es en los festejos: en Gaza han recibido a los primeros 400 liberados con una alegría desbordante. En Mitzpe Hila la familia de Shilat ha podido reencontrarse con su hijo después de poco más de 5 años.
Si queremos ser simplistas habría que reconocer que más de 1000 familias han podido volver a ver a sus hijos, hermanos, padres. Más de 1000 personas han recobrado la libertad e intentarán recuperar la vida que tuvieron.
Pero para los israelíes y palestinos que tomaron esta decisión la evaluación les debió mostrar que los beneficios eran mayores que los costos. Hay que recordar que hablamos de política y aquí la victoria es estratégica. Que no la veamos o que no la pueda señalar, no significa que no existe.
Una gran incertidumbre
La verdad es difícil saber lo que se viene. Somos pésimos futurólogos, decía un profesor de la facultad, a duras penas podemos decir que será de nosotros en un mes o dos. No es posible dar cuenta de otras personas en un año o dos.
Lo que sí es posible decir es que Biniamín Netanyahu ha cumplido con su promesa de traer de vuelta a Shalit justo en un momento de crisis política y económica. Los indignados israelíes y los duros cuestionamientos desde diversos flancos a su política de ocupación territorial habían menguado su figura. Lo de Shalit puede fácilmente sumarle puntos a favor y dar motivos para olvidarse de otros tantos problemas en Israel.
Mientras que para Hamas, esto no ha podido llegar en mejor momento. Como lo plantea el diario español El Mundo esta victoria de Hamas llega en momentos de debilidad interna (por la popularidad de Abu Mazen tras su iniciativa en la ONU) y externa (debido al debilitamiento de Bashar Asad).
Lo que ocurra de aquí en adelante es algo que tanto israelíes como palestinos han de construir
¿Se acerca la paz?
Ban Ki-moon ha señalado con beneplácito que el intercambio de prisioneros entre Israel y Palestina ha sido un gran avance para la paz en el medio oriente. Ban Ki-moon peca de optimismo aunque, en su defensa, debo decir que hay muchas ganas de pensar así.
Esta mañana yo mismo he dicho algo parecido y una amiga mía ha sabido enrostrarme que una cosa es con guitarra y otra con cajón.
La demostración de que es posible el diálogo entre unos y otros ha quedado en evidencia y ésta es la primera condición necesaria para alcanzar la paz. Pero en la medida que Israel siga apelando a su política expansiva y separatista, aquella de la cual Mario Vargas Llosa ha dado cuenta en su columna Piedra de Toque – El Estado palestino, esa paz será imposible. De igual forma mientras Hamas siga apelando al terrorismo y la violencia no encontrará otra reacción que el repudio de propios y extraños.
No estamos cerca a la paz pero al menos sabemos que es posible.

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