A raíz de la visita de las reliquias de San Juan Bosco un grupo de exalumnos salesianos se lanzó en una breve discusión en torno a la fe y la educación. La asociación no me parece gratuita ya que se suele decir que ambas atraviesan por una importante crisis.
Quisiera detenerme en la fe. Sobre la educación habrá varios momentos para profundizar.
Por varios motivos los católicos hablan de una crisis de fe. La aparición y consolidación de los movimientos evangélicos y protestantes dieron una primera señal a inicios de los noventa. El importante descenso de jóvenes con vocación religiosa es otro foco de profunda preocupación. El laicismo, que se manifiesta con total intensidad en la discusión del uso de la píldora del día siguiente, ha significado un duro golpe al poder de la Iglesia.
Sin embargo, ninguna de estas pequeñas crisis golpean tan profunda y dolorosamente a la misma iglesia que lo que ocurre al interior de ella: los cada vez más escandalosos casos de pederastia que, según indican algunos importantes medios, alcanzan al propio Benedicto XVI.
Hace unos días le escuché al psicoanalista Jorge Bruce comentar que la iglesia, frente a estos hechos, actúa para evitar el escándalo: no retira a los miembros implicados sino que los desplaza a otros lugares. Retirarlos sería dar pie para que la noticia se haga pública. Lamentablemente puedo dar crédito a estas palabras.
Sin embargo, valdría recordar que en los últimos años la iglesia retiró a dos curas por diversos motivos: al (ex)padre Alberto Cutié en Miami por enamorarse y casarse con una de sus feligresas y al (ex)padre Martín Sánchez por un bochornoso incidente en la Costa Verde con uno de sus ayudas.
En todo caso habría que preguntarse ¿Qué lógica de está detrás de esconder los casos de pederastia frente a los que atentan contra el celibato y la heterosexualidad? ¿Será que estos últimos se les antoja más dañinos y perjudiciales que la pederastia?
II
Vuelvo a la visita de las reliquias de San Juan Bosco.
La religión católica está llena de estas manifestaciones únicas. Quizá una de las más importantes sea la veneración de santos y patronos. Las procesiones y peregrinaciones colocan en el centro de la manifestación religiosa a hombres y mujeres reconocidos por sus actos que inspiran y fomentan la fe. Detrás de ellos siempre hay una cualidad de buen cristiano: en San Juan Bosco se reconoce su carisma, su preocupación por los jóvenes de quien es patrono y por su adoración a la Virgen María.
Sin embargo, algo llamó mi atención: la visita de San Juan Bosco –tal como se le puede ver promocionada en varios lugares de Lima- es realmente la visita de la mano de San Juan Bosco.
Aquí empieza la discusión. Algunos podrán decir que en otros lugares de Lima se aclara que son las reliquias de San Juan Bosco. Otros dirán que la urna que transporta un supuesto cuerpo de San Juan Bosco no deja de dar espacio a la confusión. Una visita a las primeras actividades organizadas en Lima confirmó este último punto.
Pero, ¿qué si es solo una mano? No profundizaré aquí en el carácter potencialmente perverso, en el sentido psicoanalítico del término, del hecho sino que quisiera señalar como esta parcialidad se refleja en la manera en la que se maneja esta oportunidad de re-abrir espacios de reflexión y contacto con esas cualidades que el mismo San Juan Bosco señalaba y que la obra salesiana intenta continuar.
Dicho en otras palabras, y refutando algunas ideas que escuché entre los propios exalumnos, ¿por qué avivar la fe solo con procesiones? ¿por qué hacer de la fe un ejercicio de la sinrazón, solo de la creencia?
III
Concluyo con una breve reflexión.
Es innegable que hay una crisis pero no estoy seguro donde ubicarla, si en la fe o en la iglesia. Y aquí es donde debo señalar que a lo largo de este post iglesia va con minúsculas porque no recuerdo otra crisis tan profunda como esta.
Si la crisis la ubicara en la fe, es un problema mayor. Impensable para mí en este momento. Pudiera esbozar algunos rasgos de la post-modernidad en juego: la tecnificación, las políticas neo-liberales, el narcisismo cultural, etc.
Si la ubicara en la iglesia creo que resultaría claro que una fe sin razón nos lleva a una práctica sin sentido y a una institución sin discursos lógicos. Si esto no basta para desencadenar una crisis no sé que lo haría.
Mi pregunta es:
Todos nos vemos definidos por esta necesidad humana de tener un ser superior a nosotros?
Creo que la religion es simplemente esto: satisfacer la necesidad del ser humano que q hay un mas alla, q la vida no termina aqui, y es ahi donde entra la participacion de la iglesia
Como se responde esto?
Hay varios trabajos desde la antropología filosófica que abordan el tema de la creación de Dios (o su aparición en lo humano, por así decirlo).
En todo caso creo que habría que hacer una separación entre Dios y religión. E incluso en el mismo Dios aunque, como lo planteó teológicamente San Agustín, sea inaccesible para el ser humano. La religión es mucho más humana y sus discursos responden a contextos socioculturales específicos: por ejemplo en nuestra sociedad actual (Lima, 2010) es casi imposible que aparezca un movimiento masivo con códigos tan rígidos como el del islam (lo más cercano son los nuevos israelitas pero no deja de ser algo un poco under).
Da para pensar.