A la edad que tengo –que pudiera ser cualquier edad para cualquier otra persona- no sé si ser completamente serio y formal o mantener la inmadurez que disfrazo con un poco, casi nada, de simpatía. Por un lado, la manera tan silenciosa como el establishment se ha posicionado en mi vida me ha restado capacidad de respuesta: en los últimos días de diciembre, el cuerpo me daba solo para llegar a casa, servirme un café y ver televisión. Me atrevería a decir que esta imagen la hemos visto todos alguna vez en nuestras casas. Por otro lado, la conciencia de esta enfermedad, por así decirlo, me lanza sobre los últimos espacios de inmadurez: el alcohol, los juegos y la hoja en blanco.
Diciembre, que es un mes sumamente complicado para mí, fue el momento en el que no hice ni lo uno ni lo otro. La ilusión de monje zen –dentro de la lista de pendientes en mi vida- me duró hasta el 31 de diciembre. La ilusión compartida –por no querer usar el eufemismo “histeria colectiva- de: “año nuevo, vida nueva” me inundo.
Tremenda mentira y aquí si me apetece decir: Tremenda metida de dedo. Que el 31 de diciembre ha podido ser perfectamente el 18 de setiembre (Año Nuevo Judío), el 7 de diciembre (Año Nuevo Musulmán), o si las cosas van mal hasta esa fecha, el 14 de febrero (Año Nuevo Chino). La cosa es que yo, Jorge Rivas, y una enorme cantidad de personas, necesitamos tener la sensación-ilusión de que podemos volver a empezar.
Lo cierto es que hoy, 5 de enero del 2010, no tengo vida nueva. Todo lo contrario pues ya estoy pensando en la vida vieja: los estudios que haré y el regreso al trabajo, lo que me quita un 90% del tiempo al año. Me lamento darme cuenta que estoy dejando poco para la inmadurez pero, como decían ayer en la película que vi y que recomiendo a todos: Tierra de Zombies: “hay que disfrutar hasta las más pequeñas cosas”.
Suena a otra metida de dedo pero en mi condición de prisionero de la sociedad será mi mantra durante los próximos 365 días… o hasta nueva revisión: el 14 de de febrero.
Ya en otro momento escribiré sobre la hoja en blanco y Tierra de Zombies.
Tremenda mentira y aquí si me apetece decir: Tremenda metida de dedo. Que el 31 de diciembre ha podido ser perfectamente el 18 de setiembre (Año Nuevo Judío), el 7 de diciembre (Año Nuevo Musulmán), o si las cosas van mal hasta esa fecha, el 14 de febrero (Año Nuevo Chino). La cosa es que yo, Jorge Rivas, y una enorme cantidad de personas, necesitamos tener la sensación-ilusión de que podemos volver a empezar.
Lo cierto es que hoy, 5 de enero del 2010, no tengo vida nueva. Todo lo contrario pues ya estoy pensando en la vida vieja: los estudios que haré y el regreso al trabajo, lo que me quita un 90% del tiempo al año. Me lamento darme cuenta que estoy dejando poco para la inmadurez pero, como decían ayer en la película que vi y que recomiendo a todos: Tierra de Zombies: “hay que disfrutar hasta las más pequeñas cosas”.
Suena a otra metida de dedo pero en mi condición de prisionero de la sociedad será mi mantra durante los próximos 365 días… o hasta nueva revisión: el 14 de de febrero.
Ya en otro momento escribiré sobre la hoja en blanco y Tierra de Zombies.