Algo que pensé mientras tomaba el café.
De pronto te encuentras trabajando. Aún te permites usar jeans pero has renunciado a los polos con imágenes recargadas. De hecho usas camisas aunque te permites llevarla fuera del pantalón.
Como estás inserto en la época de la informática no haces como tus papás, que compran el periódico. Lees El Comercio por Internet. Tomas café, comes lo que puedes, tienes una agenda, juegas menas de una hora con el PS2, llegas a casa con sueño, esperas el fin de mes, marcas tarjeta, etc.
Pero todo esto va llegando silenciosamente. Porque cuando empezaste a trabajar por horas, en varios lugares, ganando lo necesario para comprarte libros o ir al cine; no te diste cuenta que era el primer paso dentro de esa corriente.
No es una queja contra el stablishment. Tiene sus beneficios. Principalmente estabilidad, seguridad, independencia y autonomía. Pero, como en toda elección, siempre hay implícita una renuncia. Ya no puedo agarrar mi maleta para irme de viaje porque tengo que justificar mis faltas.
La pregunta es si es que vale la pena. La verdad no lo sé pero no quiero esperar 30 años para saberlo.