Para decirme que tenemos que crecer juntos, ella me regaló un libro.
El aprendizaje amoroso” (de Laetitia Bourget y Emmanuelle Houdart) mezcla la inocencia de un niño y la sabiduría de un viejo. De hecho tiene pinta de cuento infantil y no toma más de 5 minutos leerlo. Claro, la emoción dura mucho más.
Pero el regalo (¡Gracias, gracias, gracias… gracias!) me dejó pensando ¿por qué si me gustan tanto los libros para niños solo tengo uno (¡Gracias!)?
Tengo que confesar que mientras pensaba en esto no he dejado de pensar en un monstruo que devora libros. Imagen perfecta para describir el tipo de lector que soy. La guerra del fin del mundo, El evangelio según Jesucristo, El día que Nietzsche lloró, Sobre héroes y tumbas, etc. Los libros –no poemarios- que más recuerdo son enormes, voluminosos y pesados. El libro me acompaña por días, me permite sentir la lectura como una larga travesía y al final, se establece algo parecido a una amistad.
Al otro lado, los libros para niños me resultan complicados por lo fugaz. Me remiten al verso de Watanabe: “no se puede amar lo que tan rápido fuga”. Son como una relación casual, de una noche, fugaz y etérea. Pero su impacto es más hondo de lo que sospechamos, apelan a lo más primario de nuestra psique, tocan lo más profundo de nuestro corazón. Quizá en eso radica su belleza: en la fugacidad.
Sea como sea, de un lado o del otro, igual siento que pierdo mucho. Me pregunto ¿qué tipo de lector serás tú? O ¿cómo es tu experiencia de leer?
Pero el regalo (¡Gracias, gracias, gracias… gracias!) me dejó pensando ¿por qué si me gustan tanto los libros para niños solo tengo uno (¡Gracias!)?
Tengo que confesar que mientras pensaba en esto no he dejado de pensar en un monstruo que devora libros. Imagen perfecta para describir el tipo de lector que soy. La guerra del fin del mundo, El evangelio según Jesucristo, El día que Nietzsche lloró, Sobre héroes y tumbas, etc. Los libros –no poemarios- que más recuerdo son enormes, voluminosos y pesados. El libro me acompaña por días, me permite sentir la lectura como una larga travesía y al final, se establece algo parecido a una amistad.
Al otro lado, los libros para niños me resultan complicados por lo fugaz. Me remiten al verso de Watanabe: “no se puede amar lo que tan rápido fuga”. Son como una relación casual, de una noche, fugaz y etérea. Pero su impacto es más hondo de lo que sospechamos, apelan a lo más primario de nuestra psique, tocan lo más profundo de nuestro corazón. Quizá en eso radica su belleza: en la fugacidad.
Sea como sea, de un lado o del otro, igual siento que pierdo mucho. Me pregunto ¿qué tipo de lector serás tú? O ¿cómo es tu experiencia de leer?
comencemos con el analisis…quizas el mounstruo te devora a ti..que asocias?