De mapas fantásticos y dónde encontrarlos

Esta es una traducción del artículo que publiqué en el blog del Centro de Estudios del Sudeste Asiático de la Universidad de Washington hace algunas semanas. En este, reflexiono sobre un par de textos sobre Tailandia que pueden echar luces sobre el tema de la idea de la pérdida territorial en América Latina.

Cuando enseñaba historia peruana en una Universidad en Lima tuve la oportunidad de echarle una mirada al examen final preparado por una colega mía. Su principal pregunta era un ejercicio para llenar en el que se les pedía a los estudiantes poner la cantidad de kilómetros cuadrados que el Perú había perdido ante cada uno de sus cinco vecinos. Siempre me ha intrigado esta retórica de pérdida territorial—todos los países sudamericanos participan de ella—e incluso inspiró el tema de mi trabajo de maestría, en el que comparé este tropo en el Perú y Filipinas. Al leer más producción académica sobre el Sudeste Asiático, en este caso sobre Tailandia, he encontrado más conceptos que los historiadores de América Latina podrían tomar en cuenta a la hora de estudiar el discurso de los “territorios perdidos” en sus propios países.

Siam mapped de Thongchai Winichakul es una pieza fundamental de los estudios de Tailandia. En este libro se argumenta que los historiadores y funcionarios tailandeses de los siglos XIX y XX “modernizaron” la historia del “geo-cuerpo” de su país para que se ajustara a los estándares europeos de mapeo: sus mapas históricos deberían contar con soberanía uniforme y límites precisos. Al hacerlo, sacrificaron una realidad mucho más ambigua de fronteras difusas y soberanía ambivalente. Muchos de los territorios que los tailandeses después reclamarían como “perdidos” ante los imperialismos británico y francés en realidad fueron pequeños señoríos y reinos que contaban con una buena cantidad de soberanía, y cuyos únicos vínculos con la corte real en Bangkok eran un tributo anual y promesas de defensa mutua. En su intento por “preservar la integridad territorial de Tailandia”, Bangkok eliminó la autonomía de dichos señoríos y procedió a centralizar el poder en sí mismo. En este sentido, esta consolidación del “geo-cuerpo” tailandés, pese a que “perdió” grandes extensiones de su territorio, fue en realidad una expansión del territorio gobernado directamente desde Bangkok, y no una reducción.

Considero que esta es una idea clave cuando se estudian los reclamos de pérdida territorial en Sudamérica. A diferencia del Sudeste Asiático, donde las élites europeas y tailandesas tuvieron momentáneamente diferentes nociones de lo que la soberanía debería ser, en Sudamérica todas las élites compartían las mismas nociones “modernas”. Aquellos que fueron pasados por alto fueron los habitantes indígenas de los territorios disputados—y eventualmente “perdidos”. La mayoría de estos territorios estaban o bien en la cuenca del Amazonas o en la Patagonia, y sus habitantes no compartían las mismas nociones de límites y soberanía que tenían las élites gobernantes en Lima, Bogotá o Buenos Aires. Así como a los habitantes de las áreas Lao del “noreste de Tailandia” les impusieron nociones extranjeras—por los franceses y tailandeses—lo mismo hicieron las las élites europeizadas e hispanohablantes de las ciudades capitales con las poblaciones indígenas en estas regiones de Sudamérica.

Por su parte, en The lost territories, Shane Strate describe cómo los historiadores y políticos tailandeses reimaginaron su historia para difundir el discurso de la pérdida territorial, con especial énfasis en el imperialismo francés. Muestra cómo a la hora de la firma de tratados tempranos que fueron repudiados por generaciones posteriores, la élite tailandesa no se sintió particularmente abusada, sino que sencillamente participó en la diplomacia y buscó beneficios para sí misma. Fue tan solo el tratado de 1893 el que humilló a Tailandia, pero la monarquía buscó mantener a un mínimo las discusiones en torno a “los territorios perdidos”. Para la década de 1930, sin embargo, los intelectuales tailandeses en un contexto de dictadura militar argumentaron que los pueblos Lao y Khmer que vivían en los “territorios perdidos bajo ocupación francesa” eran en realidad Tai. Esta sensación de desposesión llegó a su clímax en 1941, cuando se desencadenó la guerra entre Tailandia y Francia (Vichy), la cual resultó en un nuevo tratado mediante el cual Bangkok “recuperó” parte de sus “territorios perdidos”. Al aliarse con Japón durante la segunda guerra mundial, Tailandia también buscó la “recuperación” de otros “territorios perdidos” en Birmania y Malaya. Strate propone que en la práctica esto fue un caso de imperialismo tailandés y expansionismo que se estaba proyectando sobre regiones que habían sido autónomas y que enviaron tributo a Bangkok en algún momento, no una “recuperación” de territorios que habían sido gobernados desde aquella capital alguna vez. Esto es especialmente claro en el sur, donde Tailandia anexó sultanatos musulmanes que difícilmente podrían considerarse como poseedores de las nociones esencialistas de lo que sería la “tai-dad”.

Los paralelos cronológicos son particularmente interesantes cuando uno mira a dos repúblicas andinas de Sudamérica: Bolivia y Perú. En 1883 y 1884, ambas perdieron provincias ante Chile en el contexto de la guerra del Pacífico. A diferencia de otros “territorios perdidos” en Sudamérica, estos habían sido habitados por gente que se reconocía a sí misma como ciudadanos de dichos países, y que habían sido gobernados por funcionarios nombrados desde sus respectivas capitales. La derrota militar causó un severo trauma histórico en ambos países, para los cuales estos “territorios perdidos” seguirían siendo un tema importante. De manera fascinante, sus siguientes conflictos militares de importancia se alinean con la experiencia tailandesa. Ya que el poderío militar chileno impedía una revancha, Bolivia se vio envuelta en una guerra con Paraguay en torno al territorio disputado en el Chaco en 1932-1935, y Perú invadió Ecuador en 1941. Al nivel retórico, al igual que Tailandia, ambos estaban luchando por territorios que reclamaban siempre les habían pertenecido. Pero mirando esto a través del lente de la experiencia tailandesa, podríamos argumentar que en realidad estaban realizando una agenda expansionista sobre territorios indígenas que jamás habían gobernado directamente, lo cual ocultaban detrás de esta retórica de “territorio perdido”. Y al igual que Tailandia, a pesar de que el Perú ganó la guerra, este país siguió sintiendo que solo había “recuperado una porción” de sus “territorios perdidos”.

Tanto Thongchai Winichakul y Shane Strate enfatizan la importancia de los mapas retrospectivos a través de los cuales los nacionalistas representaron el pasado geográfico de Tailandia, pero en los cuales proyectaron nociones contemporáneas de soberanía y límites. Estos mapas solo existen como artefactos ex post facto, y no existieron en los momentos históricos en que estas pérdidas supuestamente se estaban dando. Curiosamente, podemos ver que el mismo fenómeno ocurren Sudamérica. Aquí hay dos ejemplos:

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Al parecer ninguno de estos mapas existió en el period que dicen representar. Este fenómeno, en el que geógrafos posteriores que intentan hacer una representación gráfica del discurso del “territorio perdido” ha ocurrido en regiones muy distantes entre sí. Es por este tipo de comparaciones que es tan importante tener un amplio horizonte de lecturas en cualquier disciplina. Muchas veces podemos comprender un tema a través de las ideas de un académico que trabaja una región completamente diferente. Los académicos de América Latina bien podrían aprovechar Siam mapped y The lost territories.

 

Fuentes de los mapas:

Kasetsiri, Charnvit (ed.). ประมวลแผนที่ : ประวัติศาสตร์-ภูมิศาสตร์-การเมือง กับลัทธิอาณานิคมในอาเซียน-อุษาคเนย์ / Collected maps : history-geography-politics and colonialism in Southeast Asia. Krung Thēp: Mūnnithi Khrōngkān Tamrā Sangkhommasāt læ Manutsayasāt. 2012.

Pons Muzzo, Gustavo. Las fronteras del Perú: historia de los límites. Lima: Ediciones del Colegio San Juan. 1962.

 

Bibliografía:

Winichakul, Thongchai. Siam mapped: a history of the geo-body of a nation. Honolulu: University of Hawai’i Press. 1994.

Strate, Shane. The lost territories: Thailand’s history of national humiliation. Honolulu: University of Hawai’i Press. 2015.

Puntuación: 5 / Votos: 1

Jorge Bayona

Jorge Bayona es candidato doctoral en Historia en la Universidad de Washington (Seattle), Magíster en Historia por la misma universidad y Bachiller en Humanidades con mención en Historia por la Pontificia Universidad Católica del Perú (Lima). Actualmente es docente en la Universidad del Pacífico y ha sido docente en la Universidad de Washington y la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Sus áreas de especialización son el Sudeste Asiático, América Latina y el mundo del Pacífico.

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