Procesos artesanales

por Vera Ríos

Lo primero a tener en cuenta sobre los procesos artesanales en San Juan de Lucanas es que en esta localidad no hay producción artesanal destinada para la venta sino, más bien, producción para fines utilitarios. Por ejemplo, el adobe se fabrica para la construcción de las viviendas. Hay también talleres de carpitería y unas cuantas personas que aun se dedican al hilado.

Los habitantes de San Juan cuentan que los procesos artesanales han ido perdiendo la importancia que tenían en la comunidad, debido a que las cosas que antes se producían artesanalmente (chompas, ponchos, medias, colchas, abobe, entre otros) hoy se encuentran fácilmente en el mercado y no es necesario invertir tanto tiempo en su fabricación.

Por otro lado, en San Juan se recuerda también que antes habían joyeros locales que hacían trabajos muy bellos con los minerales extraídos de la zona. Sin embargo, esta tradición se ha ido perdiendo y ya no se encuentra ni uno solo de ellos.

A continuación describiré un poco los cuatro procesos artesanales más importantes que encontramos en uestra visita: el hilado, el adobe, la carpintería, la yunta. Finalmente hablaré un poco sobre el uso de animales (o parte de estos) en la vida doméstica de los sanjuaninos y también sobre cómo se transmiten conocimientos musicales.

Hilanderas

Llegamos a San Juan con la idea de que, al igual que en otras zonas de Ayacucho, también aquí, encontraríamos una asociación de mujeres artesanas dedicadas al teñido, hilado, tejido y bordado de distintas fibras naturales. Sin embargo, nos dimos con la sorpresa que la tradición del tejido en la zona ha desaparecido casi por completo. Personas como Marcelina y Rosa en Acola nos cuentan que en la época de la mina era común que las mujeres se dedicaran a tejer medias, chompas y demás para venderlas en ferias organizadas semanalmente para el campamento. Esto les proporcionaba un ingreso extra muy importante en la economía de la familia de aquella época. El tejido no sólo data de la época de la mina, es mucho más antiguo. Según las tradiciones de la localidad una mujer debía tejer antes de casarse elementos necesarios para la vida familiar. Entre estas cosas se encontraban las colchas, ponchos, medias, chompas, etc. En primer lugar para el esposo pero también más adelante para los hijos.

Las señoras que nos brindaron esta información son las únicas hilanderas tradicionales que pudimos contactar en la visita, al parecer la tradición del hilado de fibras vegetales y animales ha desaparecido en la zona casi por completo y con este también la tradición del tejido. A pesar de que su desaparición parece deberse a una falta de enseñanza y reproducción de la técnica, hay muchos otros factores involucrados en esto. Un ejemplo de ello es que, un día caminando por la plaza nos encontramos con dos jóvenes madres de familia a las cuales decidimos preguntarles por los tejidos de la zona. Ellas respondieron que si sabían tejer y que la mayoría de mujeres de su generación (entre 25 y 40 años) también sabían hacerlo. Esta afirmación nos llevó a preguntarnos por qué es que si sabían tejer y tejían constantemente no veíamos que estos productos con frecuencia (ya sea en chompas de los niños, ponchos de los adultos etc.). A esto ellas respondieron que ya no tejían para el uso familiar porque los mismos niños ya no querían usar cosas hechas a mano por sus madres, preferían utilizar chompas compradas en los mercados de Puquio con diseños y colores más “modernos”.

El adobe

Hablaremos de otro proceso artesanal muy importante: La fabricación de adobe.

¿Cómo fabricarlo?

Un joven albañil de Utec, a quien encontramos en pleno trabajo de ampliar la posta médica de Utec, nos contó cómo se fabrica el adobe.

Primeramente para construir el adobe se consigue la tierra (nos comentó que ésta puede ser recogida del camino o de las chacras) y se le echa en unos moldes de madera (especiales para hacer adobe) un poco de paja y agua. Se comprime bien la mezcla con los pies y se deja de un día para otro, o por dos días. En este lapso se fortalece.
Nos explicó que al igual que el cemento, que cuando se mezcla con arena, no le pasa nada y en cambio cuando se mezcla con agua se fortalece, así también ocurre el proceso de apelmazamiento con el barro.
Una vez que están los adobes, se “rellena” entre adobe y adobe con la misma mezcla de tierra, paja y agua. A la vista este relleno se ve de otro color; eso sucede porque la el bloque del adobe estuvo en el molde y eso le da otro aspecto.

El proceso para construir una casa de adobe.

Lo primero para hacer una casa son los cimientos a base de piedras.
Se abre una zanja en el suelo, con unos 50 centímetros de profundidad en los que serán los bordes o paredes de la casa y se meten las piedras.
Nos explicó que mientras que en la costa las casas son de ladrillo y las columnas de fierro, en Utec las columnas sólo se hacen cuando la extensión del espacio es grande (usualmente para construcciones de centros públicos como la posta de salud o casas más grandes que las comunes) y se hacen con los mismos adobes, dándoles la forma de columna (bloques que sobresalen de la pared). Las casas pequeñas no tienen columnas, las divisiones mismas.
Una vez que las paredes de adobe están completadas, se “tarrajean” con el mismo barro, formando una fina capa de más o menos 1 centímetro de grosor.
En el caso de la costa, nos comentó que se tarrajea con arena fina.
Después se procede a “empastar” con yeso. Y queda, como nos explicó, una capa “finita” y ya no grumosa o tosca. Después del enyesado se pintan las paredes.

El techado

Para techar se usan palos de madera a modo de “cintas” colocadas paralelamente a la línea de las dos paredes laterales de la casa.
Al medio se pone una “cumbrera”, que es un gran tronco grueso que carga todo el peso y sostiene a todas las cintas.
El joven albañil de Utec nos explica que es mejor hacer cintas de pino porque salen más derechas que las de eucalipto (que suelen torcerse).
Una vez lista la estructura del techo, con la viga y las cintas, se clavan las calaminas encima de las cintas.
Actualmente los techos ya no se hacen de tejas. Ahora resulta caro y no hay expertos en tejas. En épocas pasadas algunos expertos en tejas vivían en Utec pero ya no.
Las casas más antiguas de Utec, conservan aún sus techos de tejas.

Cuando le preguntamos que hace a una casa bonita o fea, nos dijo: “Una casa fea es cuando está sin acabar. Bonita es cuando ya está terminada, tartajeada y bien presentable. Feo es cuando ya se ha terminado pero está chueco”.

Carpintería

La zona de San Juan, Utej y Acola podemos apreciar lo predominante que son los eucaliptos, en lo que a variedad de arboles de refiere. Un comunero de San Juan nos cuenta, mientras sale a pastar a su ganado que, hace algunos años por un proyecto de reforestación el estado empezó a sembrar árboles de eucalipto en toda la región (Año de la Reforestación: Cien Millones de árboles. 1996. Gobierno del Presidente Alberto Fujimori Fujimori). Antes esta zona no tenía árboles que creciran con la rapidez y el tamaño con que lo hacen los eucaliptos. Ahora gracias a ese proyecto los pobladores de esta región cuentan con una gran cantidad de árboles que les son de mucha utilidad para la vida diaria. Sin embargo, la madera que proporciona este tipo de vegetación no es de calidad suficiente como para producir a niveles de exportación o para realizar trabajos de carpintería o ebanistería de alta calidad. Es más bien una madera que sirve, en la mayoría de los casos, como leña y para la fabricación de puertas, mesas, sillas y otras clases de muebles.

Es para la fabricación de muebles, puertas y la transformación de la madera en general que un profesor de Puquio que reside hace más de 30 años en San Juan ha decidido crear, apoyado por la UGEL (institución de la cual él pertenece desde el año 1975), una especie de colegio tecnológico para que los jóvenes de la localidad aprendan a trabajar la madera.
Este colegio ha tenido una buena acogida de parte de los varones del pueblo, sin embargo, la migración de los jóvenes a otras ciudades ha hecho que este instituto sea más utilizado por adultos entre 35 y 50 años.

El local queda ubicado a una cuadra de la plaza y es ahí donde a partir de las tres de la tarde todos los días de la semana, con excepción del domingo, los asistentes se reúnen para seguir con sus trabajos. En este taller se aprende a trabajar la madera de una forma artesanal, produciendo toda clase de muebles que serán utilizados en las casas y los tablones de madera que sirven en la construcción de las nuevas viviendas. El trabajo en este taller es individual y esto lo diferencia de otro tipo de organizaciones existentes en la sociedad. Cada alumno realiza trabajos a pedidos o según su necesidad.

Dada la acogida que ha tenido este taller, el municipio ha decidido ampliar el taller, por pedido del profesor que dirige esta clase. Nosotros visitamos el taller que está en construcción. Tienen planeado que esté finalizado para diciembre de este año. Tanto el profesor como los alumnos mayores de este taller esperan que este sea un elemento motivador para que los jóvenes de la localidad decidan optar por llevar este taller y aprender a producir cosas en su pueblo y para su pueblo.

Mujer Acolina cocinando en fogón.

La Yunta

Otro de los procesos artesanales que encontramos fue el arado de tierra. Este se realiza en toda la localidad a través de la yunta. La yunta es una tabla de madera la cual está diseñada para ser puesta sobre los cuernos de dos toros de manera que estos queden juntos y no se puedan separar. Los cuernos de los todos son atados por una soga a la madera, esta queda bien sujeta a la cabeza de los animales imposibilitándolos de caminar por separado. A continuación describiré un poco lo el proceso de adoctrinamiento de la yunta (reunión de dos toretes) para empezar el arado.

Un primer paso, siguiendo la rutina de un comunero; es atrapar a los a animales dentro del establo. Estos son agarrados desde lejos con una cuerda la cual se le ata al cuello. Luego de varios intentos de jalar la cuerda el comunero logra agarrar a uno de los toretes mientras que su hijo mayor sigue intentando atraparlo. Una vez atrapados los 2 toretes son llevados a un terreno que es de propiedad privada del comunero. Aquí se les ata a la yunta se los deja caminar hasta que se vayan acostumbrando. Este procesos lo repiten a diario durante aproximadamente tres semanas hasta que estén completamente domesticados y puedan andar solos.

Uso de partes de animales con fines utilitarios.

Es muy interesante ver cómo es que los animales en esta zona son aprovechados al máximo. Por ejemplo las mujeres que trabajan en las tiendas nos muestran que utilizan las patas de las cabras secas como colgadores en los que ponen sus productos. Ahí les mostramos una foto de esto:

Otro ejemplo de este tipo de uso, cuentan los sanjuaninos, es el uso del pelo de la vaca. La cola de este animal cuando es matado se utiliza para colgar los peines de la casa.

Música:

Una Jóven Artista nacida en San Juan pero que, al igual que la mayoría de jóvenes del pueblo vive en Puquio, nos contó que ella proviene de una familia de músicos. En su familia su padre y los dos hermanos de este se dedican a tocar el arpa. Estos son los músicos que están presentes en todas las celebraciones del pueblo, como la que tuvimos oportunidad de presenciar nosotros en la escuela.

Estos músicos suelen comprar y afinar sus instrumentos en la ciudad de Puquio. En San Juan no hay talleres que se dediquen a la fabricación de instrumentos de la localidad, es por esto que los músicos se ven en la obligación de viajar hasta Puquio para realizar todas las actividades relacionadas al cuidado de estos.

Por otro lado, nuestra entrevistada nos cuenta que la tradición musical se pasa de generación en generación pero sin ser impuesta. Es decir, sus primos, sus hermanos y hasta ella misma aprendieron a tocar el arpa de una forma autodidacta. Parece que la falta de interés de los padres por que sus hijos aprendan a tocar el instrumento es una constante entre las familias de músicos de la localidad y a su vez es un elemento motivador para que la familia continúe la tradición.

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