El problema de la contabilidad de la deuda pública en el país es casi tan antiguo como el propio origen de la República del Perú. Y ése no es un problema menor, pues, dicha “contabilidad” ha sido fuente de posteriores turbios manejos e incluso de corrupción. Lo asombroso es que hayan pasado casi dos siglos y, con algunos otros matices, el problema de la contabilidad de la deuda pública continúe sin que haya una verdadera voluntad política para resolverlo, a pesar de que desde hace más de una década ya se aprobaron estándares internacionales que no ameritan mayor discusión.
Por ejemplo, Alfonso Quiroz (2013) narra en su libro “Historia de la corrupción en el Perú” (https://www.elvirrey.com/libro/historia-de-la-corrupcion-en-el-peru_70120026) cómo, a falta de recursos financieros, el país ya se había venido endeudando para atender gastos militares y otros gastos y recompensas improductivos, sin siquiera haber logrado aún su independencia definitiva. De hecho, el incumplimiento de la deuda pública obtenida de las fuentes de crédito interno por parte de los estadistas fundadores de la república hizo que se recurra al crédito externo a través del mercado de valores de Londres entre 1822-1825. No obstante, estas deudas también pasaron a declararse impagas casi de inmediato.