Tan dolarizado estará el pensamiento financiero y monetario en el Perú, que al deseado proceso de desdolarización de las principales variables de la economía se le ha llegado a llamar “solarizar”, en lugar de “solizar”, como si la moneda local fuera el “sólar” y no el “sol”.
Una variable está “dolarizada” cuando su valor en términos de dólares nominales (u otra moneda extranjera) se tiende a mantener constante, ya sea porque su precio cobrado directamente en moneda extranjera se mantiene sin cambios mayores o porque su precio cobrado en moneda local se ajusta (se indexa) a la evolución del tipo de cambio, preservando su valor nominal medido en moneda extranjera. En cambio, una variable está “solizada” cuando mantiene su valor respecto del sol (u otra moneda local), independientemente de que sus precios estén o no denominados en soles.
A nivel agregado, el descalce entre pasivos dolarizados e ingresos solizados ocasiona que la economía se extrangule ante cualquier intento de reactivación que pretenda favorecer una depreciación de la moneda local o ante cualquier choque externo que efectivamente la produzca. La estrangulación se produce porque la depreciación eleva el valor de las deudas y demás pasivos pactados en moneda extranjera, al ser convertidos en moneda local al tipo de cambio vigente, sin que los agentes económicos puedan trasladar efectivamente los efectos del riesgo cambiario, ya sea incrementando sus precios (sin afectar los volúmenes de venta) o incrementando sus ingresos netos en general, en la misma proporción, sin importar la moneda en la que los reciban.