Los méritos no son necesarios
La abundancia de recursos naturales es una potencialidad del país. Es una hipótesis a menudo escuchada en las conferencias académicas, empresariales y de la clase política. Pero, hoy, las fértiles tierras, las ricas montañas, los hermosos ríos, la diversidad de climas y la diversidad biológica, que son abundantes, llevaron a la pobreza a más de 15 millones de peruanos. ¿Por qué esta contradicción?
La explicación está en la carencia de una cultura de la evaluación. Por tanto no se valoran los méritos. Esto es una consecuencia, es la hipótesis de trabajo, de las inversiones corruptivas. Estas han dado lugar, para que, en las instituciones la jerarquía no corresponda al mérito, sino a la habilidad para obtener beneficio económico personal inmediato. El grado jerárquico, escrito en el papel, ya no corresponde a los méritos que exhibe quién lo ocupa.
Esto es contrario a las inversiones productivas que promueven un espiral de desarrollo, que integran tres aspectos: La empresa de producción, el centro de investigación y la escuela de formación. Por ejemplo, una gran inversión en minería, para que sea productiva para el país debió ser en la Empresa Minera, el Instituto Minero Metalúrgico y la Escuela de Formación Técnica. Esto funciona así en los países desarrollados. Sin embargo, en el país, los políticos erradamente concibieron la inversión como permitir a la Empresa extraer el recurso natural, generar algunos puestos de trabajo y pagar algunos impuestos. Estos dos últimos aspectos, nos dijeron es la ganancia para el Perú. El resultado es la constatación que el 50 % de peruanos viven en la pobreza. A esto es lo que se denomina inversión corruptiva.
Esta forma distorsionada de inversión, ha dado lugar para que las Universidades y los Institutos Superiores, no sean parte de una inversión productiva que genera riqueza. Por el contrario, existan como instituciones “errantes” en busca de ocupaciones para sus egresados. Incluso, los dueños de capital, han ido mucho más allá. Se han permitido, invertir en locales de Universidades e Institutos privados, porque el cobro de pensiones de estudio a cambio del dictado de cursos ha resultado una inversión rentable. El resultado ha sido que, las Universidades e Institutos Superiores Nacionales y Privados carecen de responsabilidad en los procesos productivos que requieren investigación y la formación de técnicos capaces. Gradualmente, los méritos en sus planas de profesores, eran un obstáculos para los “dueños de las plazas” y para los promotores, porque los profesores están obligados a “aprobar” a los estudiantes para que sigan pagando las pensiones, resultando que los méritos son innecesarios. Por tanto las jerarquías gradualmente han perdido correspondencia con los méritos. Hay profesores que ocupan los cargos de Rectores y Decanos, pero, nunca crearon un conocimiento nuevo, nunca crearon una patente o ejecutaron un plan de desarrollo. Dirigen “universidades” y “facultades” de nada, porque todos sus papeles estan de acuerdo a ley, pero no exhiben la verdadera facultad.
Sin embargo, la ley universitaria vigente, en el caso de las universidades, establece que para ser Rector se debe poseer grado de doctor y para ser decano poseer grado de doctor (han introducido una modificación reciente ampliando a quien posee grado de magíster). Esa misma ley, sin embargo, también estipula que los grados de magíster y doctor se otorgan a quien ha sustentado una tesis original. Es original, sobre todo las tesis de doctor, cuando la tesis, al menos tiene un reconocimiento mas amplio, al sustentarse en publicaciones previas del autor, en revistas acreditada y arbitradas o gozar de un impacto en el desarrollo de la comunidad como pueden ser los proyectos de desarrollo ejecutados. Es decir, para obetener esos grados se debe haber creado conocimiento nuevo, registrado patentes o proyectos de desarrollo ejecutados. Esto ya no se cumple. Resultando que los graduados de magísteres y doctores de la mayoría de universidades del país, exhiben los cartones pero no los méritos. ¿Viveza criolla? Lamentablemente, ese tipo de grados sin respaldo no traen ningun desarrollo al país. Son como emitir billetes sin fondo de respaldo.
La tendencia al mínimo esfuerzo, propia de la abundancia de recursos naturales y de la actitud cual “gallinazos sin plumas” que recoge sobras de las inversiones corruptivas, ha generado la cultura del facilismo en Universidades e Institutos Superiores. Las plazas de los profesores se han convertido en sinecuras y prebendas. La evaluación desapareció, paralelo a la desaparición de responsabilidad de estas instituciones con algún proceso productivo. Lógicamente esto no ha ocurrido con instituciones que si tienen Centros de Investigación y Escuelas de Formación con responsabilidad directa en empresas de producción.
Así el panorama, una huelga de profesores universitarios puede durar los meses que la política manipulativa lo permita, se pueden cerrar y abrir Institutos Superiores y, ambos hechos no afectan en nada a las empresas. Se pueden llenar el país de Universidades Privadas y no mejorará la productividad en el país. En estas instituciones los méritos no son necesarios, por que ellas, tampoco sirven para el desarrollo del país.
¿Cómo generar una cultura de la evaluación y de méritos?
Hay que consensuar la escala de la meritocracia. Se debe precisar los méritos para cada grado de jerarquía. Para ello, hay que cambiar el paradigma del mérito entendido como presentar un certificado o un cartón, por aquel de exhibir el resultado o el producto que expresa el cartón. Los cartones y certificados son fáciles de falsificar en Azángaro.
Se deben precisar los productos y resultados que debe exhibir un graduado escolar, un graduado de técnico, un graduado de bachiller, un graduado de magíster, un licenciado, un graduado de doctor. Estos productos y resultados, deben tener equivalencia internacional. Por ejemplo, hoy día alguien que tiene un grado de magíster obtenido en una universidad del país y se va a estudiar a alguna universidad del Brasil, tiene que volver a estudiar la maestría. O algunas Universidades Privadas en Lima tampoco validan un grado magister de una Universidad de provincia. O algunas Universidades Nacionales de Lima, también miran sobre el hombro a los magisteres y doctores de Universidades de provincia. Tambien, se observa que Universidades de Lima, ofertan grados “fáciles” de doctor y magister a distancia o semipresenciales para estudiantes de provincias.
Una verdadera Universidad, es aquella Institución, que exhibe publicaciones en revistas internacionales acreditadas e indexadas, patentes registradas y proyectos de desarrollo en la comunidad en ejecución. Estos tres productos deben exhibirse en número suficiente. Un verdadero Instituto Superior, responsable de la formación técnica, deberá exhibir la implementación de procesos productivos y de servicios. Ambas instituciones deberán estar articuladas a empresas productivas (bienes o servicios). Para el caso de las Universidades, la Ley ya exige un trabajo de investigación original para los grados de Magister y Doctor, sin embargo, esto no se viene aplicando. Un graduado escolar, al egresar de la secundaria, deberá exhibir el uso de conocimientos para desempeñarse en labores productivas y de servicios, así como aprobar un examen nacional de graduación aplicado por el Consejo Académico Educativo Nacional.
Una nueva forma de establecer las jerarquías, exhibiendo los méritos y no solamente los cartones, necesariamente, traerá como consecuencia que muchas instituciones cambien de denominación de Universidad a Instituto Superior o de Instituto Superior a Institución Educativa de Secundaria. Es una tarea, fruto de tomar conciencia, que un verdadero desarrollo del país, requiere contar con verdaderas universidades e institutos superiores.
Finalmente, el acceso a los Institutos Superiores, debe ser un paso previo al ingreso a las Universidades. La exigencia de formación técnica o de experiencia como ayudante en labores productivas antes de iniciar una formación universitaria es indispensable para la formación de investigadores. También, puede establecerse que las mismas universidades implementen mínimo dos años para la formación técnica de sus futuros estudiantes. El ingreso a la Universidad y a los Institutos Superiores, debe hacerse por invitación a los técnicos y graduados escolares. La forma actual de ingreso a institutos y universidades, ha dado origen a los denominados Centros Pre-universitarios, que preparan a los estudiantes en los “trucos” para resolver la prueba tipo IBM. Estos estudios preuniversitarios, no son parte de ninguna jerarquía de formación académica. Son el producto del modelo educativo en la secundaria que ha reducido a un solo turno la actividad escolar. Para millones de jóvenes es un desperdicio de tiempo. La existencia de estos centros preuniversitarios, continuará distorsionando el verdadero desarrollo de capacidades y habilidades que los adolescentes y jóvenes deben lograr al terminar la secundaria.
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