Ya cuento unas tres veces que me comentan que mi blog, por momentos, habla mucho de “temas físicos” o de “salud física” y que no parece tanto un blog sobre psicología. Entonces me parece importante explicar cómo entiendo este asunto de la salud.
Divisiones artificiales
Anteriormente (y lamentablemente aun ahora en muchos ámbitos de salud) se hacía la división entre “salud física” y “salud mental”. De alguna forma esta división se mantiene hasta ahora, pero ya no de la misma manera. Ahora se concibe la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades” (OMS). Últimamente he escuchado que la OMS (Organización Mundial de la Salud) viene debatiendo sobre si agregar a estos tres estados (físico, mental y social), el aspecto espiritual de la persona, cosa que me parece necesaria.
De tal forma que se podría entender la salud como un engranaje armonioso entre:
1. El aspecto físico y/o biológico
2. El aspecto mental, emocional y/o comportamental
3. El aspecto social
4. El aspecto espiritual
Estos cuatro aspectos de la vida de las personas, me parecen en realidad indivisibles. Si nosotros podemos hablar por separado de cada uno de ellos, es porque para entender este asunto, necesitamos, de algún modo, separar las cosas. Pero en la realidad, no existiría tal separación.
Ahora, en la cabecera de este blog, pongo que se trata de un blog acerca de temas de salud mental y psicoterapia, porque, debido a mi profesión giro más en torno a los asuntos mentales, emocionales o comportamentales. Y, sin embargo, al hablar de estos temas, me veo prácticamente en la necesidad de visitar también los otros aspectos de nuestras vidas, porque en la realidad, no hay ninguna separación.
Un ejemplo de este mismo blog
Pongamos ejemplos muy sencillos. En una entrada anterior hablamos sobre los beneficios de caminar en adultos mayores. La recomendación (caminar) parece propia de la “salud física” y puede que no se sienta nada “psicológica”. Pero, por ejemplo, en el estudio mencionado en esa entrada se vio que los adultos mayores que caminaban tenían menos riesgo de desarrollar discapacidades. Ahora cabría preguntarse: ¿qué trae como consecuencia una discapacidad? Entre otras cosas, por ejemplo, depresión, y aquí sí entramos en el terreno propio de la llamada “salud mental”. Prestemos atención a cómo un tema físico, como caminar, acaba siendo un factor de prevención de no sólo afecciones físicas, sino también emocionales.
Otro ejemplo de la misma entrada. Prestemos atención a la imagen que colgué:
Dice claramente: “caminar reduce el estrés”, “caminar reduce los síntomas de la depresión”, “caminar aumenta el buen humor”. Se trata de tres afirmaciones directamente relacionadas con el aspecto psicológico de las personas.
Pero podríamos no quedarnos con eso. Dice que “caminar reduce el riesgo de cáncer”. Más allá de que podría tratarse de una generalización aventurada por parte de los autores de la imagen, nos están hablando de cáncer. El cáncer, tendemos a creer, es una enfermedad física, pero trae obvias consecuencias psicológicas, no sólo para el paciente, sino para su familia y su entorno. Y no sólo eso: hay estudios que ya hace décadas han relacionado distintos tipos de cánceres con factores psicológicos. Es decir, lo psicológico está en los antecedentes (incluso en las causas) del cáncer, como también en las consecuencias del mismo. Y más aun, los factores psicológicos actúan en la misma evolución de la enfermedad. Por ejemplo, hay pocas cosas peores para un paciente oncológico que el ser sometido a episodios de estrés muy intenso. Veamos cómo una enfermedad aparentemente física, se enlaza tan notablemente con aspectos psicológicos.
Lo mismo podemos decir del resto de afirmaciones, incluso la que afirma que “es gratis” (y no exagero), pero podríamos dejar eso a la imaginación y visualización de cada quién.
Otro ejemplo de este mismo blog
La entrada titulada “la importancia de tomar un buen desayuno todos los días“, podríamos sentirla como “muy física” o “muy poco psicológica”, y con razón. Sin embargo, leyendo a través de ella encontraremos que entre las consecuencias de no tomar un buen desayuno todos los días se menciona irritabilidad y ansiedad.
Nuevamente, podemos no quedarnos con eso y ver que nuevamente se menciona el riesgo de cáncer y otras afecciones aparentemente físicas que traen implicancias psicológicas innegables, como celulitis y sobrepeso. ¿Qué afecciones psicológicas? Por ejemplo, baja autoestima, deterioro de la autoimagen corporal, problemas de pareja, etcétera.
Otra vez vemos cómo un asunto aparentemente nutricional (físico), se enlaza irremediablemente con asuntos psicológicos, no sólo en sus consecuencias, sino también en sus causas. Preguntémonos por qué alguien no toma desayuno y encontraremos asuntos psicológicos o sociales activos generando ese problema.
Problemas como consecuencia de no ver la salud como una unidad en los médicos no psiquiatras
Es muy frecuente escuchar que un médico ve que hay una lesión pero no sabe explicar a qué se debe. Dándose esta situación, he escuchado estos tres casos:
1. Muchos médicos no atinan a decir nada al paciente (“no, no sé qué es, es algo raro”) y simplemente dan tratamiento a la lesión sin explicar ni interesarse por sus causas.
2. Otros médicos atribuyen muchas de estas situaciones a la palabra indefinida que ya casi es un cliché: “podría ser estrés”.
3. Y algunos pocos, como parte de las recomendaciones dicen al paciente que vaya a evaluación psicológica como parte del tratamiento.
Da la sensación de que unos médicos (caso 1) hacen una separación tajante entre salud física y salud mental, de tal forma que no conciben un posible origen psicosomático (causas psicológicas para simplificarlo más) de la enfermedad física y prefieren no decir nada. Da la sensación de que otros (caso 2) al menos sugieren la posibilidad de situaciones estresantes. Mientras que algunos pocos (caso 3) ven a la psicología como un área más, que ellos no manejan y que podría ser importante investigar y tratar en la dolencia inexplicable del paciente.
El caso 3 me da la mejor sensación. El caso 2 me parece insuficiente e incluso pretencioso (un médico no psiquiatra que se cree psicólogo o psiquiatra) y el caso 1 me parece terriblemente peligroso, pues al estar ciego al poder que tiene el estado psicológico del paciente, el médico se queda conforme con no ver el origen posible, de tal manera que no podrá atacarlo, lo que a la larga perpeturá la enfermedad, como sucede muchas veces con un gran número de enfermedades crónicas que condenan a los pacientes a vivir visitando clínicas u hospitales. Todo eso por creer, erróneamente, que la salud física no tiene nada que ver con la salud mental.
Por último, ni siquiera se necesita que la enfermedad sea inexplicable en su origen. Ya se sabe hace años que muchas enfermedades físicas están relacionadas previamente con aspectos psicológicos, por ejemplo, el cáncer, las afecciones de la piel, las alergias, las afecciones del tracto digestivo, etcétera. Pero parece que estamos todavía muy lejos de ver las cosas en toda su complejidad y actuar en consecuencia.
Problemas como consecuencia de no ver la salud como una unidad en los médicos psiquiatras
Con alarmante frecuencia se ve que los médicos psiquiatras se contentan con tratar a sus pacientes con medicamentos y citarlos para sus controles (por ejemplo, una vez al mes). Esto es insuficiente. Cuando hay una afección psiquiátrica (depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastornos alimenticios, etc.) no es suficiente medicar a los pacientes. Se necesita, además del tratamiento psiquiátrico, un tratamiento psicoterapeutico, que permita aspirar a que algún día el paciente no dependa de los fármacos; pero muchas veces esto no se da, no sólo por ignorancia (comprensible) del paciente, sino porque el psiquiatra cree que el problema del paciente es físico y sólo se controla con fármacos. No toma en cuenta para nada el aspecto psicológico de la persona y no hace ninguna recomendación al respecto.
Problemas como consecuencia de no ver la salud como una unidad en los psicólogos
Aquí hay un problema que yo he visto desde muy cerca. Muchos colegas psicólogos o psicoterapeutas están erróneamente convencidos de que las dificultades de sus pacientes son sólo emocionales o mentales y que ahí no tiene que ver nada físico. De tal manera que se colocan en una posición absolutamente incapaz de detectar cuándo es que un paciente necesita una evaluación psiquiátrica o médica, en general.
Esto es un problema serio, porque al no detectar esto, el paciente tratado sólo con psicoterapia, no mejorará en su problemática o lo hará demasiado lento (más aun de lo que ya suele ser). Y esto es más grave aun cuando se trata de niños.
En cambio, un psicólogo o psicoterapeuta que se da cuenta de que tal problema psicológico puede deberse a asuntos físicos, será oportuno en recomendar evaluación médica cuando sea necesario o detectará temas de alimentación, de hábitos o temas laborales, porque está atento a que la salud no es sólo mental, sino que es un conjunto indivisible con lo físico, lo social y lo espiritual, y que estas otras tres áreas pueden tener mucho que ver con lo que se está intentando aliviar.
Conclusión
La salud es indivisiblemente física, espiritual, social y mental. Aquí cuatro fórmulas, pesadas de leer pero necesarias:
1. Los problemas físicos pueden ver su origen en otros problemas físicos, o bien en problemas espirituales, sociales o mentales.
2. Los problemas espirituales pueden ver su origen en otros problemas espirituales, o bien en problemas físicos, sociales o mentales.
3. Los problemas sociales pueden ver su origen en otros problemas sociales, o bien en problemas físicos, espirituales o mentales.
4. Y, naturalmente, los problemas psicológicos o mentales pueden tener su origen en otros problemas mentales, como también en problemas espirituales, físicos o sociales.
Y esta última es la fórmula que más nos interesa (aunque nos interesan en realidad las cuatro). Por eso es que aquí a veces hablamos del desayuno, de la alimentación, del cáncer, del envejecimiento, de los hábitos, del trabajo, del sistema nervioso, y posiblemente, acabemos hablando también de asuntos de índole espiritual: investigaciones acerca de cómo prácticas espirituales, como la meditación o el yoga, traen beneficios en la salud de las personas, problemas familiares debido a la multiplicidad de credos en una misma familia extensa o nuclear, problemas de cruces entre el credo del colegio y el credo de los papás, etcétera.
Así que ya sabemos: podemos tomar a la salud como un indivisible: salud fìsica, salud mental, salud social y salud espiritual, y así obtenemos un panorama más amplio para nuestro cuidado y el de nuestros seres queridos.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe