Este asunto, que parece que tiene que ver solamente con el aspecto físico de la crianza (específicamente con el tema de la hidratación), resulta que tiene (al menos) un componente psicológico muy importante.
Se sabe que los padres, entre muchas cosas, deben cuidar que sus hijos estén bien hidratados, de acuerdo a su edad. Ahora bien, la mejor bebida, en todo sentido, para cubrir esta necesidad básica, es el agua pura, pero lamentablemente no es necesariamente la más deseada por los niños, que pueden llegar a desear exclusivamente bebidas dulces o incluso gaseosas y pedirlas constantemente a sus papás, generando un problema de alimentación, ya que el exceso de calorías que proveen las bebidas dulces, y más todavía las envasadas, tienen efectos perjudiciales para la salud de los niños.
¿Cómo evitar que los niños solo deseen bebidas dulces?
La mejor forma de combatir este problema es adelantándose a él y contrarrestarlo antes de que aparezca. Recordemos que el azúcar es una sustancia adictiva, por tanto, una vez instalado un exceso en el consumo es difícil volver atrás. Veamos cómo se puede hacer para adelantarse a la aparición de esta dificultad:
Para los niños, los papás son el primer referente adulto, son su ejemplo y su modelo a seguir. Si los papás desean que sus hijos adquieran hábitos saludables, la mejor forma es practicarlos ellos mismos antes. Por tanto, la mejor manera de que los niños busquen agua para hidratarse, es dándoles el ejemplo desde que son muy pequeñitos, desde el comienzo de sus vidas.
Visto desde el ángulo contrario, si los papás se dedican a consumir gaseosas y bebidas envasadas en exceso, no pueden esperar que sus hijos busquen alternativas saludables para su hidratación.
Si desean que sus hijos puedan ser capaces de beber agua y mantenerse saludables en este aspecto, háganlo ustedes mismos con sus propios cuerpos antes. Sus hijos crecerán con ese ejemplo y ese modelo, y será más fácil que opten o toleren bien las opciones más saludables.
Los papás son los modelos
Este asunto aparentemente tan simple y tan sencillo, en realidad encierra una especie de llave maestra para la crianza de todo niño. Esta forma de prevenir la dependencia de bebidas dulces, en realidad puede aplicarse a una enorme cantidad de problemas, desde la alimentación, hasta las adicciones, las relaciones de pareja o el éxito profesional.
Hay que recordar que nuestras propias vidas están siendo vistas atentamente por nuestros hijos, y que ellos las ven como el modelo o la forma de ser adulto en el mundo.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe