A veces, ante el nacimiento de un hermano, el mayor se muestra hostil. Frente a esto, los papás pueden optar por regañarlo o por intentar convencerlo de que su comportamiento es egoísta y desagradable. Esto último se puede hacer de forma dura o de forma tierna; al final, en lo que nos atañe, viene a ser lo mismo.
Cuando esta estrategia de los papás sale lo mejor posible, el hermano mayor acaba tolerando al menor, más para evitar ser censurado que porque verdaderamente lo haya aceptado. Esto no resuelve los celos, sino que solo los tapan, como quien mete la basura debajo de la alfombra para que la sala parezca limpia. Uno se puede dar cuenta de que en el fondo el problema persiste porque el hermano mayor se muestra muy sensible a las diferencias con su hermano menor (por ejemplo, el famoso “¿por qué a él sí y a mí no?”).
¿Cómo prevenir esto?
Frente a este problema se puede optar por una vía alternativa a la anterior, que podría dar mejores resultados. La clave está en permitir al niño expresar su malestar, mostrarle que lo entendemos, en vez de censurarlo (ojo, esto no significa que se toleren agresiones o acciones que se pasen de ciertos límites razonables). Cada vez que este hermano diga que no lo van a querer igual o que quieren más al menor, los papás pueden decirle que lo comprenden y que, en efecto, esto que siente es muy penoso.
Siguiendo este parámetro, el hermano mayor podría “tocar fondo”, como se dice, y, una vez en esta situación, podría iniciar su recuperación y empezar a “defender” a su hermano menor, diciendo cosas como “en realidad no es un pesado” o “en realidad no es tan odioso” o “no, no es tan molesto, en verdad es muy chiquito”. Una vez en esta posición, los papás solo deben atinar a responderle cosas como “¿sí? ¿tú crees?” o “sí, tal vez tengas razón”, evitar reforzarle su defensa, dejar que él haga su propio camino. Poco tiempo después, si todo sale bien, este hermano mayor tendría que ya haber aceptado a su hermano de forma genuina.
Esto sucede así porque no se le censura, dañándole su autoestima, sino que más bien se le permite expresar sus sentimientos y así puede elaborarlos y pasar a desarrollar una relación más positiva.
¿Qué pasa cuando es el menor el que se siente celoso?
Si bien no es una situación tan clásica como la anterior, muchas veces sucede que es el hermano menor el que, cuando crece, desarrolla celos y rechazo por su hermano mayor.
En este escenario se recomienda actuar de forma análoga: que se le permita la expresión de los celos, sin cesurarlo ni regañarlo por ello. Sin embargo, con los menores hay que tener cuidado de no compensar su malestar con afecto o con mimos, ya que esto reforzará su comportamiento e incluso podría empeorarlo.
De forma similar al caso de los hermanos mayores, hay que escucharlos, decirles que tienen razón en sentirse así, que las desigualdades pueden ser difíciles de soportar y que se les comprende. Si el papá o la mamá tienen hermanos, se le puede decir que ellos también sintieron lo mismo siendo niños, si es que recuerdan cómo así, que tampoco se trata de engañar.
Con los menores también es importante hacerles ver que no hay diferencia de valor, sino solo de edad, de tamaño o de talla. Para esto, se recomienda que los papás busquen ejemplos qué ponerle al niño, ejemplos en donde dos personas o seres diferentes son importantes a su manera particular en una misma situación o para una misma tercera persona. Se sugiere esto porque, en el caso de los menores, hay mucho de sentimientos de desventaja por ser menor, más pequeño o más débil.
Referencia
Dolto, Françoise (1998). El niño y la familia. Desarrollo emocional y entorno familiar. Barcelona, España: Ediciones Paidós Ibérica. Páginas 41-43.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe