Muchas veces los papás nos encontramos preocupados, alarmados, fastidiados, hostigados, etcétera, por el comportamiento de nuestros hijos adolescentes. Ya he perdido la cuenta las veces en que yo, por ejemplo, me he encontrado en la necesidad de calmar a los papás, recordándoles que su hijo es un adolescente, y que, por tanto, aquello que tanto denuncian, resulta que es normal. Como dice el médico y psicoanalista Juan David Nasio:
«Todo (…) [en el adolescente] son contrastes y contradicciones. Puede estar tanto agitado como indolente, eufórico y deprimido, rebelde y conformista, intransigente y decepcionado; en un momento entusiasmado y, de golpe, inactivo y desmoralizado. A veces es muy individualista y exhibe una vanidad desmesurada o, por el contrario, no se quiere, se siente poca cosa y duda de todo. Exalta hasta las nubes a una persona de más edad, a la que admira, como (…) [un músico], un jefe de grupo o un personaje de juegos de video, a condición de que su ídolo sea diametralmente opuesto a los valores familiares. Los únicos ideales a los que se adhiere, las más de las veces con pasión y sectarismo, son los ideales -a veces nobles, a veces discutibles- de su grupo de amigos. A sus padres les manifiesta sentimientos que son la inversa de lo que siente realmente por ellos: los desprecia y les grita su odio, mientras que el niño que subsiste en el fondo los ama con ternura. Es capaz de ridiculizar al padre en público mientras que está orgulloso de él y lo envidia en secreto. Tales cambios de humor y de actitud, tan frecuentes y tan bruscos, serían percibidos como anormales en cualquier otra época de la vida, pero en la adolescencia, ¡nada más normal!»
Referencia
Nasio, Juan David (2010). ¿Cómo actuar con un adolescente difícil? Consejos para padres y profesionales. Buenos Aires, Argentina: Paidós. Páginas 17, 18.