Sucede mucho que cuando estás conversando con otra persona, tu hijo empieza a intentar llamar tu atención, te pide que veas algo (“¡mamá, mira!”), hace preguntas o se mete en la conversación de manera impertinente.
¿Por qué hace eso?
Sí, puede ser muy irritante. Lo que sucede es que los niños son seres sociales dependientes que necesitan la atención de sus papás o de los adultos en general. Es así que cuando sienten que pierden dicha atención, buscan recuperarla. Esto no lo hacen por gusto o por molestar, lo hacen porque necesitan tener la seguridad de que estamos ahí, que aún podemos escucharlos o que aún los tenemos en cuenta.
¿Qué hacer cuando interrumpa?
La idea no es que, basándonos en lo que acabo de explicar, pongamos al niño por sobre todas las cosas, que tampoco esa es la idea, como tampoco la idea es gritarle o enojarnos con él. Lo que hay que hacer es explicarle con tranquilidad que debe esperar a que termines de hablar con la otra persona, siempre y cuando se trate de algo que no requiere tu atención en ese momento. Naturalmente esto excluye alguna urgencia real que el niño esté manifestando o alguna situación que sí amerite la interrupción y que sería ilógico o poco realista que espere a que termines de hablar. Aquí los papás necesitan ser rápidos tomando en cuenta el contexto y discriminando si lo que el niño está diciendo puede esperar, y cuánto.
Reducir al mínimo las interrupciones
Ahora bien, este tipo de situaciones podemos reducirlas al mínimo. ¿Cómo así? Si quieres conversar más de 5 o 10 minutos con alguien, sería mejor en realidad quedar con la persona o personas en un momento en el que no estés con tu hijo. Si esto no es posible, hay que mantenerlo entretenido, que tenga algún juguete o algo para colorear que lo haga sentir atendido (NO se recomienda el teléfono celular, la tablet o la computadora portátil, eso NO). Aun así hay que tener en cuenta que de todas formas podría buscar tu atención directa en algún momento, por lo que ya se explicó arriba.
También puedes, si es que es pertinente, intentar incluir al niño en la conversación. Si se hace bien, esto suele gustar mucho a los niños. Hay que hablar de cosas interesantes, cosas divertidas (no del colegio o de asuntos académicos, a menos que él saque el tema), por ejemplo de películas o de juegos o de cualquier cosa que sea interesante para todos los presentes.
Finalmente, si vas a incluir a tu hijo en la conversación, evita avergonzarlo exponiendo cosas íntimas de él o de su relación contigo o con la familia. Exponer los asuntos personales de tu hijo sin su previo consentimiento es tan desagradable para él como para cualquier otra persona, por algo es considerado una descortesía. Por eso, es mejor no avergonzarlo hablando de la chiquita que le gusta o de otras cosas que pueden parecerte graciosas, pero que seguramente a él no.
Referencia
Baltazar Ramos, Ana María & Palacios Suárez, Celia (2011). Consejos prácticos para la educación de los hijos. México D. F., México, Editorial Trillas. Páginas 27-29.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe