Es conveniente que los papás evitemos decir a nuestros hijos que les pagamos el colegio, los paseos o salidas, las fiestas, su ropa o su alimentación porque los queremos.
Decir esto es muy común, y no es que se trate de un error, sino que podría generar sentimientos complejos o confusos en los hijos (Baltazar Ramos y Palacios Suárez, 2011; página 25).
Por ejemplo, dependiendo del contexto o de la situación, podría ayudar a que el hijo experimente sentimientos de culpa (Ídem). Si hay hermanos, podría llevarlos a medir cuánto gastan los papás en cada uno y, de acuerdo a sus cálculos, pueden asumir que se quiere más a uno o al otro (Ídem). Así, el “beneficiado” podría sentirse, nuevamente, culpable, o triunfante por sobre el otro, cuando no es así, ya que la diferencia en los gastos o inversiones pueden no tener nada que ver con eso sino con situaciones de otro orden, como por ejemplo alguna enfermedad crónica, la necesidad de algún tratamiento o que la carrera de uno se enseña mejor en una universidad pública y la del otro en una universidad privada. Mientras tanto, el otro hermano podría sentirse poco querido, despreciado, con rabia y/o generar resentimientos.
Otra razón a tomar en cuenta tiene que ver con que los chicos se pueden acostumbrar a medir el afecto con el dinero o lo material, lo que repercutiría en sus relaciones futuras, especialmente con lo relacionado a la sexualidad y a las relaciones de pareja, así como con lo relacionado a la crianza de sus hijos.
Por todo esto se recomienda dejar sin asociar la manutención de los hijos con el amor o afecto que se les tiene, como una manera de cuidar estos sentimientos de lo económico o material. En ese sentido, se considera mejor vincular lo económico con el tema de la responsabilidad.
Referencia
Baltazar Ramos, Ana María & Palacios Suárez, Celia (2011). Consejos prácticos para la educación de los hijos. México D. F., México, Editorial Trillas.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe