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La obesidad reduce la memoria y el aprendizaje

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La insulina es una hormona, producida por nuestro organismo, que tiene una función muy importante en el metabolismo de los nutrientes.

La insulina también incrementa la plasticidad de nuestro sistema nervioso, que determina su capacidad para modificar las conexiones entre las neuronas, lo que, a su vez, determina nuestra capacidad para aprender, para formar nuevas memorias, para recuperarnos de daños, para ser flexibles y para adaptarnos según más nos convenga a las distintas realidades que se nos presentan.

La obesidad y su relación con la insulina

Pues bien, se ha visto que, en los casos de obesidad, se forma la llamada “resistencia a la insulina”, lo que, entre otras muchas cosas, afecta la neuroplasticidad de la persona, estableciendo una limitación o incluso pudiendo generarle problemas cognitivos (Hallschmid et al., 2008).

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Evidencias experimentales

Ahora bien, esto no solo se ha visto en seres humanos. Se ha visto que animales de experimentación que habían sido alimentados con mucha grasa, presentaron una significativa reducción de la neuroplasticidad en el hipocampo. Esto permitiría afirmar que las dietas hipercalóricas (ricas en grasas) afectan los procesos de memoria, aprendizaje y otros procesos cognitivos, al reducir la neuroplasticidad (Valladolid-Acebes et al., 2011).

Recomendaciones

Hay que evitar abusar de las grasas en nuestra dieta y en la de nuestros hijos. La comida chatarra, los snacks y los dulces comunes (porque sí existen snacks y dulces inocuos, solo es cosa de saber buscarlos o aprender a hacerlos) no solo pueden dañar nuestros cuerpos, sino también limitarnos mental o psicológicamente, si es que abusamos de ellos (si los consumimos con regularidad).

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Si tú o tu hijo sufren de obesidad, debe combatirse, consultar con profesionales de salud capacitados (médico, nutricionista) y seguir las recomendaciones, lo que implica estar abierto y dispuesto a cambiar algunos hábitos.

Referencias

Hallschmid, M., Benedict, C., Schultes, B., Perras, B., Fehm, H., Kern, W., Born, J., (2008). Towards the therapeutic use of intranasal neuropeptide administration in metabolic and cognitive disorders. Regulatory Peptides. Volumen 149 (números 1-3). Páginas 79-83.

Valladolid-Acebes, I., Stucchi, P., Cano, V., Fernández-Alfonso, M.S., Merino, B., Gil-Ortega, M., Fole, A., Morales, L., Ruiz-Gayo, M., Del Olmo, N., (2011). High-fat diets impair spatial learning in the radial-arm maze in mice. Neurobiology of Learning and Memory. Volumen 95 (número 1), páginas 80-85.

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

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“La obesidad reduce la memoria y el aprendizaje” por Diego Fernández Castillo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución – No Comercial – Sin Derivar 4.0 Internacional.

Los niños podrían saciarse con menos

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Algunas  veces los papás o cuidadores se quejan o consultan por el supuesto hecho de que el niño no quiere comer o no tiene apetito, lo que, a su vez, genera preocupación, malestar y puede llegar realmente a arruinar las horas de comida.

Al investigar un poco más, se encuentra con frecuencia que se está sirviendo a los niños platos que contienen la misma cantidad de comida que tienen los platos de los adultos. En esta circunstancia es completamente lógico que el niño no termine sus raciones. Aquí habría que tomar en cuenta que son niños, que son más pequeños, que tienen menos peso que nosotros y que sus aparatos digestivos pueden comprensiblemente tener menor capacidad.

Hecho simple, consecuencias complicadas

Una cosa tan simple como esta realmente puede desencadenar problemas serios. Si los papás o cuidadores reaccionan de determinadas maneras, los niños pueden acabar sufriendo mucho innecesariamente; por ejemplo, cuando se les obliga a comer todo, cuando se les castiga por no acabar el plato, o cuando se los deja sentados a la mesa hasta que se terminen todo.

Estas consecuencias de la supuesta falta de apetito pueden ocasionar problemas serios en la salud psicológica de estos niños. Pensemos que todo lo que tenga que ver con su alimentación se convierte en un martirio o, en todo caso, en algo desagradable. Y curiosamente todo resultó simplemente de un error humano sencillo, en donde no se tomó en cuenta que a los niños les podría entrar menos comida que a los adultos.

Referencia

Abu Sabbah, Sara (2016). Errores frecuentes. Contigo. Año 11 (122).

 

Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe

 

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