En una entrada anterior hablamos sobre lo importante que es para los papás estar de acuerdo con respecto a la disciplina dada a los hijos menores. En aquella ocasion recomendamos, entre otras cosas, que se debía evitar que los hijos sean testigos de desacuerdos entre los papás a la hora de disciplinarlos.
Pero, ¿qué hacer con aquellos asuntos de disciplina en los cuales no se puede llegar a un acuerdo tan facilmente?
Posponer la discusión
De repente, por más que hayan intentado llegar a un acuerdo, los papás no han logrado un consenso con respecto a una situación que involucra al hijo. ¿Qué hacer si esa situacion se presenta frente a los hijos? Por ejemplo, la mamá considera que a su hijo, al haberse portado mal, se le debe prohibir jugar con el playstation dos o tres dias; pero el papá no esta de acuerdo con aplicar castigos tan prolongados. Pongámonos en el lugar del papá que llega a la casa y se encuentra con que el castigo ya fue aplicado por ella ¿Qué haríamos en una situación como esa?
En este ejemplo la recomendacion iría dirigida al papá. Es fundamental que si hay un desacuerdo, y los hijos están presentes, la discusión se posponga para otro momento. El papá no debe cuestionar la decisión de la mamá delante de su hijo, tampoco debe deshacer el castigo por más que la mamá no se encuentre en casa. El castigo se debe cumplir tal y como la mamá lo decidió, por más que el papá no esté de acuerdo con la aplicación del mismo. ¿Por qué? Porque es preferible un castigo inadecuado por tres días a que la disciplina del niño o del adolescente se vea marcada por haber sido testigo de los desacuerdos entre sus padres.
Conversarlo después
Los papás pueden retomar los intentos de solucionar sus diferencias de opinión cuando estén solos. Ahora, podría darse el caso de que el desacuerdo no se resuelva. Aquí lo importante es que se intente llegar a un acuerdo, incluso cediendo un poco ambas partes. Pero si al final esto no se da, y las situaciones de desacuerdo se van repitiendo, los papás podrían recurrir, tal vez, a algunas personas cercanas de confianza, para escuchar otras opiniones. Si aun así, no se encuentra resolución, se puede consultar con algún profesional recomendado para que haga de mediador objetivo, en ese caso sería ideal que se sigan las indicaciones de dicho profesional.
Los sentimientos de los papás
Decimos esto sabiendo y comprendiendo que, para el papá o la mamá, encontrarse con que su pareja está haciendo exactamente lo que él o ella no haría, genera sentimientos negativos, por ejemplo, de cólera. Aquí lo que se está recomendando es que los papás hagan el esfuerzo de no actuar impulsivamente, guiados por dicha cólera, para así poder llegar luego a un acuerdo conversado.
Excepción
Como muchas veces, cuando se plantea una regla, se presentan excepciones, y en este momento se me ocurre una: si el papá encuentra a la mamá golpeando al hijo o viceversa, sí es necesario que se detenga esta acción y se sugiera, de la forma mas calmada posible, otra forma de sancionar la falta que el hijo haya cometido. ¿Por qué esta es una excepción? Porque a diferencia de los desacuerdos que se puedan dar por la comida, por el tiempo de ver la televisión o jugar con el playstation, o por el salir a fiestas, el maltrato físico a un niño o adolescente, necesariamente, va a ser más dañino para él que presenciar el desacuerdo entre sus padres. Por otro lado, como también vimos en una entrada previa, los hijos esperan de sus papás protección y cuidado y si uno de ellos se convierte en agresor físico, cosa que ya va contra este principio, es mucho peor que el otro padre se mantenga como testigo mudo frente al maltrato que el niño está sufriendo.
Para recordar
– Ante situaciones de desacuerdo que se presenten frente a los hijos, la discusión debe ser pospuesta para otro momento, no ceder ante la cólera.
– Si los papás ven que no hay forma de resolver una discrepancia durante mucho tiempo, y esto esta generando problemas repetidamente, se puede conversar del asunto con un profesional recomendado. Aquí lo que resuelve es seguir las indicaciones de dicho profesional.
Diego Fernández Castillo
Psicólogo – psicoterapeuta
Colegio de Psicólogos del Perú 19495
diego.fernandezc@pucp.edu.pe