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¿Por qué las mujeres pagan más que los hombres por muchos productos?
A comienzos de año, Maddie Messer, una niña estadounidense de 12 años se convirtió en una inesperada activista contra la discriminación a las mujeres. La razón: un videojuego.
Maddie no entendía por qué Temple Run, uno de sus videojuegos favoritos, le cobraba US$7 dólares extra si ella quería que el personaje central del juego fuera una mujer.
Hizo averiguaciones y encontró que de 50 videojuegos que ella examinó, 37 de ellos ofrecían personajes masculinos gratuitos, pero solo cinco de ellos ofrecían lo mismo para mujeres.
El diario The Washington Post publicó en marzo un editorial escrito por la niña, quejándose de lo que ella veía como una injusticia.
El escrito de Maddie se convirtió en una nueva evidencia presentada por activistas que hablan de la existencia de un “impuesto rosa” (“pink tax” en inglés).
Aseguran que numerosas empresas les cobran más a las mujeres que a los hombres por el mismo producto.
Lea también: por qué los tampones y toallas sanitarias generan polémica en Australia
Los datos
Otros académicos estadounidenses insisten en que hay datos para verificar la existencia de esa tendencia.
En 2011, investigadores de la Universidad Central de Florida encabezados por Megan Duesterhaus y Liz Grauerholz encontraron que las mujeres pagaban más por desodorantes, cuchillas de afeitar y otros productos de higiene personal vendidos por cadenas nacionales.
En su artículo “El costo de la feminidad: disparidades de género en el precio de los servicios y productos de cuidado personal”, los académicos sostienen que de 100 salones de belleza estudiados, solo 15 cobraban lo mismo a hombres y mujeres.
En promedio, las mujeres pagaban US$35,02 por un corte de pelo simple, frente a los US$22,78 que pagaban los hombres.
El fenómeno se extendía a la compra de artículos de aseo personal. En promedio, encontraban los expertos, las mujeres pagaban US$1,44 por onza de desodorante frente a US$1,15 para los hombres.
“Las mujeres, de hecho, parecen estar dispuestas a pagar más por productos y servicios”, en particular “por aquellos que las ayudan a cumplir con las expectativas de la sociedad sobre su feminidad”, sostuvieron entonces las investigadoras.
Fenómeno global
La discusión en torno a la supuesta discriminación de género en el ámbito comercial parece ser también un fenómeno global que tiene manifestaciones diversas en distintos países.
En Francia, un grupo activista llamado “Georgette Sands” ha emprendido una campaña para denunciar lo que ellos consideran abuso por parte de cadenas nacionales de supermercados como Monoprix, que, aseguran, cobraban precios distintos a las mujeres en muchos productos.
En declaraciones a la prensa francesa a finales del año pasado, Monoprix se defendía diciendo que el mayor volumen de ventas a hombres en productos como las cuchillas de afeitar, les permitía ofrecer descuentos.
“Impuesto al tampón”
Y hace apenas unos días, los medios reseñaban la controversia desatada en Australia al saberse que el gobierno eximía del impuesto del IVA a productos considerados “esenciales” como el protector solar y los preservativos pero se lo cobraba a productos femeninos como los tampones o toallas higiénicas.
Lo que llevó a Subeta Vimalarajah, estudiante universitaria de Sydney, a emprender una campaña contra el llamado “impuesto al tampón”.
“La mitad de la población menstrúa y no debería ser penalizada económicamente por ello”, dijo entonces.
La petición, que consiguió 95.000 firmas de apoyo, cuestionaba por qué se tasaba un producto que la mayor parte de las mujeres están obligadas a comprar cada pocas semanas, mientras que el gobierno no lo considera suficientemente “necesario” para librarlo del impuesto.
Pese al apoyo que recibió entonces, el gobierno australiano no ha dado su brazo a torcer.
Lo que ha dado lugar también a discusiones sobre si esta es una nueva manifestación de sexismo en los precios que pagan las mujeres por sus productos.
¿Es legal?
La conducta de cobrar distinto a hombres y mujeres por el mismo producto no solo es controversial.
En varias partes es ilegal.
En 1995 California expidió una ley que prohibía la discriminación por género en los precios, conducta que ha sido replicada en otras partes de Estados Unidos.
Pero más allá de las discusiones legales, la controversia seguirá tocando fibras sensibles en la medida en que un grupo que compone la mitad de la población siga sintiendo que la discriminan en la caja registradora del supermercado.
Fuente: BBC Mundo
Perú: ronderos cajamarquinos irrumpió en un night club
Para ver el video ingrese al siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=wESefG5kH38
¿Qué sensación les genera la actitud de los ronderos?, no creen que deberìan haber enfocado también la cara de los visitantes o parroquianos?. Pero como saben la violencia no soluciona problema, al contrario genera más violencia. Acaso los administradores del night club se van a quedar con los brazos cruzados?, porque son mafias muy bien organizadas que se dedican a la trata de niñas y mujeres con fines de explotación sexual.
MUJERES Y VIOLENCIA POLÍTICA
Bolivia
En Bolivia, como en otros países de la región, la violencia política contra las mujeres se ha convertido en un grave contrapeso a los avances en materia de equidad de género y acceso al poder político. Abusos, amenazas, hostigamiento, agresiones físicas, psicológicas, sexuales e incluso secuestros para obligarlas a dimitir de sus cargos forman parte de un repertorio de prácticas que buscan reforzar la esfera pública como dominio masculino y trasladar a ella las relaciones de subordinación entre hombres y mujeres.
María Eugenia Rojas Valverde, que se desempeña en Bolivia como consultora en género y políticas públicas locales de la Federación Canadiense de Municipios, ha investigado estas formas de violencia que, si bien no son nuevas, han adquirido visibilidad sólo recientemente. En entrevista con el CLAM, habla sobre estas formas de violencia, los esfuerzos del Estado boliviano para hacerle frente y otros aspectos que obstaculizan el ejercicio pleno del derecho a la participación política de las mujeres.
¿De qué formas se expresa la violencia política contra las mujeres en Bolivia?
Bolivia, cuenta con 10.426.154 habitantes, de los cuales el 50,1% son mujeres, siendo una de sus características más importantes la diversidad étnica y cultural en una población predominantemente indígena y mestiza. Actualmente Bolivia se organiza territorialmente en departamentos, provincias, municipios y territorios indígena originario campesinos.
En este escenario se observa que las mujeres en Bolivia todavía se desenvuelven en un marco patriarcal que incide en: i) menor acceso, permanencia y término en todos los niveles del sistema educativo; ii) precaria atención de salud, con una tasa de mortalidad materna elevada con relación al resto del continente; iii) menores ingresos económicos por desempeñarse fundamentalmente en bolsones de empleo informal. En lo que respecta a la situación política de la mujer, después de un largo proceso, ésta ha sido fortalecida con la inclusión de criterios de equidad, paridad y alternancia en la normativa electoral boliviana, situación que ha permitido una creciente participación de mujeres en los diferentes niveles del Estado. Sin embargo, estos avances han traído consigo nuevos problemas y desafíos, como el acoso y violencia política contra las mujeres.
En el año 2009 se identificó el primer caso. Una indagación detallada mostró que en el periodo comprendido entre 2000 y 2009, 249 concejalas y alcaldesas hicieron denuncias por acoso o violencia política, lo que representa un promedio aproximado de 28 casos por año. Los principales actos denunciados están relacionados con el uso de la fuerza para obligar a las mujeres autoridades electas a suscribir todo tipo de documentos o avalar decisiones contrarias a su voluntad (41,37% de los casos); acciones destinadas a restringir o impedir el cumplimiento efectivo de sus funciones o atribuciones (30,12%); y actos de discriminación por razones de condición social, cultural, racial, etc., que son la tercera causa de denuncia (16,47%). Éste registro ha permitido realizar una clasificación de actos de acoso o violencia política, que sirvió a su vez como insumo para la tipología establecida en la Ley 243 Contra el Acoso y Violencia Política Hacia las Mujeres aprobada en mayo de 2012, luego de que quedaran impunes cientos de casos.
Los casos denunciados y la experiencia en este tema nos muestran que las víctimas no son solo mujeres en ejercicio de la función pública, sino que estos actos suelen alcanzar también a su entorno familiar. De las experiencias de acoso y violencia política identificadas se puede inferir que pervive una cultura patriarcal en el ámbito público, que no solamente se encuentra enraizada en los hombres, sino que también es practicada por algunas mujeres, que reconocen o justifican este tipo de comportamientos. Esta situación puede atribuirse a una enseñanza que viene desde la propia familia, donde se relega a la mujer a un rol secundario y se le otorgan escasas posibilidades de acceder a espacios de decisión.
Sin embargo, Bolivia tiene uno de los marcos normativos más progresistas en América Latina en materia de derechos de las mujeres, incluido el derecho a la participación y paridad política, y ha desarrollado varias acciones para combatir esta forma de violencia…
Sí. Durante los últimos años se impulsó la aprobación de Ley Contra el Acoso y Violencia Política Hacia las Mujeres, para lo cual se desarrolló una estrategia orientada a la conformación de alianzas con otras instituciones interesadas en la temática, con quienes se llevó a cabo un trabajo de incidencia política. Una cualidad de esta norma es que no limita su aplicación a mujeres en cargos electivos, sino que amplía su alcance a mujeres designadas o en el ejercicio de la función política pública.
Sin embargo, quedan pendiente por implementar unas tareas definidas por la propia ley, que son: i) su reglamentación a cargo del Órgano Electoral Plurinacional; ii) incorporar en estatutos y reglamentos internos de las organizaciones políticas y sociales disposiciones referidas a la prevención, atención y sanción de los actos de acoso y violencia política hacia las mujeres, así como la incorporación de disposiciones específicas que promuevan y garanticen la participación política en igualdad de condiciones entre mujeres y hombres y; iii) modificar reglamentos internos, de personal, disciplinarios y los de instituciones públicas.
De manera complementaria a este proceso se diseñó un protocolo para la atención de casos, que ha sido pensado como ruta de atención sobre los procedimientos que deben seguir los funcionarios de instituciones públicas en general y, en particular, los funcionarios del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y los Tribunales Electorales Departamentales (TED), instancias responsables de atender y resolver las denuncias presentadas en la vía administrativa por faltas electorales, cuando se presenten denuncias de acoso o violencia política.
Para hacer efectivo el diseño del protocolo se definió una estrategia conjunta entre el Tribunal Supremo Electoral y la Asociación de Concejalas de Bolivia (ACOBOL), con el apoyo de ONU Mujeres, que contempló acciones de sensibilización, capacitación y validación del mismo. Se hicieron talleres departamentales en los que participaron concejalas municipales y funcionarios de los Tribunales Electorales Departamentales. Los resultados de éste proceso fueron validados en un Taller Nacional Electoral de Género e Interculturalidad, donde se presentaron los resultados del trabajo desarrollado. Esto permitió acercar a mujeres concejalas y autoridades y técnicos/as electorales para que los últimos asumieran conciencia de la dimensión de la problemática en el ámbito municipal.
Por otro lado, como elemento transversal de todo el proceso, se ha realizado un trabajo permanente y sostenido de Empoderamiento de Autoridades Locales y Nacionales, que contempló la realización de encuentros departamentales de concejalas en todo el país, debates con mujeres y senadoras y encuentros con organizaciones de base y organismos no gubernamentales. Uno de sus resultados más importantes fue la organización del Comité Impulsor de los Derechos Políticos de las Mujeres en el año 2004, conformado por representantes de diferentes instituciones que trabajan en temas de género, con quienes se avanzó en la sensibilización y empoderamiento de mujeres de diferentes instituciones públicas sobre la importancia de los temas de acoso y violencia política.
Con la nueva Constitución Política, Bolivia se reconoció como un Estado anti neoliberal, descolonizador, incluyente y garante de la autonomía de los grupos excluidos. ¿Qué lugar han ocupado los derechos de las mujeres en la construcción del nuevo Estado Plurinacional?
En el caso de Bolivia, la sociedad transitó de una democracia representativa a una democracia con mayor participación directa, comunitaria e intercultural de diferentes actores y actoras. El período comprendido entre el 6 de diciembre de 2009 y el 4 de abril de 2010 fue definido por la Constitución Política del Estado (CPE) para que las bolivianas y bolivianos emitieran su voto y participaran en la elección nacional de las y los representantes de la Asamblea Legislativa Plurinacional, Presidente, Vicepresidente y otras autoridades. Para ello se establecieron las reglas del juego que regularían el proceso: la CPE, la ley del régimen electoral transitorio (hoy ley del régimen electoral y ley del órgano electoral), el reglamento para elecciones departamentales y municipales, el código electoral, la ley de partidos políticos y la ley de agrupaciones ciudadanas y pueblos indígenas. Como un logro histórico de las mujeres se incluyó la igualdad de oportunidades y la equidad de género en los artículos 8 y 270 de la CPE.
El nuevo contexto definido por la Constitución ha requerido de un trabajo que atenúe los potenciales conflictos que puedan surgir con la nueva institucionalidad. Se ha velado para que las transformaciones fueran gestionadas pacíficamente dentro de marcos institucionales democráticos de respeto a las minorías y de mayor inclusión de grupos tradicionalmente vulnerables y excluidos, entre ellos las mujeres. Sin embargo, uno de los grandes obstáculos para tal fin ha sido la disponibilidad de recursos económicos y oportunidades de participación en los partidos políticos.
En Bolivia próximamente se redactará una nueva Ley de Organizaciones Políticas (en remplazo de la anterior Ley de Partidos Políticos) adecuada al texto constitucional. El nuevo proyecto de Ley de Organizaciones Políticas establecerá el respeto a la equidad de género en las elecciones internas que realicen los partidos políticos para elegir a sus candidatos y candidatas. Será obligatorio el respeto de la equidad de género en la designación de candidatos y que el voto de militantes en los partidos políticos tenga en cuenta la alternabilidad para los próximos procesos electorales. Es decir que la democratización de los partidos políticos podría dar un salto cualitativo, estratégico, pues se prevé que los militantes de las organizaciones políticas elijan a sus candidatos y candidatas con base en determinados parámetros. Además el Tribunal Supremo Electoral (TSE) impuso dos hitos para consolidar la normativa: que exista mayor participación de la ciudadanía dentro de los partidos políticos y que las organizaciones respondan a las necesidades de la población con ofertas programáticas. Elaborarán reglamentos para ejecutar las elecciones internas en las contiendas políticas, esperando que los partidos realicen sus elecciones internas dándole la claridad necesaria a la selección. Las justas internas o primarias en los partidos son el mecanismo de elección de candidatos y candidatas por parte de militantes. Estas modificaciones podrían incentivar la participación de las mujeres y contribuir a una mayor democratización de los partidos políticos.
¿Qué ha obstaculizado entonces la participación política de las mujeres en condiciones de equidad?
A partir del hostigamiento que sufrió una Concejala por parte de una autoridad municipal, en 1999 las concejalas y alcaldesas de Bolivia, con la perspectiva de defender sus intereses y derechos, fundamentalmente los políticos, se organizaron y crearon la Asociación de Concejalas de Bolivia (ACOBOL). Entre 2000 y 2001 se llevó a cabo una labor de denuncia, se analizó la legislación nacional y municipal en busca de artículos que permitieran pedir un amparo legal para los casos de acoso y violencia política y al constatar su inexistencia, se propuso en 2001 la promulgación de una ley contra el acoso político.
En dicha revisión se detectaron varios vacíos en el ámbito normativo nacional que justificaron la importancia de esta iniciativa legislativa: el marco normativo vigente no contemplaba un catálogo específico de derechos políticos de las mujeres; no existía una definición jurídica del acoso y la violencia en razón de género; las conductas de acoso y violencia contra las mujeres que ejercen cargos públicos no se encontraban tipificadas como infracciones o delitos en las normas que regulan la función pública a nivel municipal, departamental o nacional; y la normativa relacionada no previa (ni prevé actualmente) mecanismos e instancias específicas para la atención, denuncia, tratamiento y resolución de casos de acoso y violencia política en razón de género.
Estas limitaciones normativas pusieron al descubierto algunos problemas prácticos a la hora de combatir el acoso y violencia política en razón de género: por un lado, no existen instancias públicas que registren y hagan seguimiento a los casos, y por otro, pese a que la mayor parte de conductas de acoso y violencia son tipificadas como delitos en el Código Penal (con penas mínimas que en la mayor parte no implica privación de libertad) ninguno de los casos denunciados ha concluido en sanción para el infractor o la restitución de los derechos de la víctima.
Las mujeres que han sufrido acosos y agresiones que perjudican su participación política, e incluso las llevan a renunciar, no encontraron una instancia que pueda asumir su defensa, debido a que al ser autoridades se encontraban en una situación de desventaja en relación a las ciudadanas comunes, sin que la ley contemplara alguna disposición al respecto. Del total de casos denunciados, 40% fueron derivados a instancias públicas de gobierno pero quedaron impunes. De estos, 32.4% no tuvieron ningún tipo de respuesta y el 7,6% de las veces las instituciones se excusaron indicando no tener competencia en la situación.
Además, cuando la queja se hizo en instancias municipales, no se cumplió con el proceso administrativo interno previsto por la Ley de Municipalidades, que establece sanciones a las autoridades y, en caso de constituir delitos, los deriva a la justicia ordinaria.
En su investigación llama la atención sobre el papel que desempeñan la cultura política y una institucionalidad informal en la participación política de las mujeres, incluso más allá del ámbito normativo…
Los avances normativos que tienden a promover el acceso de la mujer en los cargos de representación ciudadana en Bolivia se contradicen con los rasgos de la cultura política. Las mujeres que se presentan como candidatas o potenciales lideresas para ser electas y compiten con los hombres en la arena política por el acceso a los cargos de representación, son víctimas de acoso y violencia por parte de otros hombres y de mujeres de sus propios partidos políticos, por los líderes de esos partidos y por otras organizaciones políticas.
Por lo tanto resulta clave analizar no solamente los avances normativos sino también las prácticas asociadas a los procesos electorales para determinar de qué modo incentivan o desincentivan la participación política femenina en Bolivia.
Al respecto se observa que hasta hace poco no hubo una sola representante –líder o acompañante de fórmula– de ningún partido político, que se haya distinguido en la vida democrática boliviana, debido al monopolio del liderazgo por parte de los hombres o a la falta de experiencia de las mujeres.
Es decir que la democracia en el seno de los partidos políticos ha sido excluyente, insuficiente y discriminadora del género femenino; además de amedrentadora en términos de informalidad partidaria. Por otro lado es importante resaltar que los partidos políticos y las organizaciones políticas que han logrado incluirlas en sus listas, usualmente lo han hecho como relleno. Esto se evidencia en la manipulación e instrumentalización que sucede ante su falta de experiencia y conocimiento de lo político y la política; y en que no las asisten o entrenan para la gestión política o gubernamental. De este modo, mujeres que son identificadas en primera instancia como lideresas sobresalientes y que son convocadas a integrar listas electorales se convierten en presas fáciles en épocas electorales (antes, durante y después de las mismas). Cuando son electas y están en ejercicio de su cargo, son engañadas, relegadas, invisibilizadas, maltratadas, manipuladas y violentadas.
Publicada em: 22/08/2013
Fuente: clam.org
Venezuela: Ejército en tacones
¿Qué hizo posible que una mujer llegue a ser Almirante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Venezuela?
Por María Gabriela Hernández
Desde el pasado 5 de julio de 2013, las Fuerzas Armadas Venezolanas son guiadas por una mujer, la Almirante Carmen Meléndez. Es un hecho sin precedentes en la historia de Venezuela. Con un país quebrantado por las guerra de concepciones políticas, la pregunta es: ¿Las mujeres lograrán la paz, al fin, para el buen vivir? ¿Es Meléndez una ficha clave para el apaciguamiento o solo un cambio de fenotipo en la bota militar?
La respuesta queda pendiente de discernimiento. Particularmente me sorprende esta decisión, porque las Fuerzas Armadas en Venezuela tienen la particular característica del machismo latinoamericano, sellado en su histórico proceder.
¿Podría Meléndez ser la glamurosa militar con ánimos de apaciguar un país con francos problemas de gobernabilidad y manejo de las políticas de seguridad?
Si bien es cierto que el fallecido Presidente Hugo Chávez abogó por consolidar una tradición de mujeres en el ejercicio del poder estatal, el cuerpo militar se había mantenido al margen de tal pretensión. La fuerza de defensa de la patria parecía reservada únicamente a los hombres, especialmente en tiempos de convulsión.
Desde que la revolución existe en Venezuela, las mujeres han estado presentes en casi todos sus ámbitos. Tal vez por la inmensa necesidad de mostrar la cara amable de un proceso de transformación profunda, para bien o para mal, según el consumidor.
Sin embargo, la sociedad venezolana, que todavía acarrea su pasado militarista, nunca consideró posible una mujer Almirante en Jefe. Algunos dicen ” eso es un trabajo de hombres”.
El Precedente
Mujeres como Lina Ron, activista con ambiciones políticas mediante el uso de la fuerza irracional, ya utilizaba el uniforme militar.
En más de una ocasión, el propio Hugo Chávez alabó su conducta, y en otras, trató de desvincularla de los círculos visibles del funcionamiento revolucionario hasta el día de su muerte en 2011.
Si Ron representó el rol de la mujer endurecida por la vida, con armas como tocados de cabello, entonces ¿podría Meléndez ser la glamurosa militar con ánimos de apaciguar un país con francos problemas de gobernabilidad y manejo de las políticas de seguridad?
¿Quién es?
La primera ministra de defensa venezolana tiene en su haber estudios superiores de magister en Finanzas y lleva 34 años dentro de la Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas (FANB). A pesar de su alto perfil (jefa de aduanas y comandante de personal en la Comandancia de la Armada, comandante de pelotón y viceministra de Educación del ministerio de Defensa) se evidencia como una mujer tímida pero absolutamente comprometida con la causa “revolucionaria”.
Su gran desafío será probarse en una inminente FANB no articulada y con ruidos internos políticos, capaces de llegar a civiles.
¿Mérito?
Por años, las niñas de mi aldea hemos soñado con ser de la realeza política a falta de monarquía criolla, y para ello hay que adjudicarse poder por mérito propio.
¿Es el caso de la Almirante? Su matrimonio con el Almirante en Jefe Orlando Maniglia, ex Ministro de la Defensa de Chávez, y su amistad con el propio ex presidente, abren la puerta a una duda razonable: ¿Posicionamiento de una mujer por virtud o herencia político-conyugal?
Julia Gómez es una colega creyente en el credo revolucionario. Se ha embarcado en cuanta misión incluya a las mujeres. Al preguntarle sobre la Ministra de la Defensa dijo: “Yo sólo espero que sea independiente para tomar sus decisiones y no se deje manejar por los hombres…ya ves lo que ha pasado y eso es injusto”.
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Probablemente, se refería a las acusaciones dirigidas a mujeres de alto rango gubernamental, por ejemplo la Rectora del Consejo Nacional Electoral o la Presidenta del Tribunal Supremo de Justicia. En el País de la Mujeres, como también canta el título de una popular telenovela venezolana, las damas tienen la idea de renovar la obsoleta política machista, que también podría aplicarse a la FANB.
Jóvenes milicianas como Mara Lujan, ya se han propuesto llegar hasta la Ministra para recrear sus ideas en planes como la Ley desarme o Seguridad Nacional. Tal vez el uniforme de falda y tacones dé para algo más.
Mujeres jóvenes creen que “esto es apertura de Patria”. Sin embargo, la nueva ministra aún no se pronuncia sobre la reciente masacre de la Guardia Nacional, la muerte de dos mujeres: madre e hija…por equivocación.
Sin embargo, sí ha defendido su cuantioso patrimonio de recientes críticas. ¿Qué se puede esperar? No lo sé, tal vez no sea Boliburguesía.
Vídeo en directo del nombramiento de Carmen Meléndez como Almirante en Jefe de las FF.AA.
Fuente: radio nederland
Parque Urbano Montreal
Gerardo vive en la zona y representa los jóvenes del barrio en el Consorcio Urban Matters. Lee aquí lo que él opina sobre el parque y los cambios que traerá en la vida de todos los pobladores de la Montreal y de mejicanos en general. Qué opinan ustedes? Qué significará el parque para usted mismo? Sus amigos y familia? Para sus vecinos?
Aquí queremos agradecer a Gerardo por todo su apoyo al proyecto. También queremos darle muchísimas gracias a David y Don Victor. Y a CBC, los socios en este proyecto, por haber hecho esta entrevista.
La brisa es fuerte en los terrenos de la quebrada “siete pilas”, nombre con el que todavía los habitantes de la colonia San Simón conocen los terrenos donde se construirá el City park. Se llama “siete pilas” porque en el lecho fluye agua fresca y desde hace mucho tiempo se construyeron pequeñas piscinas para la gente tomara agua y se bañara. Muy cerca también hay pilas de agua caliente, quizá provenientes del cercano volcán de Quezaltepec-San Salvador. Gerardo vive justo al frente de los terrenos y todos los días ve pasar a señoras que van por agua al lecho de la quebrada. A veces las observa en la mañana, antes de salir a estudiar o por la tarde, cuando está ensayando con su guitarra algunos cantos para la misa. Desde siempre ha vivido aquí, al igual que su madre, que nació en este barrio, de modo que es la segunda generación de montrealenses. Estudia aquí, juega y enseña aquí, sus amigos cercanos están aquí y no quiere poner sus sueños en otro lado: “lo que yo quiero es que este lugar sea hermoso para todos”, expresa antes de cantar con su guitarra bajo la sombra del viejo árbol de mango, ese testigo fiel de las luchas por la tierra, las primeras casas, la organización popular, la guerra y sus muertes, la posguerra y las maras y, últimamente, de los tornes de fútbol y los conciertos que organiza la comunidad para dar vida al terreno. Es la Zona Montréal: la vida que surge a pesar de las dificultades y que seguirá dinámica más allá del paso de los gobiernos municipales. “desde que se fundó la Montreal, por aquí han pasado como cuatro partidos políticos, vienen y se van, pero nosotros seguimos luchando”.
1. ¿Cómo se vive aquí en el Barrio?
La vida aquí es muy bonita, tenemos mucha solidaridad porque nos conocemos desde hace mucho. También hay mucha comunicación con los vecinos de las comunidades cercanas, porque a través de la intercomunal han ido organizando torneos de fútbol, conciertos, actividades. También las Iglesias congregan a la gente en actividades por la paz y la no-violencia. Aquí hay muchos problemas y es una zona algo marginada, pero yo pienso que es una zona un poco rescatable aunque no tiene espacios donde los jóvenes podemos recrearnos y poder disfrutar del tiempo libre que nos queda. Las organizaciones también apoyan con muchas actividades, aunque todavía falta mucho para lograr las cosas que queremos.
2. ¿Has escuchado sobre el City park? ¿qué significa para vos, que pensás que cambiará?
Cuando a mí me dijeron que estaban pensando en construir el coty park, me entusiamé bastante porque dijeron que habría canchas de fútbol, de basketball y esto a mí me gusta bastante, porque soy un fánatico y me gusta practicarlo. También escuché que podía ser un lugar donde podíamos llegar con toda la familia y donde podamos aprender cosas nuevas… ¡me parece fenomenal! Porque ni en las escuelas nos enseñan cosas como la música, el arte, el teatro, nunca hemos tenido un proyecto así, bastante revolucionario para la zona. Si logramos que se haga realidad, muchas cosas van a cambiar: al haber lugares donde la juventud se puede recrear sanamente, vamos a mejorar en las relaciones entre vecinos, en las que cosas que podemos hacer juntos, en apoyarnos más y conseguir recursos para invertir en la zona. También va a cambiar la idea que mucha gente tiene de nosotros como lugar peligroso, lleno de maras y violencia, donde todos son ladrones. Yo me siento orgulloso de vivir aquí, de ser de aquí y quiero que toda la gente sienta ese orgullo, pero tenemos mucho que trabajar todavía para lograrlo. Nosotros creemos que todas las cosas pueden cambiar.
3. ¿Qué hacés por el proyecto?
A mi me gustaría enseñar conocimientos que yo se, como la música, ya que aun en el país es poco promovido. Me gustaría promover el arte. También hacer cosas juntos con los jóvenes, convivir con los demás tranquilamente y disfrutar un poco más, aprender a descubrir y valorar talentos, porque a veces es por falta de apoyo que no logramos desarrollarlos, porque no hay oportunidad y me gustaría que aquí en la zona pudiéramos hacerlo. Con lo poquito que tenemos los jóvenes podemos hacer cosas grandes, que no sabemos hasta qué nivel podrían llegar.
También soy representante de la gente joven en el consorcio y ayudo a visitar a diferentes instituciones para explicarles el proyecto, lo que nosotros queremos y las cosas que nuestros padres y vecinos también quieren. Mucha gente piensa que no tenemos buenas ideas porque somos pobres o porque vivimos en la Montreal y nos miran sólo por la violencia que vivimos aquí o que sólo estamos para rellenar papeletas de votación, pero también tenemos sueños, ideas, actividades y somos protagonistas de todo esto que queremos construir. No sabemos cuándo lo vamos a lograr, pero ya estamos encaminados y no nos van a detener.
—
El sol se oculta y lo lejos, se escuchan los gritos de los equipos de fútbol. Gerardo y su amigo David, desean compartir con toda la gente que sea posible, sus sueños de cambio para la Zona Montreal. David, otro activo joven de la comunidad, nieto de Don Víctor, uno de los primeros líderes y fundadores de la Colonia San Simón, aquí mismo en la Montreal, quiere que canten un canción y escogen “cambia todo cambia”, popularizada por Mercedes Sosa. David es muy enfático cuando dice: “Aquí comenzó todo a la sombra este mangón. Estamos en el lugar donde se va a realizar el proyecto, y así como todas las comunidades a nuestro alrededor quieren que este lugar cambie, también nosotros queremos que cambie…”. Sin duda alguna, al sonido de estos acordes, todos queremos que la Zona Montreal, cambie para vivir mejor.
La rosa de Guadalupe: Una de mentiras y secuestros
Varios medios soltaron a la ligera que un par de “adolescentes fingen secuestro inspiradas en La rosa de Guadalupe”. Sin reflexionar sobre los derechos de los niños, ni sobre los principios éticos de la presunción de inocencia, a lo mucho se intentó criticar a las series televisiva por sus contenidos.
Por Jorge Tirzo*
En realidad todo quedó en un titular de los que ahora se llaman “virales”, efectivos para lograr muchos clics. Todo a costa de varios actos de periodismo chatarra.
-¿Y cómo se les ocurrió esta idea?
-Vi en una serie que habían hecho algo así y se me ocurrió que podría hacerlo.
-¿Qué serie televisiva vistes (sic) para agarrar y hacer una copia de eso?
-La rosa de Guadalupe
Ella es una menor de edad con la cabeza agachada. Frente a ella, un reportero vestido con chaleco beige y un micrófono de Televisa. El video capta su rostro y las notas registran su nombre aunque sea una niña. El reportero la enjuicia, le pregunta si se arrepiente, le pide que les mande un mensaje a sus padres. Ella, al borde del llanto, dice que se arrepiente. El micrófono de Televisa, la misma empresa que produce La rosa de Guadalupe, no se mueve ni un centímetro.
Incluso TVyNovelas, editada por Grupo Televisa, consignó en su sitio web el caso: “Rosa de Guadalupe inspiró a jóvenes a fingir secuestro”. Inspiró. Como si fuera algo loable. El video como se puede ver pretende ser una crítica a las telenovelas.
Para ver el video inkgrese ala siguinete link:
Usar la tragedia con fines didácticos no es nuevo. Si Edipo se saca los ojos tras cometer incesto es en parte para dejar una lección moral al espectador. La famosa catársis griega es una forma de sufrir en cabeza ajena como una vía de autoliberación. La rosa de Guadalupe, claro que sin la profundidad de Sófocles, pretende ser una serie que haga más o menos lo mismo.
Todos sus capítulos siguen la misma estructura. Una persona común (un estudiante, un ama de casa, un empresario) comete actos moralmente cuestionables (una mentira, una infidelidad, un robo) hasta llegar al límite del tormento interno y externo (sentimiento de culpa, cárcel, demencia). Así transcurre la primera mitad del capítulo, hasta que alguien le pide ayuda a la virgen de Guadalupe.
Entonces aparece la imagen de la “morenita del Tepeyac” y una rosa materializada milagrosamente. Justo en el peor momento, alguno de los personajes experimenta un momento de éxtasis místico que visualmente se ve como un vientecillo que los despeina mientras suena una musiquilla melodramática. El personaje principal recibe una segunda oportunidad y encuentra la manera de solucionar el conflicto. El capítulo termina con una moraleja pronunciada de forma explícita.
Los medios no dijeron ni qué capítulo de La Rosa de Guadalupe había inspirado a las adolescentes mexicanas. Al parecer se trata de “La luz de la verdad”, transmitido en abril de 2013 por el Canal 2 de Televisa, la frecuencia especializada en telenovelas y con mayor alcance a nivel nacional.
Para ver el video inkgrese ala siguinete link:
En ese episodio, una adolescente que suele mentir a sus padres para escapar a fiestas donde bebe a escondidas, finge su propio secuestro para evitar que descubran que había dormido en otra casa sin permiso. Su mentira ocasiona que los jóvenes que organizaron la fiesta en dicha casa terminen en la cárcel acusados por secuestrar a la protagonista. La madre de una de las afectadas le pide a la virgen de Guadalupe que todo se aclare, así que una noche la joven -atormentada por la culpa- decide confesar que todo fue una mentira. La joven acepta ante las autoridades que mintió, por lo que debe ir a un consejo tutelar para menores que la deja libre inmediatamente. Los acusados salen de la cárcel, los padres perdonan a la hija, la protagonista entiende la lección y todo se resuelve. La moraleja del episodio es: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”.
Según consignan las notas periodísticas, en la vida real la historia fue muy similar pero el final aún está por verse. Según El Diario de Juárez: “Pretendían obtener dinero para adquirir ropa y celulares, para lo cual planearon el plagio de una de ellas durante la hora del receso”. La adolescente que fingió su secuestro al parecer había peleado con su madre, por lo que “quería darle un susto”. Así que en complicidad con su amiga llamó a sus padres para pedirles un depósito bancario. Sin embargo, el novio de una de ellas las habría delatado ante la autoridad, por lo que fueron detenidas por la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. O al menos eso dicen los medios.
Sería muy reduccionista decir que ver un suceso en televisión es suficiente para cometerlo en la vida real. Muchos hemos leído Edipo Rey y no somos incestuosos ni nos hemos sacado los ojos. Creo que hemos dejado bastante atrás la teoría de la “aguja hipodérmica” que planteaba que los receptores eran pasivos y fácilmente influenciables ante los medios. En tiempos de web 2.0, prosumidores y dispositivos móviles, la cosa no es exactamente igual que cuando La guerra de los mundos de Orson Welles hacía temer a los estadounidenses que una invasión extraterrestre estuviera ocurriendo realmente. Los medios que criticaron que La rosa de Guadalupe promueve acciones cuestionables, le restaron atención a otros vicios mediáticos.
Un medio argentino incluso tropezó al confundir el caso real con el ficticio. El Diario Noticias consignó la historia de La Rosa de Guadalupe como si fuera verídica. Al parecer los editores decidieron borrar esa nota, pero la URL y la caché de Google aún lo consignan: “La chica llego a casa mucho después de lo acordado afirmando que 6 de los asistentes a la fiesta la retenían y no la dejaban irse, no dudo en usar el término <<secuestro>> y sus padres creyeron conveniente ir a denunciar lo ocurrido a la policía”, cosa que ocurrió en la televisión, pero no en la realidad.
¿Por qué aparece en los titulares La rosa de Guadalupe si en la mayoría de los cuerpos de las notas periodísticas ni siquiera se menciona dicho programa? ¿Cuántos se tomaron la molestia de ver el capítulo en cuestión? ¿Era necesario presentar los rostros de las niñas y exhibirlas como delincuentes? ¿Se investigó si realmente esa línea de investigación coincide con la verdad? ¿Por qué se acusa de ocasionar la conducta indebida a la televisión antes que a la falta de vigilancia por parte de los adultos responsables?
No es por defender a La rosa de Guadalupe, pues también tiene sus cosas cuestionables: La calidad histriónica de sus actores, la inverosimilitud de sus diálogos, la simplificación de problemas sociales serios, los contenidos extremadamente moralinos que a veces caen en los estereotipos discriminatorios, el enjuiciamiento a conductas que no necesariamente son punibles, las pocas bases científicas que tienen algunos de los episodios, etc. Ejemplo de ello es un episodio donde se acusa a una madre de ocasionar que su hija fume mariguana durante la adolescencia por el mero hecho de que ella consumió dicha droga durante el embarazo.
Lo que es totalmente cierto es que hacen falta muchos más contenidos de calidad que fomenten una cultura igualitaria y democrática. Televisa no ha contribuido mucho a ello ni en el periodismo ni en la ficción. Por ello termina protagonizando casos como este, donde uno de sus reporteros atestigua a una menor que dice inspirarse en uno de sus propios programas para mentir. Sin embargo, acusar al programa de televisión de ocasionar un falso secuestro es como culpar a los videojuegos de crear violencia, al uso de minifaldas de ocasionar violaciones, a los corridos de promover el narcotráfico, etc, etc, etc. Falacias post hoc o de “causa falsa”.
Terminar citando una moraleja de La rosa de Guadalupe probablemente no sea tan socialmente bien visto, pero quizás vale la pena reiterar las controvertidas palabras: “Mentir nos encarcela y no nos liberaremos de sus sombras hasta que confesemos y vivamos siempre bajo la luz de la verdad”. Lo mismo vale para los jóvenes que mienten (si es que realmente mintieron) que para los medios que mienten indiscriminadamente a través de falacias y conductas cuestionables.
**Jorge Tirzo es escritor y periodista. Director ejecutivo de la Fundación Manuel Buendía y subdirector de la Revista Mexicana de Comunicación. Colaborador de El Viajero de El País. Twitter: @ztirzo Web: tirzo.com.mx
Fuente: Radio nederland
Por qué las mujeres viven más que los hombres
Helen Briggs
BBC
Investigadores sugieren que el secreto de la longevidad en mujeres está en cómo envejece el sistema inmune.
Un estudio sugiere que la razón por la que las mujeres viven más que los hombres se debe, en parte, a que el sistema inmune de ellas envejece más despacio.
Según científicos japoneses, en la medida que las defensas del cuerpo se debilitan con el tiempo, el aumento de la susceptibilidad de los hombres a enfermarse recorta su vida útil.
Un examen de la función inmune podría ofrecer una idea de la verdadera edad biológica, según el estudio publicado en la revista especializada Inmunity & Ageing.
El sistema inmune protege el cuerpo de infecciones y del cáncer, pero causa enfermedades cuando no está bien regulado.
El estudio japonés tuvo como objetivo aclarar la controvertida pregunta sobre si los cambios relacionados con la edad en las defensas del cuerpo pueden ser responsables de las diferencias en la expectativa de vida promedio entre hombres y mujeres.
Linfocitos T y B
El profesor Katsuiku Hirokawa y sus colegas de la Universidad Médica y Dental de Tokio analizaron muestras de sangre de 350 hombres y mujeres sanos de edades comprendidas entre los 20 y 90 años.
Midieron los niveles de glóbulos blancos (leucocitos) y moléculas llamadas citocinas, que interactúan con las células del sistema inmune para regular la respuesta del cuerpo a enfermedades.
En ambos sexos, el número de leucocitos por persona disminuyó con la edad, tal y como se tenía previsto a partir de estudios previos.
No obstante, un examen más detallado mostró diferencias entre hombres y mujeres en dos componentes clave del sistema inmune: los linfocitos-T, que protegen el cuerpo de infecciones, y los linfocitos-B, que segregan anticuerpos. Se trata de dos tipos específicos de glóbulos blancos.
La tasa de disminución de la mayoría de linfocitos T y B era más rápida en hombres, quienes también mostraron un declive más rápido relacionado con la edad en el caso de dos citocinas.
Dos tipos específicos de célula del sistema inmune que ataca a los invasores, los linfocitos CD4 y las células NK, aumentaron en cantidad con los años, con una mayor tasa de crecimiento en mujeres que en hombres.
Edad biológica real
“Nuestros resultados indican que la tasa de disminución en estos parámetros inmunológicos es más lenta en mujeres que en hombres”
Katsuiku Hirokawa, Universidad Médica y Dental de Tokio
Los investigadores creen que los parámetros inmunológicos de una persona podrían ser indicativos de su verdadera edad biológica.
“Los cambios relacionados con la edad en varios parámetros inmunológicos se diferencian entre hombres y mujeres”, explicó Hirokawa en el ensayo.
“Nuestros resultados indican que la tasa de disminución en estos parámetros inmunológicos es más lenta en mujeres que en hombres y esto es consistente con el hecho de que las mujeres viven más”.
Por su parte, el profesor Tom Kirkwood, del Instituto de la Salud y Vejez de la Universidad de Newcastle Upon Tyne, en Reino Unido, consideró que los resultados de la investigación, si bien son valiosos, no son fundamentalmente sorprendentes.
“Es probable que el envejecimiento más lento en el sistema inmune de la mujer refleje una tasa general más lenta de envejecimiento intrínseco, en vez de ser el sistema inmune el que esté marcando el paso”, le dijo Kirkwood a la BBC.
Estudios similares en ratones han arrojado resultados similares.
Fuente: BBC
“Dar al término ‘mujer comprometida’ toda su amplitud poética”
En esta entrevista, la realizadora chilena y antigua militante del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), Carmen Castillo, relata su experiencia militante en los años setenta en Chile, bajo la dictadura de Augusto Pinochet. Nos cuenta su reflexión sobre lo que significa militar como mujer, y sobre lo que ello ha podido representar en esos años revolucionarios.
En tu película “Calle Santa Fé”1 toman la palabra muchas mujeres. Militantes del MIR2, mujeres víctimas de tortura, o que han perdido allegados, mujeres periodistas y comprometidas en el movimiento social, etc. ¿Qué representaba el hecho de ser mujer y militante en el Chile de los años setenta?
En América Latina, en los años sesenta y setenta, era algo normal militar desde la adolescencia, éramos conscientes desde muy temprano de las necesidades de los demás, dábamos así los primeros pasos del compromiso político. Después venía el compromiso en las organizaciones y movimientos revolucionarios. El MIR nació en los años sesenta, en Chile, a la vez del movimiento estudiantil, donde el papel de las mujeres era muy importante, y del movimiento popular, sobre todo de “Los pobladores sin casa”, gentes que llegaban a las grandes ciudades y no tenían vivienda. Las mujeres tuvieron un papel extraordinario dentro de este movimiento porque, aunque la presencia masculina era más fuerte entre los campesinos, fueron las mujeres quienes llevaron a cabo el trabajo de alfabetización en el sur del país. En cierta manera, comprometernos en un movimiento nos parecía algo evidente. No nos planteábamos la cuestión de si éramos mujeres y militantes, todos éramos militantes: hombres, mujeres, jóvenes, obreros, campesinos, indígenas, etc. La especificidad de lo que implicaba ser mujer vino mucho más tarde, como una reflexión dentro del Movimiento. Diría incluso que vino con la clandestinidad, porque en la clandestinidad nosotras, las mujeres, tuvimos papeles bastante específicos, ya que la mayor parte de los hombres estaban detenidos y nos tocó a nosotras ponernos a la cabeza de las organizaciones sociales. Así, las primeras reacciones frente a la dictadura fueron los colectivos de mujeres: de madres, de esposas y hermanas que buscaban a los prisioneros, a los desaparecidos. Después vinieron las nacidas entre la población para organizar el auxilio popular, organizaciones que tuvieron un gran desarrollo en los años noventa, aunque ya en los años setenta estos primeros pequeños colectivos y comités estaban compuestos sobre todo de mujeres, que desempeñaban el papel de agentes de enlace o de cobertura.
Pero el verdadero momento de reflexión sobre la condición de mujer en el seno de una organización militante vino con la tortura y los campos de internamiento. En el encarcelamiento comenzó la reflexión sobre la especificidad de la tortura infligida a las mujeres. Después de la persecución y la represión de las y los militantes en Chile, después de la derrota seguida de la marcha al exilio, llegó a Europa un gran número de mujeres militantes. Estaban solas, la mayor parte con niños pequeños, habían salido de las prisiones y de las casas de tortura clandestinas; se encontraron entonces con los movimientos de mujeres revolucionarias de Europa –hablo sobre todo de París– y podría decirse que en ese momento comenzó un verdadero trabajo de reflexión colectiva sobre la especificidad de las mujeres y el militantismo.
Después de haber superado la muerte de tu compañero y dirigente del MIR, Miguel Enríquez, bajo la dictadura de Pinochet, dices en tu película que “aquel día, dejé de vivir para comenzar a existir”. Exiliada a la fuerza, decidiste continuar en la distancia la revolución emprendida por tu organización política. ¿Lo que comenzaba aquel día era una existencia a partir de una nueva concepción de tu condición de mujer y del compromiso militante?
Hay dos momentos en “Calle Santa Fé”, el momento de la muerte de Miguel y el final de mi vida de mujer libre no fue, en absoluto, el momento en que pasé de la supervivencia a la existencia. Aquel momento fue la ruptura total y el fin de mi vida de mujer libre, enamorada, comprometida, con un cuerpo, un alma, pensamientos, una articulación, … podríamos decir. Fue entonces cuando fue hecha prisionera, después expulsada, y llega el exilio. Hablo de un tiempo bastante largo, en el que la vida de superviviente –hablo de mí, aunque creo que hablo también de mis amigas– era un punzón peligroso, terrible, porque la condición de víctima no produce pensamiento sino que se sufre… se sufre a la vez que se dice que hay que desarrollar el trabajo de la solidaridad y denunciar el régimen de Pinochet. Como “miristas”, teníamos grandes escollos para denunciar, porque éramos una organización armada que resistía a Pinochet con las armas en la mano, y había que explicar por tanto para qué servían las armas, en qué contexto, etc. Para poder ser comprendidas por las organizaciones de perseguidos y de desaparecidos, por Amnesty International y por otras ONG que se ocupaban de ellos, teníamos que hablar de “resistencia”. Esta responsabilidad implicaba por tanto callarse sobre muchas cosas y no dejar lugar al dolor. Teníamos que ser firmes, aguantar, hablar, hacer discursos y, evidentemente, como debíamos estar a la altura de este compromiso de representación, todo lo relacionado con la culpabilidad, la supervivencia, la usurpación y la ilegitimidad estaba muy presente entre nosotras.
Ahora bien, el momento en la película en que hablo de “pasar de la supervivencia a la existencia” es el momento en que, mucho tiempo después, me reencuentro de nuevo con la política, la política donde hoy estoy. Es la ausencia de política lo que mata y lo que en cierta manera lleva al suicidio, a una situación de angustia absoluta. Si no puedes ser mujer y militante a la vez, revientas, te suicidas. Había que llevar por tanto el combate al interior del movimiento para que pudiéramos ser consideradas como mujeres, con todo lo que esto implica: madres, seres humanos que sufren, que lloran, que están en verdad afectados por la dictadura, por la muerte, y por otra parte continuar haciendo política, no simplemente el ritual del exilio –del ghetto exiliado nostálgico– porque eso solo puede ser mortífero. Como mujeres, tuvimos que pasar por todo lo que habíamos sufrido específicamente y preguntarnos cómo podríamos salir de ello y cuál era nuestra responsabilidad en ese momento fundamental –hablo como militante– del combate contra el culto a la muerte y al sacrificio, puesto en marcha por la lógica del torturador.
Esto representó diez años de vida y de combate que nos permitieron participar en las experiencias nacidas en América central, en París y en Italia, es decir, nuestra cabeza se puso a funcionar. Por “existencia” quiero decir simplemente tomar conciencia –de nuevo– de poder ser una mujer militante, no importa dónde, porque no todo se juega en el compromiso clandestino o armado, que es sólo un momento, por importante que sea.
¿Qué influencia tuvieron para una mujer chilena comprometida, como tú, los movimientos feministas emergentes en Francia en los años setenta?
El encuentro con el Mouvement Féministe Révolutionnaire [Movimiento Feminista Revolucionario], y en particular con todas esas mujeres de mi generación, fue esencial para nosotras. Yo pasé de la supervivencia a la vida, y de la vida a la existencia, porque me encontré con estas mujeres francesas y estas mujeres de la Resistencia, mayores que yo, con quienes podía discutir de las experiencias que había vivido. Me decían, por ejemplo: “también nosotras quedábamos embarazadas”, porque en situaciones en las que la vida es tan intensa –porque la muerte te acompaña de forma permanente, hasta el punto de que ya no se piensa en ella, sino que la intensidad de la vida es tan fuerte que ocupa todo el espacio mental y vital– no hay lugar para las pequeñas cosas, para los desfallecimientos. Todo está arbitrado por algo muy vital, por una especie de energía solar y precisamente en esos momentos una se queda embarazada. ¿Es una locura? Sí…, nos decían que era una locura, porque estábamos en la clandestinidad; pero nosotras no queríamos en absoluto sacrificar nuestro deseo de mujeres enamoradas de tener hijos. Ahora bien, si la organización no respondía, nos tocaba a nosotras organizarnos y lo mismo ocurrió a las mujeres de la Resistencia en Francia. Mis reflexiones sobre todo lo que habíamos vivido en la clandestinidad y frente a la dictadura me vinieron justamente del contacto con estas mujeres.
También estaban las mujeres de mi generación, e incluso más jóvenes, que se reunían en las grandes AG [Asambleas Generales] en Jussieu o en grandes fiestas en el Bataclan, mujeres con la experiencia militante de Mayo 68 que continuaban militando en el “Comité Chile”. El “Comité Chile” era un lugar de gigantesco compromiso político en Francia, había 600.000 personas organizadas, entre ellas una gran cantidad de mujeres que eran feministas y se planteaban de otra manera la cuestión de la violencia. La reconstrucción del espacio íntimo en política nos llegó de este encuentro; nos hicimos feministas, evidentemente, pero no combatíamos sólo por el aborto o la igualdad de oportunidades, peleábamos cotidianamente dentro mismo de la organización revolucionaria para ocupar espacios. La luz debía venir de nosotras mismas, del interior y colectivamente; así, por ejemplo, nació el “Proyecto hogares”3, que tal vez pudo ser una “gran aberración” –no lo sé– aunque era un proyecto para responder al problema del cuidado de nuestros hijos.
Suele decirse que el siglo veinte fue el de la feminización de las sociedades occidentales; pero desde hace algún tiempo se viene hablando, sobre todo en la sociedad francesa, de que la condición de las mujeres se deteriora. ¿Qué piensas de eso?
Convertirnos en militantes y revolucionarias significa que nuestros compromisos se juegan en cada momento y en la acción; nada está ganado de antemano, la libertad es un acto que se hace, no es un regalo ni una conquista para siempre. A mí, personalmente, no me sorprende que haya que seguir peleando; es desesperante hasta qué punto la manipulación del poder hace que se vuelva atrás: se revisan leyes, se revisan fases, se nos culpabiliza; este desaliento, esta rabia, nos empuja a continuar de una manera cada vez más lúcida. Creo que hoy se nos requiere –a los jóvenes, pero también a nosotras– mantener una lucidez implacable. El Chile de los años setenta era más fácil de comprender: una dictadura aplastaba todos nuestros derechos, nuestras leyes, incluidas los de las mujeres.
Chile era un país –o todavía lo es, no lo sé– donde la mujer ocupaba ya un lugar muy particular en la sociedad, en comparación con otros países latinoamericanos. En los años ochenta, las mujeres estaban en primera línea de la resistencia, en todos los sectores. Llegó la democracia y nos volvimos a encontrar encerradas en el papel tradicional, y sobre todo en el terrorífico papel de consumidoras. En una sociedad donde hay que pagar la educación y la salud, donde todo el espacio de lo imaginario está ocupado con el slogan “hay que triunfar”, el lugar de las mujeres está completamente ahogado, porque al mismo tiempo tiene que proporcionar a los niños el máximo. Las condiciones de trabajo son terribles en todos los sectores, incluso en la clase media, y ese deseo tan sencillo de dar a los niños salud y educación no se puede alcanzar sin endeudarse. Ni siquiera encontramos el momento para discutir entre nosotras, para llevar a cabo acciones, la sociedad chilena se ha vuelto completamente retrógrada, hipócrita y sobre todo muy burguesa. Aunque es un problema mundial, porque en todas partes existe el riesgo de perder nuestras conquistas, como le ocurre hoy también al movimiento sindical y a los trabajadores en general. La urgencia es tanto mayor porque ya no sabemos qué hacer, yo no tengo respuestas. Según mis convicciones, creo que no podemos detenernos y habría que pensar en formas de participación colectiva para que nuestros deseos circulen y la transmisión de mi generación a la vuestra se haga de la manera más directa.
En “Calle Sante Fé” dices: “Como mi vida ya no corría riesgo, debía consagrarme al trabajo militante. Testimoniar sin cesar. Ya no llegaba a ser madre”. Muestras aquí la dificultad de conciliar el militantismo con el “papel tradicional” de madre. Varias mujeres del MIR se separaron de sus hijos para dedicarse mejor a construir un cambio social. ¿Cómo has vivido esta toma de decisión? ¿Crees que militar impone obligaciones más difíciles a las mujeres que a los hombres?
Las mujeres, la maternidad y la militancia… es el gran tema que apenas he mostrado en mi película. Hace algunos años, uno de nuestros hijos me planteó la cuestión: “¿cómo es que nos dejásteis?”. La cuestión de la maternidad y la militancia ha sido planteada por la generación de hoy, y el terremoto emocional que nosotras hemos vivido –que he vivido con esta conciencia que me viene de mi hija– es enorme, porque aunque esto debería haber sido igual para los padres, desgraciadamente no fue así.
A final de los años setenta, cuando pusimos en marcha el “Proyecto Hogares”, para dar una respuesta colectiva de la organización a la cuestión de la familia, de los hijos y de cómo criarlos, la revolución estaba en su punto álgido y decíamos entonces: “somos madres y no queremos ser excluidas del compromiso militante, queremos volver a Chile para recuperar lo que nos pertenece y que no sean sólo los hombres los que respondan a la llamada”. Por tanto, este proyecto no fue promovido en absoluto por una dirección masculina. ¿Se refería a eso? Con todo lo que ha pasado después, me siento tentada a contestar que “no”, pero no serviría de nada; en cambio, hay que situarse en el contexto en que estábamos, porque estábamos con dignidad, dolor y una profunda convicción de habernos unido a la lucha clandestina, que se encontraba en una fase importante.
Para nosotras, dejar a nuestros hijos era un gesto necesario, pero no los abandonamos: los dejamos a todos juntos, para poder pasar dos años construyendo una estructura de resistencia a la dictadura militar. Los confiamos a hombres y mujeres militantes que los cuidaron, primero en Bélgica y después en Cuba. Después llegó la derrota y para muchos de estos niños, llegó también la muerte de uno o de los dos padres… y el abandono para siempre.
¿Qué puede hacerse con ello a la luz del presente? Es fácil decir… “todo eso para nada” –como nos reprochan hoy nuestros hijos. Nos reprochan haberles abandonado, sin que nuestra lucha hubiera impedido que la sociedad chilena se convirtiera en una sociedad ultraliberal. Nuestra actitud es procurar ser lo más honestas posible y abrazar a nuestros hijos y decirles: “veo el horror que he cometido”. En aquel momento, interiormente, yo no tenía elección y este desgarro sólo lo hemos vivido las mujeres. Es nuestra relación con los hijos, habría que cambiar toda la sociedad para que sea de otra manera –tal vez hoy día un hombre se sentiría como nosotras entonces, tal vez se haya podido mover algo en ese sentido. En aquella época, sólo nos afectaba a las mujeres, y nosotras solicitamos que hombres jóvenes se quedasen también con los hijos, para enseñarles el papel de padre y de madre al mismo tiempo. De esta forma, no fueron sólo mujeres mayores sino también muchos hombres jóvenes militantes quienes se dedicaron a esta tarea, porque quedarse con estos niños era también un espacio de militancia política en la organización, durante los cuatro años que duró.
Pero cuando en “Calle Santa Fé” digo esta frase, estoy diciendo otra cosa muy distinta, porque en aquella época, yo personalmente, no estaba del todo en la realidad. La frase hace más bien referencia a una “ilusión”, a ese estado particular de cualquier mujer que acaba de perder al hombre de su vida, a su bebé y donde todo se ha hundido para ella. Esta incapacidad de ser madre, en mi caso personal, no estuvo determinada –como para otras mujeres– por la decisión definitiva de volver al país clandestinamente, sino por esa especie de indecisión, esa capa de cosas confusas que forman la ilusión de ser una militante libre y a la vez una mujer libre y todo eso hace que no puedas ser madre, por tanto era más bien una cuestión personal.
En lo que se refiere a nuestros hijos nacidos aquí, en el exilio, es verdad que hubo una transmisión que pudo ser demasiado cargada, vinculada al sueño de volver al país, al país soñado. Colectivamente como organización, sólo ahora nuestros hijos tienen un lugar; en los años noventa, hubo el movimiento H.I.J.O.S.4 en Chile y sobre todo en Argentina, en el que los hijos de los desaparecidos reclamaban justicia y verdad. Una gran parte de la transmisión viene de ahí, pienso que hemos fracasado en nuestro papel de transmisión, bien por hacerla de manera demasiado aplastante y nostálgica, o porque se hizo en el silencio absoluto o nublado por la culpabilidad, por la derrota y por el abandono. Hay tantas transmisiones como personas militantes que transmiten, pero es una evidencia para mí que los jóvenes exigen de nosotras respuestas a estas cuestiones.
En octubre de 2004, en una reunión que antiguos militantes del MIR habían organizado en la universidad ARCIS en Santiago de Chile –con distintos talleres de discusión sobre temas que habían marcado nuestra militancia– en el taller “Mujeres”, una mujer joven planteó la cuestión: “¿y para vosotras, madres y militantes, qué es la maternidad?” Esto quiere decir que para nosotras esta cuestión no había pasado todavía del estado de sufrimiento al estado de conciencia. Para nosotras lo esencial era decir: estamos verdaderamente en la vida, si deseamos, hay que tener hijos. Esto parecía tan natural que no habíamos asumido efectivamente toda la dimensión de lo que hacíamos. ¿Por ello no deberíamos haber tenido hijos? No lo creo, no. Creo que el deseo de tener hijos es bastante misterioso. En cambio, lo que debemos exigir de la organización o de cualquier pequeño colectivo, es aceptarnos tal como somos. Si una es madre, eso significa no obligar a una militante que no quiere dejar a su bebé a partir clandestinamente a Chile, que tanto una decisión como la otra sea considerada totalmente legítima, que no existe esta “moralización” del papel de madre, pero que tampoco haya desconsideración del tiempo que ocupa en el espacio mental. Nos toca vivirlo primero a nosotras, porque la sumisión insconsciente que hicimos y transmitimos por las madres a los hijos jóvenes, es uno de los temas siemrpe presentes hoy día: lo que se les pide respecto a nosotras, como madres, respecto a una mujer simplemente. Hay que estar muy atentas porque a veces nosotras mismas vehiculizamos comportamientos masculinos o femeninos estereotipados, como gestos habituales.
También muestras en tu película el deseo de “encontrar, aunque sea por un instante, la ilusión de una vida de mujer y de militante. ¿Cuál es esta ilusión? ¿La has cumplido a lo largo de tu vida? ¿De qué forma?
Creo que he tenido una vida cumplida de mujer y de militante. Cuando hablo de ilusión, quiero decir que inventamos prototipos allí donde estamos. En los años sesenta, yo estaba en la universidad, después a la puerta de las fábricas, más tarde en el MIR, más tarde como agente de enlace, después en los colectivos de apoyo a Chile. Era siempre militante, por la sencilla razón de que nunca he pensado un instante de mi vida sin el compromiso político, porque para mí la vida sin ese compromiso no tiene intensidad, no tiene alegría. Es también una manera muy simple de ver la vida y vuelvo a lo que decía al principio: en mi época, teníamos desde muy temprano una conciencia de los demás, y por ejemplo en mi familia éramos muy conscientes de la situación de injusticia y de pobreza que se vivía cerca de nosotros; pasábamos fines de semana construyendo casas junto a los sin-vivienda. También consiste en esto la educación, mucho más que esa educación “protegida” occidental que se recibe a diario. Hay que salir, ir a los suburbios, o a algunos barrios parisinos, intentar ver lo que pasa a nuestro alrededor, y puedo decir que en mi caso, a partir de esta primera conciencia, mi vida adquirió múltiples formas y siempre ha estado en contacto y en unión con un pensamiento vinculado a la política.
La palabra “ilusión” hace referencia a un estereotipo de militante que era el producto de esta autoconsiderada mujer sin ataduras. Con esta palabra de ilusión, quise denunciar en ese momento de la película la mascarada de la mujer militante y libre de sus responsabilidades, que no existe. No se puede ser militante y mujer más que en el día a día y allí donde no se está. Es ésta la cuestión que más me interesa de la acción y del pensamiento. Creo que perfectamente se puede ser mujer y militante en todo momento, que se trata simplemente de desmitificar la mujer militante, volverla “normal”, porque de lo contrario querrá decir que es excepcional y que sólo las gentes excepcionales pueden ser militantes y mantenerse fieles a una organización.
En un momento hablas del “agujero negro” de una vida sin compromiso. ¿Cuál es tu mensaje para todas esas mujeres que militan hoy en diversas formas y, por qué no, para aquellas que por su condición de mujeres creen que el militantismo no les conviene?
Desgraciadamente el término “militante” se ha endurecido, ha sido contaminado por la ideología dominante y ha asociado a la palabra “terrorismo”. No hay nada más opuesto a una militante que una terrorista, es justo todo lo contrario. Tenemos que recuperar las palabras, volverlas a dar su sentido, reapropiándolas nosotras mismas, porque sólo se puede ser militante siendo una mujer entre las otras, y si no es así no sirve de nada; no estamos ahí para ser diez, sino para ser millones. Además, en las condiciones actuales de vida, no disponemos de mucho tiempo, hay que inventar ese tiempo. Hoy día reflexionamos sobre esto: militamos allí donde estamos, sea en los sindicatos o en los colectivos, y a partir de ahí nos movemos y diseñamos conforme a las oportunidades. ¡Nada excepcional! Esto es lo que quiero decir, si la militancia no vuelve a la normalidad, es que se ha pensado mal lo que significa ser militante político hoy día. Hay que volver a dar al término “mujer comprometida” su amplitud poética. Es sencillo, se trata de gestos, de pequeñas cosas, de pequeñas acciones que llevamos a cabo día a día en momentos y en situaciones ligadas al contexto político y social. En mi caso, cuendo me dicen que he hecho esto o aquello, respondo: me quedé en la clandestinidad en Chile después del 11 de setiembre de 1973 y no reflexioné ni un instante. Todo el mundo se movió por ahí dentro de manera natural, porque estaba inscrito antes en pequeños gestos y pequeñas acciones que vienen de muy atrás, que pasan por ser cosas sencillas: una película, un texto o un grafitti en la calle. Hay cosas que nos despiertan y alimentan nuestro pensamiento y nuestra manera de actuar, pero sobre todo es el espacio colectivo, y este espacio está todavía por inventar.
http://www.contretemps.eu/interview…
Traducción del francés: VIENTO SUR
NOTAS
1. “Calle Santa Fé”, documental realizado por Carmen Castillo en 2007, es el nombre de la calle donde se encuentra la casa que compartía con su compañero Miguel Enríquez hasta el asesinato de éste y el exilio de ella. El documental es una investigación sobre cuestiones sin respuesta de estos años de la dictadura a partir de rastros que sobreviven en el presente.
2. El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) es un partido chileno de la izquierda radical creado en 1965 por la conjunción de las luchas estudiantiles y sindicales. Uno de sus primeros dirigentes, Miguel Enríquez, muerto en combate el 5 de octubre de 1974, fue el compañero de Carmen Castillo.
3. Nombre que recibió la iniciativa lanzada en los años ochenta por el MIR para mantener a los hijos de militantes en Cuba bajo la protección de “padres sociales”, mientras sus padres luchaban en la clandestinidad en Chile.
4. Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio es un organismo argentino de derechos humanos que agrupa a los hijos de desaparecidos bajo la dictadura militar de 1976 a 1982.
Fuente: http://www.rebelion.org
Holanda: Aumenta el índice de mujeres activas en la delincuencia
Cada vez son más las mujeres que en Holanda toman parte activa en el mundo de hampa.
Ya no se trata solamente de hurtos de poca importancia, la mujer actual hace carrera en el mundo del narcotráfico, entre otras organizaciones delictivas. Así resulta de un estudio realizado por Anne-Marie Slotboom, investigadora de la Universidad Libre y Universidad de Ámsterdam. La información que ha aparecido en diferentes diario de tirada nacional.
Según el estudio, las mujeres son cada vez más violentas y no tienen inconveniente en utilizar armas.
Anualmente, 30.000 mujeres adultas y niñas de aproximadamente 12 años de edad están fichadas por la policía, frente a 160.000 en el caso de hombres y niños. Durante el pasado año se ha duplicado l número de mujeres que fue detenidas en actos de violencia.
Carrera criminal
“En contra de anteriores apreciaciones, se puede hablar de que la mujer hace carrera en el mundo de la delincuencia e incluso ocupa altos cargos dentro de esas organizaciones. Algo nuevo que pone al descubierto esta investigación es que también aumenta el número de mujeres acusadas cometer delitos sexuales. Según la investigadora Anne-Marie Slotboom, los crímenes cometidos por niñas y mujeres se minimizó durante mucho tiempo debido a que el tema no fue sometido a un estudio detallado.
Los investigadores afirman que, son numerosas las mujeres y chicas que dentro del crimen organizado desempeñan un importante papel en el narcotráfico y en la trata de mujeres. Hasta hace poco tiempo, los varones de la droga eran, en su mayoría, hombres aunque se conocen casos, por ejemplo en México, donde las mujeres han estado al frente de cárteles muy importantes. Según la investigación este hecho ya ha cambiando, en el narcotráfico proveniente de las Antillas holandesas hacia Europa y otros continentes, las mujeres están al frente de estas actividades. Asimismo, las mujeres lideran cada vez con más frecuencia organizaciones de tráfico de personas que más tarde introducen en la prostitución.
Pandillas
Al contrario de lo que está ocurriendo en Centroamérica, donde las pandillas o maras están intentando abandonar la violencia e integrarse en la sociedad, en Holanda el numero de niñas pertenecientes a pandillas es muy superior al que aparece en los registros de la policía. En los archivos policiales no se refleja que cometen delitos mientras que las chicas afirman todo lo contrario.
Se sabía que las niñas y las mujeres mostraban cada vez más un comportamiento criminal ahora la investigación pone de manifiesto qué factores aumentan el riesgo de este comportamiento criminal. Esta toma de conciencia puede ayudar a desvelar el enfoque específico y la prevención de la delincuencia entre las jóvenes y las mujeres.
Fuente: radio nederland (más…)