Según el estudio “Violencia Feminicida en México”, los asesinatos de mujeres entre 15 y 19 años tienen una tasa de 5.2 por cada 100 mil habitantes
Apenas una mexicana se convierte en quinceañera y la probabilidad que sea víctima de un feminicidio se cuadruplica. Los asesinatos de mujeres entre 15 y 19 años tienen una tasa de 5.2 por cada 100 mil habitantes, mientras que entre las niñas 10 a 14 años, la proporción es de 1.1 homicidios por cada 100 mil habitantes. La tasa crece 4.1 veces en cuanto una chica llega a esa edad significativa para la sociedad.
Las tasas corresponden a 2010 y se desprenden del estudio “Violencia Feminicida en México”. El documento, financiado por la Comisión Especial legislativa para dar seguimiento a los Feminicidios, Naciones Unidas y por el Instituto Nacional de las Mujeres, analiza las características y tendencias de los asesinatos ocurridos entre 1985 y 2010 en ese grupo de población.
Ésta es la primera vez en 20 años que las mujeres corren el riesgo de morir con violencia a una edad tan temprana. En 2007 y 2008, la tasa más alta de asesinatos entre mujeres de 0 a 34 años se concentró entre quienes tenían de 25 a 29. En 2009 se concentró en el grupo de edad de 20 a 24 y en 2010, finalmente, la violencia alcanzó a las menores.
“Es posible afirmar que ha habido un ‘rejuvenecimiento’ del homicidio de mujeres en México: mientras que entre 1991 y 1995 los valores más altos se encontraban después de los 35 años, en el quinqenio 1996-2000 se observa una cúspide en el grupo 20.24 primero, y luego en el 35-39. Para el siguiente quinquenio (2001-2005) ya es clara la preponderancia del grupo 20-24”, dice el estudio presentado el pasado jueves en el Senado de la República, y abunda al presentar el dato de que entre 2006 y 2010 se ha incrementado la proporción como el número de niñas asesinadas entre los 15 y los 18 años de edad, principalmente en la vía pública.
El “rejuvenecimiento” del que habla el documento, no deja indemnes de los homicidios a las mujeres en otros rangos de edad. Las mediciones arrojan que 3.4% de los 2 mil 335 feminicidios ocurridos en 2010 corresponden a niñas entre 0 y 5 años, que el rango de edad más común para una muerte violenta de una mujer es entre los 20 y los 24 y que el porcentaje de asesinatos de adultas mayores casi duplica al de los varones.
“Mientras el patrón por edad de los homicidios masculinos sigue una pauta conocida internacionalmente, con una concentración en las edades jóvenes, en el caso de las mujeres estamos frente a un fenómeno más complejo donde se conjuntan infanticidio, asesinato de mujeres jóvenes –cuando muchas de ellas se están convirtiendo en madres- y de ancianas”.
Cada vez más muertas por armas de fuego
Una mujer muerta a tiros, antes de 2007, era poco común, pero en 2010, último año que abarca el estudio, 54% de los homicidios contra mujeres involucraron un arma de fuego.
Al comparar la cifra con las de hombres muertos por impactos de balas, la cifra creció de 56.6% en 2007 a 72.5% en 2010.
“Semejante preponderancia de las armas de fuego y el incremento en su utilización están indudablemente ligados con el tráfico ilícito de armas y con las actividades del crimen organizado. Sin embargo, no creemos que esa sea la única respuesta para explicar el feminicidio”.
El documento expresa que en los asesinatos de mujeres es más frecuente el empleo de “métodos brutales”. Por ejemplo, la proporción de casos en los que se recurre al ahorcamiento, estrangulamiento, sofocación o inmersión, casi se triplican cuando la víctima es una mujer, respecto a cuando se trata de un hombre. Además, entre 2001 y 2009, las agresiones de ese tipo se dieron en casi una quinta parte de los feminicidios, 2.7 veces más que en los hombres.
El uso de objetos cortantes como navajas o cuchillos se ha vuelto más frecuente en las mujeres. En 2008 alcanzó 19.9 por ciento de los asesinatos.
La proporción de mujeres que mueren envenenadas o quemadas es 4.4 veces mayor a la de los hombres en el último quinquenio y pese a que cada vez se hay más y mejores registros de los homicidios en México, todavía se desconoce cómo asesinaron a una cuarta parte de las mujeres entre 2005 y 2010.
Con la muerte, sin embargo, no acaba la victimización. En once códigos penales aún se consideran como atenuantes de la pena a un feminicida “la infidelidad conyugal”, la “razón de honor”, o el “estado de emoción violenta”. Es decir, la violencia contra las mujeres es “condonada desde el Estado”.
“Esas fallas legislativas contribuyen a la impunidad, al imponer castigos menores a los asesinos de mujeres si alegan que estaban fuera de sí cuando cometieron el delito. Así, los denominados ‘crímenes pasionales’ y el alegato de infidelidad como causa de ‘emoción violenta’, constituyen figuras que ‘justifican’ de alguna manera las agresiones contra la mujer”.
“Los procuradores se lavan las manos”
Entre 2002 y 2010, México ha recibido 27 recomendaciones y observaciones relativas a la violencia contra las mujeres y pese a ello, los feminicidios van en aumento.
Para la legisladora perredista Angélica de la Peña, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos en el Senado, la permisividad y la impunidad son parte de que la cifra aumente. Esa misma falta de acción contundente fue señalada por el investigador de El Colegio de México, Carlos Echarri, quien en la presentación del estudio aseguró que no se han dado programas específicos para erradicar las agresiones.
“No hay una acción integral. Lo que hay son sólo leyes, pero ahí se quedaron. Deben darse también cambios legislativos y en el poder judicial”, señaló. “Una forma actual que tienen los procuradores de lavarse las manos es achacarlos al crimen organizado para que se trasladen a PGR y entonces no hay investigación, están abdicando de su responsabilidad”.
Por Animal Político
Fuente: radio nederland