La infidelidad y el sexo menos seguroLas personas que engañan a su pareja son más proclives a practicar sexo inseguro que los que consienten en mantener una relación sexual abierta, según un reciente estudio norteamericano.
Los hombres infieles muestran mayor predisposición a no usar profilácticos, ya sea con su pareja o su amante. ¿Se debe esto a que el estilo de vida de estas personas es arriesgado de todos modos? ¿O se engañan a sí mismos convencidos de que actuaron por impulso?
Se puede prometer fidelidad para toda la vida – y realmente creer que así será – pero las estadísticas muestran lo contrario.
Entre el 13 y el 25 por ciento de los casados engañan a sus parejas, según demostraron los estudios sobre el tema. Y las cifras son aún más altas entre las parejas que cohabitan. De otras investigaciones se desprende que cuatro de cada cinco hombres en Estados Unidos y el Reino Unido habían engañado a su pareja actual.
“Las cifras de infidelidad oscilan entre el 50 y el 75 por ciento, dependiendo del estudio consultado”, señala el sociólogo norteamericano Eric Anderson. En su opinión, la monogamia es un mito.
La infidelidad, sin embargo, puede causar más daño que el de romper corazones. Por si esto fuera poco, las personas infieles también pueden exponer a sus parejas al riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, si no toman precauciones durante los encuentros sexuales con sus amantes.
¿Qué es la infidelidad?
El estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Michigan entrevistó a 308 personas que confesaron haber sido infieles en relaciones supuestamente monógamas. Los investigadores conversaron además con 493 personas que habían llegado a un acuerdo de amor libre con sus parejas.
Según la definición adoptada, la infidelidad consiste en mantener contacto vaginal o anal o cualquier otro tipo de contacto genital con otra persona que no sea tu pareja.
Sin condón
Los hombres infieles en una relación monógama mostraron una predisposición mucho menor a usar condón que los que mantenían relaciones de amor libre. Además, se mostraron menos proclives a conversar sobre cuestiones de ETS con sus amantes o higienizar adecuadamente los objetos sexuales antes del coito.
Y, obviamente, también manifestaron una inclinación mucho menor a admitir ante sus parejas que habían tenido relaciones sexuales con otra mujer.
Razones de conductas arriesgadas
Según los investigadores, las razones por las que las personas infieles corren mayores riesgos durante los encuentros sexuales podrían basarse en el simple hecho de que un estilo arriesgado forma parte de su carácter. También podría ser que no usen profilácticos para que la relación sexual parezca algo menos planeado. O bien se podrían engañar a sí mismos haciéndose creer que, al actuar por impulso, no tenían condones a mano. Otra razón podría ser que simplemente no tienen conciencia del grado de riesgo al que exponen a su pareja por su imprudente conducta.
El alcohol y las drogas también pueden incidir en el comportamiento sexual arriesgado. Los hombres infieles suelen estar bajo los efectos de estos estimulantes en mayor grado que los hombres que tienen con su pareja una relación de sexo libre.
Hacer un plan
Las parejas – casadas o en noviazgo – deberían conocer las estadísticas en lugar de suponer que nunca cometerán adulterio o serán infieles. En sus conclusiones, los investigadores también recomiendan conversar con sus parejas sobre la manera en que sobrellevarían la situación en caso de que uno de ellos ceda a la tentación.
Podrían hacer un plan para actuar en caso de una eventual desilusión causada por la infidelidad y también para un mayor grado de protección sexual. Entonces, si ocurre lo peor, al menos no correrán tantos riesgos de terminar, además, contagiados con una enfermedad de transmisión sexual.
Por Nikolet Popkostadinova
Fuente: Radio Nederland