Por Anna Karina Rosales
Las llamadas ITS, según creencia popular, se detectan generalmente en determinados grupos ‘vulnerables’, como las mujeres trabajadoras sexuales o las comunidades LGBT, lo que no es del todo cierto, sostiene Cecilia Gayet, doctora en estudios de población.
Feminización de las ITS
En un estudio realizado para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, la doctora Gayet hace un recorrido histórico de las concepciones en México sobre este tema, y analiza en específico la influencia de las relaciones de género con el riesgo de contraer este tipo de infecciones.
“Cuando los jóvenes tienen relaciones sexuales entre compañeros y compañeras de su propio entorno, no consideran que estas infecciones están allí, porque las ubican en un grupo especial de mujeres fuera de su cotidianeidad. Ese hecho les hace creerse inmunes a este tipo de infecciones”.
Con el paso del tiempo, comenta Gayet, ha habido intentos de cambiar la mentalidad y llevar a pensar que las infecciones están en todos lados, que todos podemos padecerlas y que no son denigrantes. “Como cualquier otra infección, como si fuera el resfrío o la gripe, también están las infecciones de transmisión sexual”. En otras palabras, uno no debe avergonzarse si alguna vez contrae estas infecciones.
Clichés o estereotipos
Los varones dividen a las chicas entre las chicas buenas y las chicas ‘fáciles’, es decir las que sin mayores reparos tiene relaciones sexuales a poco de conocer a su pareja. “Ellos ponen otros apelativos, como las ‘zorras’ y otros. Entonces solamente creen que tienen que protegerse si están con esta segunda categoría de chicas discriminadas.”
Las propias chicas también piensan lo mismo. Entonces, en el ejercicio de la interacción de la relación sexual, tienen que mostrar todo el tiempo que no pertenecen a esta categoría de mujeres denigradas. “En este ejercicio, ninguno de los dos propone el uso del condón”.
Sífilis, VPH y herpes
En vista de que tienen relaciones sexuales sin protección, los jóvenes universitarios se exponen a un sinnúmero de infecciones. Si bien son muchas más, Gayet ha investigado sobre la prevalencia de tres infecciones: sífilis, virus del papiloma humano y herpes.
“Lo que encontramos es que en jóvenes universitarios -que se supone tienen redes más cerradas de relaciones sexuales, que están preparados y que pueden tomar más precauciones-, hay una prevalencia de las infecciones. En nuestro grupo de investigación, un 17 por ciento de las mujeres dio positivo al virus de papiloma humano, de alto riesgo para el cáncer cérvix uterino.”
Gayet también encontró altos índices de herpes genital tanto en los varones como en las mujeres, cuando se suponía que esta población estaría menos expuesta a estos riesgos.
¿Me cuido o no me cuido?
Los puntos comunes o típicos de comportamiento sexual, de acuerdo a los sexos, es que tanto hombres como mujeres tienen esta conceptualización de que el riesgo está lejos de ellos, que las ITS sólo ocurren en algunos grupos y que si ellos no están en contacto con los otros, entonces están inmunes a estas infecciones.
Cuando usan condón solamente lo hacen para prevenir embarazos, indica Gayet. “Si bien se observa actualmente un mayor uso de condones que en el pasado, este uso es por las razones equivocadas, o mejor dicho, lo hacen más para prevenir embarazos que infecciones de transmisión sexual”.
Cultura machista
Gayet recuerda otro preconcepto muy arraigado en México y en general en los países latinoamericanos. “Se cree que los hombres tienen una sexualidad incontenible y que las mujeres ‘buenas’ no tienen muchas relaciones sexuales”. Esto tiene que ver con cómo se conceptualiza las relaciones de género, influenciadas por una cultura machista.
“Estamos en sociedades en donde el machismo se muestra y donde hay una solicitud de que las mujeres tengan pocas parejas sexuales, que no estén interesadas en la sexualidad y que lleguen vírgenes al matrimonio.” Gayet comenta que todavía hay padres que dicen eso a sus hijos, lo que obstaculiza un poco la percepción del riesgo por parejas previas.
“Entonces, si la chica tuvo una pareja previa, podría llevar una infección de transmisión sexual a su nueva relación de pareja. Pero esto no es tenido en cuenta, ya que ella siente la necesidad de disimular y ocultar sus relaciones previas y ellos también viven este requisito de recato.”
Saber del pasado sexual, pero sin detalles
Si queremos ser responsables, conscientes y saludables, no estaría de más entonces ser sinceros y hablar sobre nuestro pasado y evitar problemas mayores, dice la investigadora.
Gayet cita a uno de los jóvenes entrevistados en su investigación. “Mi entrevistado dice: ‘no quiero saber cuántas parejas tuvo ella antes que yo, porque no me quiero sentir comparado. Pero, porque me cuido y porque la cuido a ella, uso siempre el condón’. Ése me parece un pensamiento muy positivo”.
En la mayoría de los casos, sin embargo, los jóvenes no quieren ser tan sinceros porque no quieren traer ‘su pasado’ a la nueva relación. “No se trata entonces de dar los detalles de cuántas parejas sexuales uno ha tenido, ni cómo han sido estas relaciones. El simple hecho de tener en cuenta que la otra persona muy probablemente ha tenido otras parejas sexuales es suficiente”.
El modelo holandés
Antes de comenzar una relación, los jóvenes en Holanda consideran la posibilidad de hacerse un despistaje de ITS e, incluso, uno de VIH. Ése es en todo caso, uno de los pilares de las campañas de prevención de las entidades sanitarias holandesas. Gayet observa que las campañas en México también apuntan hacia esa dirección, pero no a gran escala.
“Hacerse la prueba del SIDA antes de iniciar la relación aparece como un mecanismo salvador, cuando no es el único. Las infecciones más prevalentes son muchas más. Los jóvenes no tienen en cuenta otras infecciones, las que son incluso olvidadas”.
A cambiar de mentalidad
El trabajo de Gayet es considerado un aporte para cualquier estudio de población que específicamente se dirija a la adopción de políticas públicas en torno a la salud y derechos sexuales.
Para los programas de educación sexual o de información en prevención, estos hallazgos podrían contribuir a que las campañas sean más dirigidas hacia las prácticas de riesgo, sin focalizar en grupos.
Y para los jóvenes, esta investigación demuestra que las infecciones de transmisión sexual se dan como cualquier otra. “Cualquiera puede contraer ITS y no tiene por qué sentirse estigmatizado”, concluye Gayet.
Fuente: Radio Nederland