Una verdad de la que pocos suelen hablar por vergüenza

Muchos lo disfrutan y otros temen volver a engancharse.

Algomás
La pregunta, en cualquier caso, vuelve a ser la misma: ¿en qué punto se puede hablar, entonces, de divorcio o separación?

En el caso de muchas parejas, la separación afectiva no es acompañada de una separación sexual. Muchos piensan que, si pueden seguir gozando el sexo tan intensamente como cuando convivían en pareja, y su ex mantiene la misma política, no hay nada de malo si se continúa con la relación en su faceta sexual.

Para algunos, esta decisión está un paso por delante de aquellas parejas que se mantienen juntas sólo por rutina o por su vida sexual, aun cuando el amor ya se haya perdido. No obstante, hay también matrimonios ya disueltos que no pueden todavía aceptar una vida sin sexo, o sin el sexo que tanto disfrutaban junto a su ex.

Pero, ¿es correcto mantener este tipo de actitud? Y de hacerlo, ¿cuándo se supone que este tipo de relación debería finalizar? Más allá de los prejuicios, lo cierto es que nadie tiene la última palabra sobre las relaciones humanas. Para algunos, puede haber divorcio afectivo, pero no sexual, y para otros, lo que realmente no se separa es el vínculo afectivo, por eso el sexo es una forma de mantenerlo incluso después de la separación.

Los más pragmáticos afirman que el único cambio es el del espacio físico, pues de hecho se mantienen como pareja, aunque viviendo en casas separadas.

Fuente diario OJo

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