| Por Redacción InformaRN (Foto: ANP, agencia de prensa holandesa)
El Premio Nobel de la Paz de este año ha recaído en tres mujeres: la presidenta de Liberia, Ellen Johnson Sirleaf; la activista, también liberiana, Leymah Gbowee y la líder del movimiento contra el régimen yemení, Tawakkul Karman.
En Oslo, el Comité del Nobel explicó que las tres han sido galardonadas por ‘su lucha pacífica a favor de la seguridad de las mujeres y su derecho a participan sin restricciones en la construcción de la paz’. “Leymah Gbowee es una pionera del movimiento femenino pacifista en Liberia”, nos dice Bram Posthumus, corresponsal holandés en la capital liberiana, Monrovia. “Gbowee jugó un rol central en el fin de la guerra civil, que duró entre 1989 y 2003. Lo que hizo fue involucrar a hombres y mujeres comunes en el proceso de paz”.
La primera presidenta de Liberia
Ellen Johnson Sirleaf ha hecho una carrera muy distinta. Proviene de una familia de políticos y vivió muchos años en el extranjero. Trabajó en Estados Unidos como banquera para instituciones internacionales y, antes de llegar a la Presidencia de su país, había hecho varios intentos por entrar en la política liberiana. Su lucha la llevó a la cárcel en 1985 y, más tarde, se relacionó con el señor de la guerra Charles Taylor. Sirleaf nunca ha ocultado que al comienzo de la guerra entregó ayuda financiera a Taylor, quien hoy está siendo juzgado por crímenes de guerra en La Haya. Llama la atención, dice Posthumus, que el Premio Nobel de la Paz distinga a una persona como Ellen Johnson Sirleaf, que no es precisamente una pacifista.
En el 2005, Sirleaf se convirtió en la primera Presidenta elegida democráticamente en un país africano. El clima político de aquel año en Liberia es comparable con el de Sudáfrica poco después de la abolición del apartheid, comenta Posthumus.
“Ellen Johnson Sirleaf ha consolidado la paz en el país, además, bajo su mandato, Liberia, y en particular la capital, Monrovia, se han transformado. Monrovia era una ruina. Hoy es una ciudad donde dan ganas de quedarse”, explica el corresponsal holandés.
Homenaje a la Primavera árabe
El reconocimiento de Tawakkul Karman es en realidad un homenaje a los levantamientos de la Primavera árabe. Esta periodista yemení fue una de las primeras que intentó forzar la dimisión del presidente Saleh. En enero fue detenida, pero una vez que recuperó la libertad siguió adelante con sus actividades anti gubernamentales.
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En entrevista con Radio Nederland Wereldomroep, en aquel momento, Karman declaró que “lo único que pido a los ciudadanos es que protejan a Yemen de los ladrones que la tienen en sus manos, que han transformado a la República en un reino, en un país destruido por la guerra y el terrorismo’.
Plaza de la Libertad en Sanaa
Desde el 2007 Tawakkul Karman lidera protestas semanales en una plaza de la capital yemení, Sanaa, que fue rebautizada como Plaza de la Paz. También es fundadora del movimiento Mujeres Periodistas sin Cadenas.
El informador yemení Othman Turath cree que el otorgamiento del Premio Nobel de la Paz a Karman desatará reacciones diversas en su país, que los opositores estarán felices, pero el Gobierno y sus adherentes acusarán al comité del Nobel de partidismo.
Turath aprecia el activismo de Tawakkul Karman, ya que, “a diferencia de Egipto y Túnez, Yemen carece de una “sociedad civil’ capaz de protestar pacíficamente. Yemen está lleno de armas. A pesar de ello, en los últimos meses, Karman ha conseguido organizar protestas pacíficas’. Tawakkul Karman declaró que dedicará este Premio Nobel de la Paz a todos los activistas que han participado en la Primavera árabe.
Fuente: radio Nederland