Escrito por MAGDA BANDERA/Público.es/24/5/2010
Lunes, 24 de Mayo de 2010 12:23
El capitalismo es incompatible con la vida. Necesita recursos naturales y personas sanas, pero no se preocupa del mantenimiento de la vida.
Para eso siempre ha contado con el trabajo invisible de las mujeres, pero esa estructura ha tocado techo. Esta es la principal tesis del ecofeminismo, una corriente aparecida en 1974 que está resurgiendo con fuerza ante la actual crisis capitalista.
“Es significativo que las bolsas suban justo cuando se anuncian recortes en gasto social y cuidado de las personas. Tradicionalmente, se ha planteado que existe una tensión entre sistema capital y trabajo, pero en realidad se produce entre capital y vida humana y natural”, argumenta Yayo Herrero, profesora de la UNED de Educación Ambiental y Desarrollo sostenible.
Herrero sostiene que las empresas quieren plantillas que aparezcan cada mañana limpias y planchadas sin importarle cómo. “Lograr que así sea es responsabilidad de toda la sociedad. Como también lo es lavar a las personas mayores con incontinencia”, señala.
“La incorporación de la mujer al mercado laboral sin que los hombres hayan asumido su parte de responsabilidad, el individualismo y el modelo urbano, que obliga a recorrer kilómetros para llevar el niño de la casa de los abuelos a la guardería producen un modelo insostenible”, denuncia Herrero.
Algunos sectores, desde conservadores hasta grupos pro crianza natural, proponen que las mujeres dejen de trabajar temporalmente y vuelvan a hacerse cargo del cuidado de las personas. Nada que ver con el ecofeminismo actual, que huye de cualquier mistificación de la mujer vinculada a la madre naturaleza, como defendía el movimiento en sus inicios.
Ahora lo que reivindica es la importancia de la ética del cuidado, “porque garantiza la vida”. No obstante, exige a los hombres y al sistema que se reinventen “para no cargar más tensión sobre las mujeres o acabarán estallando”, advierte Marta Monasterio, miembro de la cooperativa Pandora Mirabilia.
“El modelo actual de crecimiento ilimitado del PIB es insostenible, para empezar porque los recursos son limitados. Además, se basa en la injusticia social, en la falta de equidad y en la explotación de las mujeres”. Por eso, las soluciones deben ser integrales, asegura Monasterio.
En esta línea, Herrero exige a los gobiernos que rediseñen sus sectores productivos. Como ejemplo, propone dejar de inyectar ayudas periódicas a la industria del automóvil y que quienes trabajan en ella pasen a hacerlo en el sector del cuidado.
Fuente: AHIGE