Perú
El Reporte Anual de Derechos Humanos de las Personas Lesbianas, Gay, Trans y Bisexuales del Perú, publicado por Raíz 2.0, resalta que en la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género es importante intervenir ante la violencia homofóbica, incluso en sus formas más sutiles. Un ejemplo es el tratamiento que las personas LGBT reciben por por parte de los medios de comunicación, que justifica y reafirma una cultura de discriminación. La vigilancia de los medios de comunicación es una tarea clave para las organizaciones defensoras de los derechos humanos, en tanto sus contenidos alimentan cotidianamente la violencia y discriminación contra quienes se apartan del patrón heterosexista.
El colectivo peruano Raíz 2.0 asumió desde el año 2004 la tarea de sistematizar informaciones que permitieran construir un panorama de la situación de derechos humanos de las personas LGTB en Perú, que diera cuenta no sólo de las violencias ejercidas contra esta población, sino también de los principales avances para la garantía de sus derechos. En marzo de este año se dio a conocer una vez más el, documento que aborda los crímenes de odio cometidos contra la población LGTB durante el último año; el desarrollo de normativas locales y regionales orientadas a combatir la discriminación por orientación sexual e identidad de género; y las movilizaciones de los colectivos LGTB peruanos en torno a sus demandas ciudadanas. La edición de 2009 del reporte cuenta además con un análisis sobre los estereotipos que la prensa sensacionalista limeña pone a circular en torno a las personas LGBT.
La homofobia en los medios de comunicación
Para Víctor Vásquez Maza, coordinador del reporte y autor del capítulo sobre la homofobia en la prensa, es fundamental intervenir los medios de comunicación para frenar la violencia simbólica hacia las personas LGTB, dado que ésta constituye una de las formas más evidentes de agresión, que tiene su máxima expresión en los crímenes de odio. “El análisis de los discursos en los medios escritos y audiovisuales revela una carga de sexismo, burla, desprecio y violencia que refuerza constantemente los estereotipos existentes e interfiere con nuestro derecho a ejercer plenamente nuestra ciudadanía”, señala.
Vásquez Maza afirma que el menoscabo de la imagen de las personas con orientación sexual e identidad de género diversas no sólo se da en los medios de comunicación orientados al consumo popular, sino también en aquéllos considerados como “serios”, en donde se emplea un lenguaje más encubierto. “Por eso hacemos seguimiento a los medios de comunicación, porque solo poniendo en evidencia lo que está oculto, podemos exigir respeto a nuestros derechos y aportar a una sociedad sin discriminaciones”, anota.
Crímenes de odio
En el capítulo sobre crímenes de odio, el reporte aborda los asesinatos de seis estilistas acontecidos en la ciudad de Lima durante el año 2009. De acuerdo con los autores, estos actos pueden ser tipificados como crímenes de odio por haber tenido como motivación el rechazo por la orientación sexual de las víctimas, así como por haberse realizado con extrema violencia y crueldad. De acuerdo con Raíz 2.0, [H2] los asesinatos no son hechos aislados de violencia contra las personas LGTB, sino que vienen ocurriendo desde hace varios años. Muchos asesinatos tuvieron lugar en el marco del conflicto armado interno que asoló al Perú entre 1980 y 2000. Uno de los crímenes más recordados por los colectivo LGTB peruanos es el asesinato de ocho travestis el 31 de mayo de 1989 en la ciudad de Tarapoto, a manos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru. Como una forma de mantener viva en la memoria de la gente este hecho, en Perú se conmemora cada 31 de mayo el Día Nacional contra los Crímenes de Odio. El Reporte Anual de Derechos Humanos de las Personas Lesbianas, Gay, Trans y Bisexuales del Perú 2009 hace un llamado a las autoridades peruanas para que los crímenes de odio sean tipificados y castigados.
Avances municipales y regionales y retrocesos del gobierno central
El reporte de Raíz 2.0 resalta una serie de normas aprobadas durante el año en diversos gobiernos locales y regionales del país, dirigidas a prevenir la discriminación por orientación sexual y, en algunos casos, por identidad de género. “Aunque en la práctica tiene pocos efectos por las limitadas competencias de los gobiernos regionales y locales, esta normativa tiene un enorme potencial simbólico porque pone en la agenda pública un tema que muchas veces es poco discutido o deficientemente abordado, como es el de la promoción de una cultura que integre, como un valor, el respeto a la diversidad sexual y de identidad de género”, señala el documento.
En contraposición con los avances locales, el informe destaca la total ausencia de iniciativas y respuestas del gobierno central respecto de la vulneración de derechos de la población LGTB. Esto se debe a la fuerte presencia de sectores conservadores en el Congreso, que sumada a las presiones de la Iglesia Católica, ha dificultado el desarrollo de cualquier tipo de iniciativa favorable a esta población.
En cuanto al Poder Ejecutivo, se destaca la permanencia de una norma claramente homofóbica aplicada por el Ministerio del Interior. Se trata de la Ley de Régimen Disciplinario de la Policía Nacional, que sanciona explícitamente las conductas homosexuales dentro de los institutos militares y policiales. Esta norma va en dirección contraria a las consideraciones del Tribunal Constitucional sobre este asunto, que a través de distintas sentencias ha buscado que la orientación sexual no sea un motivo de discriminación al interior de estas instituciones.
Percepciones sobre la diversidad sexual
En el informe realizado por Raíz Diversidad 2.0 se consignan también los resultados de una encuesta de opinión realizada en 2009, que da cuenta de una actitud de “mayor apertura hacia la homosexualidad”, si bien aún se perciben resabios de discriminación hacia las personas LGTB. Según este sondeo, el 40% de las personas encuestadas tolera y respeta la homosexualidad, frente a una cifra similar que afirma tolerarla mas no respetarla. Otros indicios de esta apertura son el hecho de que el 61% de la gente consultada opinara que la homosexualidad es una orientación sexual diferente y válida, así como el rechazo a la idea de que la homosexualidad sea una enfermedad mental por parte del 62%.
Entre los aspectos preocupantes de la encuesta se encuentra que el 58% afirma que si su hijo fuera homosexual intentaría cambiarlo, y que el 61% de los encuestados piense que un profesor homosexual sería peligroso para los niños, lo que refleja un alto contenido de prejuicios frente a la homosexualidad, que continúa asociándose con la pedofilia.
Para Víctor Vásquez Maza, pese a que existen algunos indicios alentadores, aún se impone la tarea de trabajar arduamente en función de lograr cambios culturales que hagan posible el ejercicio de derechos por parte de la población LGTB. “Este camino va en paralelo al logro de cambios en el campo político normativo, si bien las leyes por sí solas no son la panacea”, acotó, al tiempo que recalcó que la tarea pendiente de los grupos defensores de los derechos humanos es desmontar los mecanismos que alientan la discriminación contra las personas por motivo de su orientación sexual e identidad de género.
Fuente: Clam