Autor: Roberto Lerner
CompartirEnviar.Es, más o menos, como seré feliz cuando, o si…

Uno puede escuchar a personas de distintas edades diciendo eso, o dando a sus palabras el mismo sentido, vale decir, poniendo más adelante una realización personal que en este momento, en el que habla, no se da porque…

Pues, porque no están reunidas todas las condiciones, no se han disipado los obstáculos. Digamos que el modelo de todo lo anterior es lo de “el lunes comienza la dieta”. No está claro por qué el lunes, qué tiene ese día que no tenga el domingo o qué mágica cualidad tiene el 1 de enero que no tengan otras fechas a lo largo del año. Lo esencial es que nuestra mente tiende a poner la felicidad, el bienestar, la plenitud, la belleza, la salud, en el futuro, dentro de cinco minutos o una semana o un mes o un año.

Cuando sea grande, a partir de lo cinco o de los 15 o de los 25, la cosa comienza en serio, se termina de hacer calistenia al borde de la cancha y nos estrenamos como titulares en la vida, jugamos el partido que nos va a dar placer, poder, sentimiento de que las cosas valen la pena, trascendencia, pertenencia y permanencia.

Pero nunca somos completamente grandes ni se dan todas las condiciones y seguimos mirando el horizonte, esperando que “algo” pase, que “alguien” llegue, siempre de fuera, siempre de esos otros que parecen que sí son felices, que sí son grandes; o de esos productos que nos van a dar lo que nos falta porque son más rápidos o más poderosos o más caros o, simplemente, más nuevos. Y así se va pasando esa secuencia de presentes que es la vida, puestos entre paréntesis, con la mirada puesta en los segundos que siempre están delante nuestro, sin advertir las más sólidas y verdaderas fuentes del bienestar.

Fuente: Perù21

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