Escrito por Redacción

JUEVES, 29 DE ABRIL DE 2010

Pero, ¿En qué está hoy el macho beta? Se ha topado con su mayor problema: conciliar sus aspiraciones de padre presente con la dura realidad de su trabajo.

Nuevo hombre

Hace diez años había nacido un nuevo hombre, amasado por la irrupción de la mujer en el mundo laboral, suavizado por la igualdad de géneros, y que, lleno de inteligencia emocional y sin tener la necesidad de reafirmar su sexualidad en el machismo de antaño, diría adiós al cavernícola macho alfa, para acoger al hombre beta que existía en él: ese que cocina, que lleva a los hijos a la escuela y que nunca se le olvida preguntarle a ella cómo está, ni responderle: “Te entiendo”.

El diario estadounidense The New York Times tuvo una columna titulada “Beta Male” y el London Times aún mantiene una desde 2005, con el mismo nombre. En ambas, los autores reflexionan sobre ir a dejar a los niños al colegio, hacer dieta, perder la libido con dignidad, además de reunirse con los amigos para tomar un trago.

Finalmente, Sally había conocido a Harry. Él había madurado y la relación de amigos, parejas y amantes florecía con el nuevo milenio. El problema de esta historia es que la realidad se interpuso y el nuevo hombre, bien instalado en el mundo de la pareja, se está enfrentando con conflictos en la oficina, justamente los mismos que descubrieron las mujeres alfa en su incorporación al trabajo.

Crisis laboral

El primer frente de batalla que se le abre al hombre beta es el de la supervivencia: en la empresa sigue imperando la ley del más fuerte. “Ser beta en pareja hoy es un placer, es divertido; se vuelve un espacio muy agradable”, opina el psiquiatra, y autor de la obra “La sexualidad secreta de los hombres”, Marco Antonio de la Parra.

“Pero en el trabajo puede ir quedando atrás ante los empujones de los alfa”.
“Ese es su sitio de presión, porque en lo laboral hay un nivel de competencia muy fuerte y aún las cualidades blandas no se aprecian como se debería. ¿Están las empresas contratando a ese sujeto? ¿Está ascendiendo en el trabajo, sabiendo que hay golpes duros y alta competencia?”, agrega. “Estaba pensando en el revival de Gordon Gekko, de Wall Street. Qué raro que vuelva. El liderazgo inspirador está siendo arrasado por el comportamiento alfa”. De la Parra cree que en el futuro se irá dando una mayor relevancia a estos “rasgos blandos”.

El segundo problema se presenta en que la cantidad de tiempo que los “nuevos hombres” están realmente dedicando a los hijos y las tareas de la casa sigue siendo mucho menor que el de las mujeres.

Un estudio realizado por la revista G a fines de 2007 sobre el uso de tiempo demuestra que tanto en el trabajo doméstico no remunerado, como en el cuidado de niños y padres ancianos, las mujeres siguen aventajando con creces a los hombres.
“El hombre estaría ayudando a la pareja”, explica Francisco Aguayo, psicólogo e investigador de Masculinidades y Equidad de género. “Hay cada vez más hombres interesados en participar en la paternidad, pero muy poco interesados en tareas domésticas. No es lo mismo”.

Muy beta se habrá puesto el hombre, pero eso no se está traduciendo en equidad doméstica. ¿Por qué? A veces es porque, simplemente, no puede.

“Lo que comienza a ser creciente es la molestia de hombres que genuinamente quieren participar en las actividades de la casa, pero no lo pueden hacer porque sus condiciones laborales no parecen considerar este tipo de deseos de tener una mejor calidad de vida”, explica José Olavarría, sociólogo experto en masculinidad.

Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer
Destaca a este problema, de conciliación entre familia y trabajo, como el más grande que hoy enfrenta el mundo masculino.

Las mujeres no ven en el hombre beta un limón a exprimir, sino que más bien como una justa ayuda para poder llevar su hogar. Explica Francisco Aguayo: “En general, la visión de las mujeres respecto del nuevo rol del hombre es positiva, sobre todo respecto de los avances de la equidad de géneros; se sienten más empoderadas, con más derecho a salir a trabajar”.

Según él, los problemas que pueden surgir en el modelo mujer-que-trabaja-y-hombre-beta nacen de los últimos rezagos alfa en ellos: “Los reclamos de las mujeres van en la línea de la valoración del aporte de ella, de la crianza, o en lo económico”.

Cuenta que sólo en pequeños grupos de la sociedad, por lo general más conservadores, se extraña al macho alfa, y el antiguo modelo de proveedor-ama de casa.

“Hay una tendencia pequeña que he estado viendo en hombres de entre 30 y 40 años que salen del mercado de trabajo competitivo, y entran a uno mucho más débil, con menos ingresos, pero que tiene una amplia dedicación a los hijos. Por lo general, son artistas, intelectuales y profesionales de clase media”, agrega Olavarría.

¿Y qué hacen los que deben seguir trabajando en profesiones tradicionales?

El hombre beta comienza a ver que su necesidad personal por más tiempo, por más casa, es parte de un requisito colectivo. “Lo que antes era una demanda de las mujeres y los sindicatos, el tener condiciones para poder dedicarse a la crianza, hoy comienza a ser una demanda también de hombres”, dice Olavarría.

El nuevo hombre ha llegado para quedarse; pero para disfrutar plenamente de los beneficios familiares que le podría traer su calidad de beta debe primero aprender a lidiar con los dos mundos en los que habita. Por mientras que se solucione su compatibilidad, ser un hombre y padre beta, ese que corre de la oficina a hacer la comida y las tareas, seguirá siendo por ahora una especie de doble trabajo.

La pareja ideal

¿Las mujeres se cansaron del hombre beta? Hoy en cartelera está 500 días con ella, la historia del fin de una relación de pareja, en donde él es sensible, romántico. Y ella se aburre. En la televisión triunfan hombres como Anthony Bourdain, que, aunque cocina, es un alfa ciento por ciento, mientras que hasta César Millá, el encantaperros, les vuelve a enseñar a los machos caninos y humanos a ser “los líderes de la manada”. Sin embargo, el macho sensible sobrevive en la vida real.

¿Cómo? La explicación se puede encontrar, por ejemplo, en una de las columnas de la experta en relaciones del London Times, Kate Mulvey, quien escribió una apología al nuevo hombre.

Dijo que las mujeres inteligentes o trabajadoras ya no tienen que esconder su inteligencia del macho alfa, ni someterse a él: “Las mujeres del siglo XXI tienen una agenda muy clara cuando se trata de encontrar pareja. Mapean muy tempranamente sus vidas: llegar a la cima de sus carreras, conseguir una buena casa, tener niños adorables y acurrucarse en sus camas con un encantador macho beta.

La mujer alfa no necesita que llegue el Señor Alfa y la vuelva loca cuando le compra un departamento; ella tiene suficiente dinero para hacerlo por sí misma. Es exitosa, confiada y valora a un hombre cariñoso que pueda ayudar con las tareas domésticas”.Intopress

Vida en pareja

Todos serían felices: las mujeres tendrían trabajos gratificantes, con horarios flexibles y pagas justas. Los hombres, dejarían atrás la responsabilidad de ser el único sustento del hogar, iban a disfrutar de la vida en pareja, de los niños, de la casa. Los días en que ella saldría tarde, él se iba a preocupar de preparar algo rico y de bañar al bebé.

FUENTE: http://nuevaprensa.com.ve/content/view/41169/2/


Publicado por Foro Permanente de Estudios sobre Masculinidades para foro permanente de estudios sobre masculinidades el 4/30/2010 02:21:00 PM

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