Es un artículo sobre la entrevista realizada a Dr. Federico Mayor por José Zepeda Varas de radio Nederland==================================
Hay que construir la esperanza
*José Zepeda Varas
15-04-2009
Entrevista a Federico Mayor Zaragoza, ex director general de la UNESCO y presidente de la Fundación para una Cultura de Paz y co-presidente del Grupo de Alto Nivel de las Naciones Unidas para la Alianza de Civilizaciones.
En medio de la noche más rotunda, más oscura; de pronto impredecible, inmerecido… un rayo de luz.
Una pequeña hendidura en nuestro ánimo teñido también de negro intenso. Luz, aunque tenue, en la mente y la pupila; tenemos que saberlo y propagarlo y recordarlo; hasta el más ínfimo destello puede reavivar, germinar, entibiar lo que parecía yerto y frío.
José Zepeda.- Leyendo este poema, ¿sabe en qué estaba pensando? En esos boxeadores que se han estado preparando durante mucho tiempo, suben al ring, les dan una tremenda paliza y en lugar de pensar seriamente en parar su carrera, lo que hacen es ir directamente a entrenar pensando en las victorias que hay que conquistar mañana. Está a bastante maltraer la esperanza en estos tiempos, ¿no le parece?
Federico Mayor Zaragoza.- Es más necesaria que nunca y además, créame, es más posible que nunca. El mundo está pasando un período de pavor, de miedo, aterrorizado; está perplejo. Yo recuerdo aquel libro de Maimonides, fíjese que hace siglos, se llamaba “Guía de Perplejos”. Pues ahora nos tendrían que dar esta guía de perplejos y habría que decir: pero ¿podemos o no podemos realmente superar la situación en la que nos encontramos? Y mi respuesta es que sí; no es una respuesta optimista, es una respuesta esperanzada. ¿Por qué? Pues porque creo en la inmensa capacidad creativa de la especie humana.
Está desmesura, porque es una desmesura, que cada ser humano único e irrepetible sea capaz de crear, de inventar, y por eso desde siempre lo que se ha procurado por parte del poder, es que no nos demos cuenta de esta capacidad que tenemos. Es una capacidad exclusiva de la especie humana. Y entonces ¿qué es lo que hacen? Nos mantienen súbditos, en un contexto donde lo indiscutible es lo que tenemos que aceptar, porque claro, cómo se va a discutir que si el poder nos reclama nuestra propia vida durante siglos. Los ciudadanos han tenido que dar su vida cuando llegaba el momento para defender las causas que los designios del poder decidía. Y así hemos estado durante siglos. En el que acaba de terminar ¡qué vergüenza! millones y millones de muertos sacrificados por causas que no eran las suyas; eran las causas del poder. Hemos sido tradicionalmente personas resignadas, testigos de lo que sucede sin ninguna capacidad para intervenir, para decir, ‘no, cómo yo Mayor, voy a dar mi vida… ni hablar. Y además, no estoy de acuerdo en cómo lo están haciendo ustedes’. Y además, una democracia no es que nos cuenten cada 4 años en unas elecciones, una democracia es que seamos tenidos en cuenta los ciudadanos por parte del poder, de manera permanente, porque el poder emana precisamente del pueblo.
Todo eso se lo digo para que comprenda este poema, para que se dé cuenta de que estoy absolutamente seguro, que en estos albores del siglo y del milenio, por primera vez, los ciudadanos podemos ser ciudadanos esperanzados. Porque podemos ser conscientes de la capacidad inmensa que tenemos, de la fuerza inmensa que tiene la sociedad civil, pero que no la utilizan. ¿Por qué? Pues porque estamos sometidos; somos súbditos, pero ahora la resignación ha terminado, el silencio ha terminado. Cómo puede ser que las instituciones científicas, las universidades, la comunidad, que se dedica a estar en la vanguardia del progreso, estemos callados, distraídos, adormecidos. A mí me llamó mucho la atención y por eso soy un gran partidario de que nos pongamos en el centro de nuestro proceder diario, en el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se dice ‘para liberar a la humanidad del miedo y de la miseria’. Fíjese que maravilla. Pues esto es lo mismo, que ahora nos tenemos que dar cuenta; ahora sí que podemos liberar a la humanidad del miedo y de la miseria, porque tenemos que decirle ‘no seáis más espectadores; no seáis más exclusivamente testigos de lo que pasa. ¡Sed actores, participad! Y aquí viene mi esperanza adicional. Hasta ahora mucha gente decía ‘es que yo soy tan poca cosa… yo qué voy a ser, cómo voy a ayudar a superar estas situaciones en las que nos encontramos’, en las que siempre los más vulnerables son los que pagan la factura de los desaciertos de los mandatarios… qué podemos hacer. Por primera vez ahora tenemos la posibilidad de contestar. Ya podemos participar de forma no presencial. Esto -créame José Zepeda- esto puede ser lo que transforme radicalmente el panorama del mundo en 10 o 15 años: los ciudadanos ya no se van a callar, los ciudadanos ya no van a aceptar que tengan que hacer esto o lo otro, que tengan que aceptar que haya una guerra basada en mentiras, o que se haga todo un proceso al consumo de petróleo también basado en mentiras.
Todo esto se acabó. ¿Por qué? Porque ahora podemos participar de manera no presencial. Tenemos el SMS con la telefonía móvil, tenemos el Internet y tenemos también los medios de comunicación y muy especialmente la radio, que se van a dar cuenta progresivamente -ustedes se han dado cuenta hace muchos años- pero, que se van a dar cuenta de que vamos a asistir a un cambio radical que será el fruto, precisamente, de la gran crisis que estamos padeciendo.
Esta crisis puede ser la gran oportunidad, como fue la crisis del año 1818 al terminar la Primera Guerra Mundial. Existió un momento en que hubo una posibilidad grande de salvación y Woodrow Wilson pensó ‘ha llegado el momento de la sociedad de naciones, ha llegado el momento de la paz permanente’. No le hicieron caso, hicieron una economía de guerra… Llegó la II Guerra Mundial, porque se habían preparado para ella. Al final de esta guerra mundial otra gran crisis, otro gran equipo alrededor de Roosevelt, las Naciones Unidas; todos los instrumentos posibles para que hubiera una cierta capacidad jurídica y de castigo de transgresores a escala mundial. No hay que olvidar que junto a las Naciones Unidas se crean la Corte Internacional de Justicia y una serie de instituciones reguladoras… otra vez lo mismo.
Los países no quieren la democracia; quieren la plutocracia, quieren la hegemonía; los Estados Unidos deciden mandar y ellos que habían creado las Naciones Unidas, pues las abandonan, crean los G7, G8, todo esto. Nos sustituyen los valores por las leyes del mercado. Y sobre este desastre que estaba anunciado en el año ’91 -yo no soy economista- escribí que aquello no podía dar más que como resultado una catástrofe general a escala mundial, la burbuja de la comunicación, la burbuja inmobiliaria. Y ahora tenemos la crisis que no tuvimos al final de la Guerra Fría, porque todos esperábamos que al final de la Guerra Fría se produjeran la misma crisis y las mismas oportunidades que habían surgido al final de la guerra del ’14, al final de la guerra del ’39. No fue el caso, y ahora tenemos esta oportunidad. Créame, tenemos que ser muy optimistas, pero tenemos que movilizar a la gente para decirles por primera vez PODEMOS.
*José Zepeda Varas es director del Departamento españos de Radio Nederland
Fuente: Radio Nederland