Algunas de las enfermedades que pueden estar sufriendo estos menores son ambliopía o el estrabismo, según una alerta lanzada por el Colegio de Ópticos-Optometristas de la Comunidad Valenciana.
El cine en tercera dimensión está de moda, especialmente para contar historias infantiles. Prueba de ello es ‘Avatar’, una de las más taquilleras en el mundo.
Pues resulta que en una sesión de esas, a las que se acude por diversión familiar, los padres se pueden encontrar con una sorpresa: detectar un problema de visión en el niño, que requiere atención urgente.
En consecuencia, los especialistas recomiendan una revisión con el oftalmólogo si usted, como papá, nota que su hijo sufre trastornos tras ver una película 3D.
Los expertos españoles explicaron al periódico El Mundo, de España, que “la tecnología 3D, similar a la técnica que utiliza el cerebro humano para ver en relieve, se basa en dos imágenes superpuestas que se proyectan sobre una pantalla. Cada ojo observa una de las imágenes y luego el cerebro del espectador las fusiona. De esa manera se obtiene la imagen tridimensional”.
Pero en el caso de un problema visual, según explica el oftalmólogo colombiano Jaime Luis Vargas, “el niño que padece ambliopía tiene un solo ojo normal, no posee la visión binocular que es la que permite ver las imágenes en relieve que se proyectan en tercera dimensión. En consecuencia, su cerebro hace un esfuerzo mayor para intentar ver lo que tiene al frente.
Entonces, el síntoma no es solo el mareo. Le puede doler la cabeza y hasta sentir ganas de vomitar, debido al esfuerzo que hace su cerebro para intentar ver la imagen 3D”.
Niños, ojo con los ojos
En el caso del estrabismo, si los ojos no trabajan de forma sincronizada, se produce una rotura en la fusión de imágenes en el cerebro, lo que se conoce como foria, es decir, un estado de relajación en el que los ojos pierden momentáneamente la coordinación de uno con el otro.
Así lo explica Jaime Luis Vargas: “Si el niño tiene estrabismo, un ojo ve en la dirección frontal y el otro hacia un lado. En su cerebro se forma una especie de ‘arroz con mango’, pues con un ojo ve la pantalla y con el otro al vecino. De ahí la necesidad de revisar los ojos de los niños, aunque aparentemente sean sanos visualmente.
Periódico HOY
Fuente: El Tiempo