CARTA A LOS AMIGOS DE PEDRO EL DE CARTAGENA.
A Carlos, Manuel, Ricardo, Milton, Víctor, Cristian, Arlib, Yorismel, Alexander García y Neira, Henry,
Jesús, José, Jorge, Marvin, Michael, Yair.
Bogotá, entre el 15 de abril del 2006 y 25 de febrero del 2007.
HOLA AMIGOS
Hace varios meses recibí las dos cartas que ustedes escribieron a Pedro su amigo, para contarle de lo que su grupo ha venido haciendo como colectivo de hombres en Cartagena, a veces en una esquina y en otras en un salón en el que siempre hay una silla –afortunadamente rosada, diría yo- vacía para quien quiera llegar…
Pues buen hoy quiero sentarme en esa silla, a nombre de otro grupo de hombres, para contarles una historia similar a la de ustedes, una historia que nos hermana.
Resulta que por allá en 1996, quien firma esta carta (Javieromar) y José Manuel, compañero de trabajo, cuando adelantábamos actividades con grupos de jóvenes colegiales de ambos sexos, fuimos encontrando la necesidad de empezar a reflexionar sobre nuestras construcciones masculinas, una vez que como adultos, empezamos a ser confidentes de historias de mucho dolor reprimido, sobre todo en los muchachos. Fuimos conociendo –y confirmando- que en las almas y en los cuerpos nos han quedado a los hombres las huellas de hombrías hechas a palazos y a golpes y las cicatrices de padres ausentes, silenciosos, violentos, estreñidos emocionales para el afecto (no para las demostraciones de ira y de maltrato). Y fuimos sintiéndonos desde nuestras experiencias, cercanos a esas historias de deshumanización que los hombres llevamos en la mirada y en la piel.
Entonces los 15 que éramos, empezamos trabajando talleres vivenciales en torno a estas historias.
Talleres para hablar –y llorar- sobre el padre, para reconocer en el cuerpo las armaduras del machismo, para narrar las infancias y adolescencias con sus pruebas de hombría, para contar las iniciaciones sexuales y las frustraciones amorosas, y también para hablar de experiencias gratas, de nuestros juegos callejeros, de los amigos de la esquina, de aquellos amoríos que nos hicieron escribir poemas, de nuestros amores presentes. De estas historias chéveres también hablábamos, pero…. tenían más fuerza las otras porque conllevaban demasiado peso muerto en las almas. Talleres también para aprender a abrazar. ¡¡¡Aprender a abrazar!!!!
En ese entonces José Manuel y yo y Carlos Iván, un amigo que se integró por esos días, asistíamos a talleres de biodanza y de allí nos fuimos nutriendo para el trabajo con nuestro grupo que por cierto, fue mixto hasta cuando las chicas vieron que era mejor que los hombres tuviéramos nuestro espacio propio.
Recuerdo que para ellas fue muy raro lo de los talleres en los que aprendíamos a abrazarnos. (Hasta risa les daba, al fin y al cabo las mujeres se abrazan tan cálidamente que les parece extraño, muy extraño, nuestros modales afectuosos….). También sintieron ellas que a veces limitaban la expresividad de algunos de los muchachos cuando necesitaban llorar y les daba pena hacerlo delante de las compañeras (más si estaban en trance de noviazgo). Bueno, la cosa es que como unos 10 meses después, el grupo sólo era de hombres y desde entonces lo fuimos hasta inicios del 2006, pero ya les contaré más adelante.
Entonces empezamos a llamarnos COLECTIVO DE HOMBRES Y MASCULINIDADES, pero sólo en el 2003 resolvimos sacar personería jurídica para poder ejecutar proyectos, porque por varios lados nos los iban solicitando.
Después fueron llegando otros amigos y decidimos tener un taller que vimos como de iniciación en los caminos de nuevas masculinidades. Nos fuimos para una finca en tierra caliente y realizamos un rito de mucho contenido simbólico para nosotros en ese momento (y todavía lo recordamos). Luego de una sesión de activación física y danza corporal, el grupo desnudo nos reunimos en círculo cerrado y con sonidos guturales y un baile rítmico y “primitivo”, convocamos a nuestras fuerzas masculinas internas, como un ejercicio de conexión con aquellos primeros hombres que nos antecedieron en la historia. Luego de una danza ritual pasamos a pintarnos los cuerpos y a volver a danzar, para terminar untándonos barro como ejemplo del “barro cultural” (corazas) que hemos ido incorporando los hombres a nuestra condición humana. Luego nos bañamos como actividad de purificación y solidaridad (nos ayudábamos a quitarnos la pintura y el barro seco), sintiendo que hacíamos de esta manera, un ejercicio sencillo para mostrar una de las rutas hacia mejores maneras de ser hombres. Cerramos con un abrazo general que todavía llevamos
en las manos.

Esta experiencia fundante de nuestro colectivo, y las maneras de trabajar que fuimos implementando, se han constituido en la fortaleza metodológica de nuestras actividades y proyectos. Hemos ido armonizando el trabajo teórico, con el vivencial. Los resultados nos han ido mostrando que es un buen camino.
Desde entonces hemos realizado varios proyectos en Bogotá, y hemos hecho talleres y conferencias en otras partes del país. En Cartagena, y específicamente en Funsarep, estuve en el 2001 en una charla con un grupo internacional de CELADEC.
Uno de esos proyectos lo trabajamos con habitantes adultos de la calle y fue bastante interesante. Cinco compañeros estuvimos durante tres años vinculados en uno de los programas para esta población, y allí introdujimos la perspectiva masculina. Antes en el año 2000, habíamos realizado un Encuentro Distrital
de Hombres, al que por mitades, llegaron hombres y mujeres. Un año después tuvimos oportunidad de trabajar unos “conversatorios con hombres” en todas las localidades de la ciudad. Esto lo estuvimos combinando con pequeños proyectos en escuelas y colegios, en los que trabajábamos una propuesta de fortalecimiento emocional con perspectiva relacional de géneros.
Ahora, durante 2006, venimos realizando tertulias mensuales a las que llegan hombres y mujeres.
Últimamente ha habido mucho interés de parte de éstas para participar en algunas de nuestras actividades.
La experiencia ha sido muy valiosa. Hemos tenido posibilidad, por ejemplo, de debatir desde la mirada de las mujeres, el desempeño sexual de los hombres… ¡No siempre hemos salido bien librados! Esto nos ha permitido bajarnos de la nube en la que nos alimentamos de nuestras propias fantasías…
En el mes de junio tuvimos un taller de pintura corporal. Mujeres y hombres desde los colores, nos acercamos preguntándonos por nuestras identidades de género. Poco antes habíamos dirigido un campamento con 120 jóvenes de todo el país en el que durante casi 4 días, trabajamos el tema de género y sexualidad, a partir de actividades vivenciales, entre ellas la de pintura corporal que ha resultado ser una
experiencia muy interesante. Otros tres campamentos similares realizamos durante el 06, con jóvenes de la Campaña del Lazo Blanco de Lucha contra la Violencia a las Mujeres, campaña que nuestro Colectivo viene dirigiendo en la capital. También hemos acompañado reflexiones en la iglesia menonita de Bogotá y del eje cafetero, a otro grupo de hombres con formación bíblica y teológica convocado por el CEDEBI.
Al finalizar el año iniciamos un proyecto de masculinidad/paternidad con hombres (y sus familias) desmovilizados del conflicto armado.
Así como ven, han sido diez años en los que a pulso, con paciencia y muchas ganas, hemos ido posicionando la idea de que es absolutamente necesario trabajar por nuevas masculinidades, si es que queremos un mundo mejor.
No han faltado las bromas de mala fe o los señalamiento de que “eso es cosa de maricas”, o de que somos ilusos “porque el patriarcado no lo tumba nadie”, y cosas por el estilo. Las entidades del Estado no han creído importante trabajar lo masculino, ya que consideran que trabajando enfoque de mujer en los
proyectos, es suficiente. En fin, estamos jugando a cada rato con malos y buenos entendidos.
¡Pero ahí seguimos! Seguimos porque los hombres que hemos estado en este proceso hemos ido ganando mucho para nuestra vida y la de las personas cercanas. Hemos ganado en paternidad y en las relaciones de pareja, hemos aprendido a querernos mucho, hemos podido acompañar amorosamente decisiones respecto
a matrimonios, nacimiento de hijos o hijas, decisiones sobre orientaciones sexuales; nos hemos apoyado en momentos de crisis personales, hemos buscado trabajo juntos, hemos ido compartiendo nuestros cambios y nuestros miedos. Hemos ganado en humanización.
Así amigos que gracias por dejarnos ocupar durante un momento, esa silla que ustedes dejan disponible en sus reuniones. Gracias por escuchar esta otra historia de hombres que como ustedes, estamos bregando por ser más humanos.
(Hoy 25 febrero/07 me alegré mucho al ver resultados de su trabajo en una feria de jóvenes en la U de la Salle.)
Con un abrazo para todos ustedes,
JAVIEROMAR
javieroruiz@hotmail.com

Fuente: http://www.masculinidadescolombia.com/

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