Mentir esporádicamente es humano. Pero ocultar o distorsionar la realidad en forma recurrente evidencia un serio trastorno de personalidad. Empiezan a mentir conscientemente pero, al escucharse, ellos mismos creen su mentira. Entran en estado hipnoide.
Carmen González,Opina.21
c.gonzalez@ceprovi.org
Estos no pueden dominar el impulso de variar la realidad. Son expertos en utilizar elementos o conceptos de la realidad para presentar mejor sus mentiras.
“Hay formas de supervivencia que incluyen la mentira, por ejemplo, en medios hostiles. Pero los mitómanos no mienten para sobrevivir sino que es una condición de su existencia. Lo hacen en situaciones difíciles pero, también, en situaciones que no valen la pena”.*
La mitomanía se presenta en diversos cuadros clínicos, dependiendo de su estructura de personalidad: desde los inseguros –que necesitan ocultar sus debilidades– hasta los psicópatas –que todo lo que hacen o dicen es para beneficiarse–. Sin moral o ética.
El mentiroso común tiene algunos elementos visibles, como movimientos del cuerpo, gestos o tics –como rascarse la nariz, tocarse la barbilla o pasarse la mano por el pelo–. El mentiroso patológico controla todo esto y logra que su mensaje no suene diferente a cuando expresa algo real o verdadero. “Son artistas de la mentira”.*
¿Y los políticos?
Fuente: perù21