Publicado el : 4 de marzo 2012 – 12:00 de la mañana | Por Belinda van Steijn (Foto: Flickr/sunspot68)

Una vez más Holanda se ve confrontada con un nuevo caso de pedofilia. Esta semana, un hombre de 60 años de la localidad zelandesa de Westkapelle, confesó haber abusado sexualmente a unos 100 niños. El hombre fue detenido en septiembre del año pasado después de recibirse dos denuncias. Lo extraño es que todo el pueblo sabía que el hombre abusaba de los niños, pero nadie dijo nada.

La localidad zelandesa de Westkapelle es un pueblo conservador cristiano de unos 2.700 habitantes en el sur de Holanda. “Joostie”, de 60 años, pudo cometer sus delitos durante décadas. En la liberal Holanda, donde todo el mundo habla acerca de todo, todos callaron. Hasta que dos niños presentaron una denuncia. La Justicia parte de la base de que hay muchas víctimas más. Se trataría de todas las formas de abuso, excepto penetración.

Invitaciones
En el pueblo todos sabían que Joost invitaba a niños a una coca cola, una cerveza o les daba dinero a cambio de favores sexuales. Todos advirtieron a sus propios niños sobre el individuo. “Aquí no se le prestaba demasiada atención”. La declaración de la habitante de Westkapelle Marleen Man in ’t Veld, es la opinión generalizada en el pueblo. Todo el mundo sabía. “Fue cubierto con un manto de silencio. No se le prestaba mucha atención.” Un hombre mayor lo formula de otra manera: “La situación duró tanto tiempo. Él no violó. No como Robert M. en Ámsterdam. Ese era mucho peor.” Y todo a pesar que el pueblo sabía que Joost había pasado dos meses en la cárcel y había recibido terapia por abusos deshonestos.

Las madres en la calle conocen la historia. “Los manoseos y el soborno de los niños con dulces, dinero o bebidas. A los adolescentes invitarlos con cerveza. Ocurre desde hace veinticinco o treinta años, si no más”, dice una de ellas. Otra mujer afirma: “Tú advertías a los niños. ¿Vas a ir con Joost? ¡No lo hagas!” Aún así las mujeres están sorprendidas de que haya tantos niños afectados. Una mujer lo atribuye a la vergüenza, otra al miedo al entorno ya que se trata de una sociedad tan cerrada. Otra mujer piensa que los padres estaban temerosos de ser señalados con el dedo en caso que su hijo hubiera sido abusado.

“Lo solucionamos nosotros mismos”
Una mujer los formula de otra manera: “Lo solucionaron ellos mismos. Cuando ocurría, un padre iba a verlo y le decía: no te metas con mi hijo o te corto el pescuezo. Y después Josst lo dejaba. Eso lo hicieron muchos.”

Al parecer, los habitantes querían lavar la ropa sucia en casa. Según el alcalde Rob van der Zwaag, el guardar silencio no tiene tanta relación con la condición cristiana del lugar, sino con la idiosincrasia del pueblo. “La cohesión social es grande”, señaló en el programa de actualidades holandés Nieuwsuur. “La cohesión social tiene puntos fuertes pero en este caso sus efectos son negativos.” A pesar de todo, el edil niega que en el pueblo si haya “mirado para otro lado”. La gente se advirtió mutuamente acerca del hombre.

25 habitantes del pueblo se presentaron a una reunión confidencial de información esta semana. Durante la junta se trató especialmente de la imagen del pueblo. Wim Boogaard: “No es que no hayamos hecho nada. Nunca fuimos testigos de nada. No podíamos probar nada. Advertimos a nuestros niños. Yo también fui advertido en un momento dado.” En la reunión en el pueblo se encontraba una víctima de los años 60 que presentó una declaración impactante, según el alcalde Van der Zwaag. Para el proceso no tiene efecto. El caso ha prescrito.

El Servicio de Salud Mental abrió una línea telefónica para las víctimas. Hasta ahora solamente ha habido unas pocas reacciones. Según una portavoz: “En general la gente busca soluciones por sí misma. Prefieren no buscar ayuda.” El juicio contra el hombre de 6

0 años comenzará el 10 de abril.

Fuente: radio nederland

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