Disfrutaste de una deliciosa cena con frutos de mar e ingeriste un postre a base de fresas y chocolate. Acompañaste la romántica ocasión con un poco de cava. Al final de la velada, pasaste una noche fenomenal con tu pareja.
La influencia de ciertos alimentos en la vida sexual de las personas los convierte en productos afrodisiacos, aunque, como indican los expertos, sus propiedades no están científicamente comprobadas.
José Luis Beiztegui, Vicepresidente de la Asociación Española de Profesionales de la Sexología, sostiene que los afrodisíacos son sustancias naturales cuyos usuarios creen que tienen la propiedad de aumentar la libido. “De alguna manera excitan o erotizan el cerebro y los hacen más sensibles a toda estimulación erótica”, indica.
El factor cultural
Por países o por regiones algunas personas le tienen más ‘fe’ a determinado producto que a otro. Beiztegui se refiere a una cierta sensibilidad cultural sobre el tema.
“Cada cultura considera determinados alimentos y frutas propios de su país como afrodisiacos”, a pesar de que no existe evidencia científica sobre sus propiedades.
Así tenemos que en Asia, el Ginkgo Biloba, la Aleta de tiburón, el Ginseng, la soja, los ajos y mariscos; en las Américas, el chocolate, el muérdago, el aguacate y una serie de hierbas y raíces; en Europa, las peras, las manzanas, las frambuesas, las fresas y los mariscos; en Medio Oriente, las cebollas, los ajos, los dátiles, el clavo, la canela, el higo y la menta; en África, algunas raíces y la jalea, en Australia y Oceanía los huevos y el abrojo, entre otros, tienen su ‘reputación’ entre los buscadores del placer sexual.
Todo está en la mente
Cuando uno ingiere los llamados “afrodisíacos”, señala Beiztegui, se activa una serie de hormonas y se sueltan diversas sustancias bioquímicas que ejercen influencia en el sistema nervioso. “El cerebro se erotiza y es más sensible a cualquier estimulación, pero no necesariamente debido al producto ingerido en sí, sino a otros factores”.
Beiztegui confirma que los afrodisíacos tienen un efecto placebo. Más allá de la cuestión fisiológica y nerviosa, las condiciones emocionales y psicológicas son las que, según el sexólogo, hacen propicia o no la aparición del deseo sexual, de tal modo que “la gente al ingerirlos se sugestiona y tiene el convencimiento de que sí funcionan”.
Un poco de historia
Existe toda una mitología sobre el origen de los afrodisíacos, desde la procedencia del nombre, referido a la Diosa griega del amor Afrodita, símbolo de la sensualidad y el placer, hasta las menciones en el Génesis del Antiguo Testamento de la religión católica, en cuyo episodio 30, Raquel recomienda a Lia comer mandrágoras, una especie de tubérculo, para poder atraer al patriarca Jacobo a su lecho.
Menciones parecidas sobre los poderes de algunos alimentos en la mejora de la libido y las relaciones sexuales se repiten a lo largo de la historia y en lo extenso de las diversas regiones del mundo. En la cultura hindú, entre los 7 grandes temas y recomendaciones del Kamasutra para llevar una satisfactoria vida sexual se hace mención especial a una alimentación sana para favorecer el placer erótico.
Desde el descubrimiento del nuevo mundo, y desde un punto de vista occidental, según indica Beiztegui, especialmente los alimentos y especias provenientes de territorios lejanos han sido tradicionalmente considerados exóticos. A estos, en muchos casos, se les ha atribuido poderes especiales. Y no es casual que en España por ejemplo, la canela (proveniente de Medio Oriente) y el chocolate (originario de las Américas) lideren, según la creencia popular, la lista de productos con poderes afrodisíacos.
Los “afrodisíacos” más famosos
La lista de alimentos a los que se les atribuye poderes afrodisíacos es muy extensa. Es tan grande y diversa como lo son las regiones y culturas del mundo. Sin ningún orden de importancia, Beiztegui menciona, entre los más populares, los pescados y mariscos como la carpa, el caviar, el bucino o caracol marino. También especias como la canela, la nuez, el clavo y el azafrán.
El sexólogo, sin embargo, es enfático al señalar que ningún alimento es más efectivo que el otro. Si bien el chocolate y el guaraná también ocupan un lugar especial en una dieta favorecedora de relaciones placenteras, “no existe evidencia científica de que estos productos tengan algún efecto. Mucho menos que uno sea mejor que el otro”.
En lejano oriente y el llamado nuevo mundo, la lista va aún más allá. Desde flores y frutos cuya forma se asemeja a los órganos sexuales; raíces con altos poderes vitamínicos como el ginseng y la maca; hasta huevos y extractos de órganos de animales considerados “viriles”, como las lagartijas o los cuernos de rinoceronte, los llamados productos “afrodisíacos” vienen en todas formas y para todos los gustos.
Según Beiztegui, al igual que otros productos de su tipo, el Viagra es un fármaco que activa los circuitos neurofisiológicos de la erección de forma artificial, lo que no necesariamente garantiza el éxito del acto sexual.
El amor y el placer
Beiztegui tampoco descarta los efectos que algunas raíces o hierbas puedan tener en el cerebro. Sin embargo, no los considera único insumo para la consecución de una relación sexual sana y placentera.
“Lo que debería preocuparnos más es hacer que las relaciones de pareja fueran mucho más vivaces, mucho más intensas. Habría que erotizar más la cotidianeidad de nuestras vidas”.
Para eso podemos recurrir a las fantasías sexuales, a las fantasías eróticas, a la imaginación que nos ayuda a no perder el deseo sexual y a la alimentación del deseo erótico dentro de la vida de pareja “o dentro de otro tipo de parámetros que no tengan necesariamente que ver con la pareja, esto depende de cada caso personal”.
Si los afrodisíacos fueran efectivos y eficaces, todo el mundo podría utilizarlos, concluye Beiztegui. Pero, como todo producto alimenticio o medicamento, no debieran, en principio, ingerirse en grandes cantidades. Después de todo, nada en exceso es bueno.
Fuente: Radio Nederland