Creo que el Señor Tudela de mala fe, èl solo responde a la lealtad del RVDO Cipriani al dictador Fujimori.
Si a la autonomìa y no a la injerencia de la mente fariseica de Cipriani.

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El Dr. Pablo Quintanilla le responde a Francisco Tudela

Domingo, 04 de septiembre del 2011

|El ex canciller Francisco Tudela ha dicho en un programa de televisión que, cuando era estudiante en la PUCP, se hacía leer a los alumnos el libro Teología de la liberación, del P. Gustavo Gutiérrez, que está “condenado por el Vaticano”.

El señor Tudela debería saber que el libro en cuestión no está ni ha estado nunca condenado por el Vaticano. La práctica inquisitorial de prohibir la lectura de libros fue mantenida por la Iglesia medieval, mediante el Index de libros que no debían ser leídos bajo pena de excomunión, hasta 1966, en que fue eliminado definitivamente por Pablo VI. Quizá a Tudela le agrade la idea de volver a prohibir la lectura de libros, pero esa ya no es, felizmente, una práctica de la Iglesia ni de ninguna otra institución democrática y civilizada, excepto de algunos sectores ultramontanos que aún persisten, y que sostienen la curiosa idea de que la mejor manera de evitar que las personas yerren es impidiéndoseles que se enteren de lo que los demás piensan.

La afirmación de Tudela es, por tanto, o un error producto de la ignorancia o una mentira deliberada. Si es lo primero, resulta penoso que se injurie de esa manera a una universidad prestigiosa y a un teólogo y sacerdote católico en actividad. Pero es más deplorable aún que se agravie a la Iglesia Católica, como si ésta fuera una institución que persigue a la cultura. Si es una mentira deliberada, Tudela actúa de mala fe en nombre de la fe católica, lo que es una maldad digna del gobierno al cual él sirvió durante casi una década.

Los libros del P. Gutiérrez nunca fueron condenados. Lo que hubo es un largo y enriquecedor diálogo entre la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, la Comisión Episcopal de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Peruana y el P. Gutiérrez. Este diálogo, que, como todos los diálogos, sirve para aprender de los demás y buscar la verdad, tuvo como objetivo aclarar algunas de las ideas del P. Gutiérrez que pudieran ser malinterpretadas. La Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede consideró que toda posible mala interpretación quedaba eliminada, cuando el P. Gutiérrez publicó su artículo “La koinonía eclesial”, (ANGELICUM, 81, 4, Roma: 2004). El 1º de septiembre de 2006, el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos, emitió un comunicado señalando que el artículo del P. Gutiérrez debería ser más extensamente conocido por los “hermanos en el Episcopado, en el Sacerdocio, en la vida consagrada y los fieles de la Iglesia del Perú”, publicándose así cinco mil ejemplares del artículo, que fueron distribuidos entre los obispos, las diócesis y las congregaciones religiosas del Perú.

El actual Papa, Benedicto XVI, es doctor honoris causa de la PUCP desde 1986, es amigo personal del P. Gutiérrez y, además, ha expresado públicamente el valor que encuentra en sus libros. Sobre todo para una región del mundo, como Latinoamérica, en que la religión y la teología deben ser instrumentos de liberación del pecado y de la miseria, y no formas de dominación o manipulación de la opinión pública, las obras del P. Gutiérrez son de particular importancia para acercar la Iglesia a la gente.

En la PUCP es obligatorio para todos los alumnos llevar por lo menos un curso de Teología. En éstos se lee y se discute, de manera académica, argumentativa y racional, todas las vertientes de la teología católica, incluida la teología de la liberación. Es desafortunado que, quien fue canciller de la República, se escandalice porque en una universidad se lea y se discuta libros. Si no lo sabe el señor Tudela, eso es lo que se hace en las universidades. Lo que debería escandalizarnos es que los alumnos no los lean. La única manera de saber si un libro sostiene tesis equivocadas o no es leyéndolo, otra cosa es puro prejuicio e ignorancia. A los alumnos hay que enseñarles a formarse sus propias opiniones, mediante el análisis de argumentos y razones, en vez de aceptar sumisamente lo que algún iluminado ha establecido. Sin embargo, hay quienes temen que las universidades formen seres humanos críticos, pues la gente es más fácil de manipular mientras menos educada es. Para algunos intereses políticos y económicos, las universidades que investigan y cuestionan son un problema que debe ser eliminado. En el fondo, eso es lo que está detrás de todo.

En todo caso, la idea que el señor Tudela tiene de la Iglesia y de la Universidad se ha quedado en la época de cuando se quemaba libros porque sostenían tesis que a uno no le gustaban. Esas universidades casi ya no existen, y la Iglesia ya no es la Inquisición, aunque a muchos todavía les gustaría que lo fuese. Esa gente está alejando a la personas de Dios, en nombre de la Iglesia, y eso no es poca cosa.

Por Pablo Quintanilla
Profesor principal del Departamento de Filosofía y Decano de EEGGLL

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El señor Tudela debería saber que el libro en cuestión no está ni ha estado nunca condenado por el Vaticano. La práctica inquisitorial de prohibir la lectura de libros fue mantenida por la Iglesia medieval, mediante el Index de libros que no debían ser leídos bajo pena de excomunión, hasta 1966, en que fue eliminado definitivamente por Pablo VI. Quizá a Tudela le agrade la idea de volver a prohibir la lectura de libros, pero esa ya no es, felizmente, una práctica de la Iglesia ni de ninguna otra institución democrática y civilizada, excepto de algunos sectores ultramontanos que aún persisten, y que sostienen la curiosa idea de que la mejor manera de evitar que las personas yerren es impidiéndoseles que se enteren de lo que los demás piensan.

La afirmación de Tudela es, por tanto, o un error producto de la ignorancia o una mentira deliberada. Si es lo primero, resulta penoso que se injurie de esa manera a una universidad prestigiosa y a un teólogo y sacerdote católico en actividad. Pero es más deplorable aún que se agravie a la Iglesia Católica, como si ésta fuera una institución que persigue a la cultura. Si es una mentira deliberada, Tudela actúa de mala fe en nombre de la fe católica, lo que es una maldad digna del gobierno al cual él sirvió durante casi una década.

Los libros del P. Gutiérrez nunca fueron condenados. Lo que hubo es un largo y enriquecedor diálogo entre la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede, la Comisión Episcopal de la Doctrina de la Fe de la Conferencia Episcopal Peruana y el P. Gutiérrez. Este diálogo, que, como todos los diálogos, sirve para aprender de los demás y buscar la verdad, tuvo como objetivo aclarar algunas de las ideas del P. Gutiérrez que pudieran ser malinterpretadas. La Congregación para la Doctrina de la Fe de la Santa Sede consideró que toda posible mala interpretación quedaba eliminada, cuando el P. Gutiérrez publicó su artículo “La koinonía eclesial”, (ANGELICUM, 81, 4, Roma: 2004). El 1º de septiembre de 2006, el Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Mons. Miguel Cabrejos, emitió un comunicado señalando que el artículo del P. Gutiérrez debería ser más extensamente conocido por los “hermanos en el Episcopado, en el Sacerdocio, en la vida consagrada y los fieles de la Iglesia del Perú”, publicándose así cinco mil ejemplares del artículo, que fueron distribuidos entre los obispos, las diócesis y las congregaciones religiosas del Perú.

El actual Papa, Benedicto XVI, es doctor honoris causa de la PUCP desde 1986, es amigo personal del P. Gutiérrez y, además, ha expresado públicamente el valor que encuentra en sus libros. Sobre todo para una región del mundo, como Latinoamérica, en que la religión y la teología deben ser instrumentos de liberación del pecado y de la miseria, y no formas de dominación o manipulación de la opinión pública, las obras del P. Gutiérrez son de particular importancia para acercar la Iglesia a la gente.

En la PUCP es obligatorio para todos los alumnos llevar por lo menos un curso de Teología. En éstos se lee y se discute, de manera académica, argumentativa y racional, todas las vertientes de la teología católica, incluida la teología de la liberación. Es desafortunado que, quien fue canciller de la República, se escandalice porque en una universidad se lea y se discuta libros. Si no lo sabe el señor Tudela, eso es lo que se hace en las universidades. Lo que debería escandalizarnos es que los alumnos no los lean. La única manera de saber si un libro sostiene tesis equivocadas o no es leyéndolo, otra cosa es puro prejuicio e ignorancia. A los alumnos hay que enseñarles a formarse sus propias opiniones, mediante el análisis de argumentos y razones, en vez de aceptar sumisamente lo que algún iluminado ha establecido. Sin embargo, hay quienes temen que las universidades formen seres humanos críticos, pues la gente es más fácil de manipular mientras menos educada es. Para algunos intereses políticos y económicos, las universidades que investigan y cuestionan son un problema que debe ser eliminado. En el fondo, eso es lo que está detrás de todo.

En todo caso, la idea que el señor Tudela tiene de la Iglesia y de la Universidad se ha quedado en la época de cuando se quemaba libros porque sostenían tesis que a uno no le gustaban. Esas universidades casi ya no existen, y la Iglesia ya no es la Inquisición, aunque a muchos todavía les gustaría que lo fuese. Esa gente está alejando a la personas de Dios, en nombre de la Iglesia, y eso no es poca cosa.

Por Pablo Quintanilla
Profesor principal del Departamento de Filosofía y Decano de EEGGLL

Fuente: http://www.pucp.edu.pe/puntoedu/index.php?option=com_content&task=view&id=5440

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