“Soy feliz cuando peleo en mi país, me siento bendecida de estar acá y de gozar el Perú”, nos dice nuestra campeona mundial de box.

“Los hombres de otros países son fríos; los peruanos, calientes”, dice Kina. (Difusión)
Por Gonzalo Pajares

“Mi padre me enseñó a ser deportista y a ser disciplinada. Además tenía un buen genio y una actitud bastante relajada para con el estrés. Era un ejemplo de persona, era bien carismático, bien buena onda”, me dice Kina Malpartida.

¿Y qué te dio tu mamá?
Esa parte un poco más artística, el ser suelta, el no tenerle miedo a las cámaras. También me enseñó a buscar y apreciar la calidad, a ser una profesional, porque ella, en su carrera, lo fue (su madre Susy Dyson, fue modelo, quizá la única peruana que desfiló en las pasarelas de París). Mi madre es una persona con mucho mundo y con mucha sensibilidad: actuaba, cantaba. Siento que el carisma, la ‘buena fachada’ y la valentía lo he heredado de ella.

Tengo la impresión que en personalidad estás más cerca de tu papá que de tu mamá…
Así es. Él era querido por todo tipo de gente, generoso y muy atento con los necesitados. Tenía una juguería, y un día salí temprano del colegio y me encontré con más de cien niños en el lugar. Eran niños de un pueblo joven a quienes había traído para darles pollo a la brasa y jugos… y lo hacía siempre. Me quedé impresionada, pues él hacía cosas buenas y no las contaba, no se vanagloriaba de ellas.

Te ganas la vida desde joven, ¿no?
Mi padre murió cuando yo tenía 15 años. A los 16, mi madre me dijo que ya era grande y que debía independizarme, hacer mi vida. Es que ella es inglesa, y los europeos se independizan rápido. Además, se quedó sin recursos. Por eso me fui a Australia, donde tenía un tío. Mi madre me ayudó a llegar allá pero yo tenía que mantenerme. Si bien mi familia es acomodada, yo nada he tenido que ver con ellos. Además, estaba fuera del país y no tenía contacto con nadie, no tenía a nadie que me ayude, solita me las he buscado y en los dos países donde he vivido he logrado la residencia: me acaban de regalar la residencia americana. Siempre me he portado bien pues mi objetivo siempre fue salir adelante…

Has tenido trabajos duros, ¿no?
Durante siete años trabajé en restaurantes, haciendo de todo: lavaplatos, mesera, cocinera, asistente de gerente; he limpiado cuarto de hoteles, máquinas en gimnasios; pero la chamba que más dinero me dio fue la limpieza de yates: con lo ganado allí hice dinero para mudarme a EE.UU.

¿Alguna vez dijiste “me regreso”?
No, porque acá yo no tenía nada. Primero, mi mamá ya no vivía en Lima; segundo, aquí nadie iba a mantenerme; tercero, yo no necesitaba que nadie me malcríe, ni mi familia.

Pero seguiste una carrera, ¿no?
En Australia estudié, gracias a un tío, Administración de Restaurantes y Catering y Cocina Comercial. Fui buena alumna, y siempre trabajaba.

¿Cocinas mejor que Gastón?
(Ríe). No, él me gana. Yo puedo cocinar de todo: ponme en una cocina y me verás moverme muy rápido, recuerda, he estado en esta industria durante unos siete años. Me encanta comer rico, pero solo como lo que necesito. Me encantan las cocinas china, tailandesa, japonesa, italiana, mexicana, peruana… uy, de todo.

Siento que, en el deporte, estás predispuesta a hacer bien todo…
Nací para ser deportista. En todos los deportes que he practicado he sido, sino la mejor, una de las mejores: cuando hacía karate hasta me quisieron llevar a EE.UU.; en tabla llegué a ser competidora mundial; en fútbol querían becarme para que jugase por varias universidades… y todo gracias a los genes de mi papá.

Y haciendo todo bien, ¿por qué terminaste en el box?
La tabla se había convertido en un vacilón, pero cuando me puse por primera vez los guantes sentí que con el box la iba a hacer. Cuando busqué un entrenador, algo me decía que iba a ser campeona mundial… y también me lo dijo el primer entrenador que tuve en Australia, donde vivía entonces.

Cuando veo que te golpean me siento mal: tu belleza no debería ser maltratada…
(Ríe). Gracias. Sí, pues, esa es la cosa. Pero para eso me preparo lo mejor posible. Es inevitable que te caigan golpes, pero el daño físico no es tan grande si te preparas bien: la cara puede terminar ‘machete’ pero eso se va una semana después…

Pero también sabes ser femenina, ¿no es cierto?
Soy femenina 100%, incluso cuando peleo: soy una mujer total. Me gustan los hombres, soy 100% heterosexual. ¿Romántica? Claro, lo soy. Puedo ser tierna, darle un masaje a mi pareja.

¿Lo haces ahora?
Ahorita no tengo pareja, pero las oportunidades están abiertas…

¿Solo sales con chicos guapos y deportistas?
No soy nada exigente. En verdad, prefiero la buena química y que las cosas fluyan. Si sucede algo bacán con alguien, si hay alguna conexión especial, que fluya.

¿Son machistas los peruanos?
Alucina, me gusta el hombre peruano más que cualquier otro, porque con él siento mis raíces, me entiende más y tengo más cosas en común. Los hombres de otros países son fríos; los peruanos, mucho más calientes. Sexo sin romanticismo no es la voz, hay que saber más de la mujer.

Alguien me dijo que solo te quedan tres o cuatro peleas…
Acá no hay expertos en box. Yo, si quiero, puedo hacer 30 peleas. Ya, 20. No tuve una carrera amateur y no estoy desgastada. Solo tengo 15 peleas profesionales y cada día peleo mejor.

Fuente: Perú21 (más…)